«Sabes silbar, ¿verdad, Steve?»

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La sensualidad hecha secuencia. Lauren Bacall provocaba a Humphrey Bogart y a los hombres de medio mundo en este inolvidable momento de Tener y no tener.

Era el debut de Bacall en el cine con sólo 19 años. Estaba claro que había llegado para quedarse. La película, uno de los grandes títulos de Howard Hawks, fue incomprensiblemente ignorada en los Oscar de aquel año: ni una nominación.