El Oscar a la Mejor Banda Sonora sigue sin definirse

 



De cara a predecir los Oscars técnicos este año hay
que apuntar que, al igual que en las categorías principales, no sabemos muy
bien si los estrenos que faltan serán suficientes para mantener un buen nivel o
la Academia
bajará el listón con sus candidaturas. Recuerdo que en el edición del 2000, la Academia tuvo que buscar
en los estrenos de verano (Gladiador) para poder rellenar las papeletas.
Curiosamente, es vox populi que el 2008 no ha sido un buen año para las bandas
sonoras. En las fechas en las que estamos no tenemos un Expiación, ni un El
Paciente Inglés
. Prácticamente no tenemos nada. Confiamos en que ciertos
compositores se hayan reservado su talento para los estrenos de finales de año
pero éstos no son muchos. Veamos cuales han sido las partituras más destacadas
y cuáles están por llegar.

 En primer lugar, quiero destacar la que es de momento
la mejor partitura hasta el momento para el que escribe. Horton, de la que ya realicé una crítica,
nos descubre un John Powell muy divertido para una película que tampoco lo es
tanto. Este compositor hace gala de su condición de pluriempleado (también ha
compuesto Hancock y Jumper con mayor y menor acierto). Pero eso no es todo, la
nueva era Disney empieza este mes con Bolt cuya música ha firmado Powell y de
la que esperamos un buen trabajo aunque por el perfil del compositor y de la
película no vemos que pueda entrar finalmente en la terna de nominadas.

 El 2008 también ha sido sin duda el año de Danny Elfman. Ya era
hora. El pelirrojo se ha puesto las pilas y nos ha regalado buenas
composiciones aunque sin llegar de lejos a besar las mieles del éxito de su
música de los 90. Hellboy II: El Ejército Dorado, Wanted y Standard Operating
Procedures
son tres ejemplos distintos que demuestran que Elfman tiene todavía talento.
Confiamos en que la exitosa canción The Little Things compita al Oscar a la Mejor Canción pero sobre todo
esperamos que Milk, el biopic del político americano, y que seguramente
competirá fuerte en los Oscar, le dé la oportunidad de llevarse la estatuilla.
De momento, quienes han visto la película han destacado su excelente partitura.
Ojalá así sea.

 También ha sido el año de los regresos. Thomas Newman
(Wall-E), Rachel Portman (La
Duquesa
) y sobre todo, John Williams (Indiana Jones y la Calavera de Cristal) han
regresado para musicar películas de gran derroche visual. Ninguno de ellos ha
conseguido el sobresaliente, han cumplido pero sólo eso. Desde aquí, destacamos
sobre todo la vuelta del gran maestro de la música de cine. Si bien la nueva
entrega de Indiana Jones no precisaba ni necesitaba de un score distinto al
original hubiéramos preferido una vuelta de tuerca a los nuevos temas que se
incluyen. La excesiva inclusión de material anterior puede provocar su
descalificación de cara al Oscar. Aunque por el contrario, sería sin duda un
bonito homenaje a John Williams por una saga que es ya más que querida por el
cinéfilo.

 Clint Eastwood también ha regresado este año y por
partida doble (El Intercambio y Gran Torino). Su música es objeto de demasiadas críticas por instrusismo. Para
cada película suele componer un tema central que versiona y completa con otras
sonoridades. La austeridad y la melancolía son el sello inconfundible de
Eastwood. No entiendo muy bien por qué sus composiciones suscitan tanto rencor
cuando hay que decir que en sus últimas películas funcionan más que bien
(destacaré sobre todo Banderas de
Nuestros Padres
y Cartas desde Iwo
Jima
). La banda sonora de El
Intercambio
contiene un par de temas preciosos que la verdad, para ser una
persona que no se dedica profesional y exclusivamente a la música de cine hay
que reconocerle talento y dedicación. No sé si un compositor profesional hubiera
conseguido el mismo efecto de desarraigo que logra Clint con su música en sus
propias películas.

 Polémicas aparte, si hay una banda sonora que se ha
vendido como churros este año es la del tándem Hans Zimmer/James Newton Howard
para El Caballero Oscuro. Si bien la música es bastante acertada para la
película realmente no aporta mucho de cara a la anterior entrega y se hace
difícil en la escucha aislada. El éxito del filme y el reconocimiento de sus
compositores puede auparla a estar nominada e incluso ganar pero confiamos en
un mayor criterio de la Academia. Por
último, cabría destacar el buen nivel que han mantenido las cintas de animación
en general. Ya hemos hablado de Horton y Wall-E pero Kung-Fu Panda (Hans Zimmer
y John Powell) e Igor (patrick Doyle) han más que aprobado sobre todo en lo que se
refiere a variedad y calidad melódica, aunque ninguna de ellas tiene una
consistencia necesaria para conseguir el sobresaliente.

 Entre las revelaciones, por destacar sólo a uno,
estamos de acuerdo en que Paul Cantelon ha recibido más de una buena crítica.
Sus dos scores para Las Hermanas Bolena y W. están repletas de melodías
muy bien trabajadas y contextualizadas al estilo de Dario Marianelli. Sin embargo, a
diferencia de este último no parece captar el alma que toda buena banda sonora
debe reflejar en el metraje. Componer preciosas melodías no es suficiente para
hacer buena música de cine

Entre aquellas bandas sonoras que 
todavía no han salido esperamos con impaciencia algunas de ellas. Quizás
la más esperada es Revolutionary Road,
la nueva colaboración de Thomas Newman con Sam Mendes y cuyos anteriores
resultados (American Beauty, Camino a la Perdición) han dado
lo mejor de Newman. El compositor español Alberto Iglesias (El Jardinero Fiel, Cometas en el Cielo)
lo tiene fácil para no defraudar en The
Reader
, la nueva película de Stephen Daldry, que le puede dar su tercera
nominación. Hans Zimmer, que lleva un año bastante prolífico, tiene bastantes
opciones con su partitura para la cinta de corte político Frost/Nixon
de la que ya hemos podido escuchar algunos de sus cortes. Podemos adelantar que es un buen score con un buen ritmo pero cuyas melodías se antojan parecidas al estilo de Thomas Newman.

Sin embargo, si hay un compositor que encadila a los aficionados
ese es Alexandre Desplat. Su mezcla de armonías de corte clásico con
percusiones modernas pueden subsanar el Oscar que horrorosamente perdió con La Reina
frente a los efectos de sonido de Santaolalla en Babel. El Curioso Caso de
Benjamín Button
, la nueva excentricidad al estilo Burton de David Fincher, promete ser la
película del año y si arrasa, podemos esperar una estatuilla para este
compositor francés. El multipremiado Howard Shore, famoso por su Trilogía de El Señor de los Anillos pero también por la introspección y el eclécticismo de sus partituras compite este año con Doubt. Por último, y por eliminación, queda hablar de David
Hisrchfelder, compositor de Australia, el nuevo show taquillero de Baz
Luhrmann. Si bien esta cinta puede arrasar en los premios técnicos no estamos tan
seguros de que lo haga en esta categoría. Pese a que Hirschfelder tiene ya dos
nominaciones (Shine y Elizabeth) es un músico con talento pero
con limitaciones lo que probablemente ofrezca un



trabajo cercano a lo correcto.