Oscatlón 2017: Mejor película del año

La competición por el Oscar a la mejor película parece decantada hace semanas por no decir meses a favor de La La Land, y aún así merece la pena prestar atención pormenorizada a una de las mejores selecciones de la cosecha cinematográfica que hemos tenido en varios años a la redonda. Desde alegoría de la crisis económica a cintas con trasfondo filosófica, obras de autor y feel good movies de primerísima división. Nueve cintas para todos los públicos que merecen el Oscar a la mejor de año.

La llegada (Arrival)

Producida por Shawn Levy, Dan Levine, Aaron Ryder y David Linde

Es una auténtica pena que Arrival haya coincidido en el calendario con la gran favorita de este año, La La Land. Una pena porque, sin duda, se ha visto eclipsada por el fenómeno y eso le privará de lo que habría sido un Oscar más que merecido. El octavo largo de Dennis Villeneuve es un tratado de principio a fin sobre la comunicación, el entendimiento entre distintas razas y especies, la tolerancia, la empatía, la libertad de decidir… Arrival es una auténtica lección de vida disfrazada de película de ciencia ficción cuando en realidad lo mismo da que los problemas de comunicación vengan dados por la aparición de equis naves en distintos puntos del plantea que por cualquier otra crisis a nivel global. La mano de Villeneuve se nota en cada escena, en cada plano. Cada película suya es distinta a la anterior, pero ninguna decepciona. Hoy en día, leer «dirigida por Dennis Villeneuve» en el cartel significa muchas cosas, y todas positivas. Que lo que se va a ver es distinto, con una atmósfera muy propia –asfixiante la mayor parte del tiempo– y con grandes preguntas como trasfondo. Viendo Arrival es imposible no salir del cine preguntándose qué habríamos hecho nosotros de estar en el lugar de Louise Banks, interpretada por una soberbia Amy Adams que, curiosa e injustamente, ha sido nominada en cinco ocasiones pero no en esta. M.J. Arias

Fences

Producida por Scott Rudin, Denzel Washington y Todd Black

La adaptación a la pantalla de este muy conocido drama de August Wilson, cuyo guión escribió él mismo antes de fallecer en 2005, es un proyecto largamente acariciado por su director y productor (aparte de estrella) Denzel Washington, que la acometió con pasión, elegancia y belleza. Y cierto es que esta historia sobre un ex-jugador de béisbol de mediana edad que trabaja de basurero y que nunca llegó a jugar en las ligas superiores a causa del racismo (o al menos es lo que él argumenta) le viene como anillo al dedo a él, que es un actor carismático, de indudable magnetismo y larga experiencia como para brillar y hacer brillar a su partenaire Viola Davis, que aquí no se queda corta. Su relación actoral tiene el peso y el fundamento del bagaje adquirido interpretando a esos mismos personajes en teatro, por la cual ambos recibieron sendas nominaciones en los Tony de 2010. Y sin duda es un placer verlos trabajar con la cercanía que proporciona la cámara, sin esa incómoda distancia entre la escena y el patio de butacas. Es precisamente el reparto de la obra uno de los puntos fuertes de esta película llena de inteligencia, humanidad y compasión; sin embargo, y quizá por el hecho de que el dramaturgo ya mayor fuera el adaptador de la obra, adolece de un respeto y una fidelidad excesivos al soporte original, con excesivos bloques de texto que entorpecen el diálogo y la acción, un rigor que a veces hace que parezca poco más que teatro filmado, eso sí, con un gusto exquisito. Dejando aparte razones como la cuota afroamericana para su inclusión entre las nueve nominadas, tiene valores suficientes como para ser considerada una de las películas del año, pero las apuestas van en su contra para que Denzel Washington se lleve su primer Oscar como productor y el tercero de su carrera. María Pérez

Hasta el último hombre

Producida por Bill Mechanic y David Permut

En un año bisagra en el que las principales nominadas están firmadas una parte por una nueva hornada de realizadores más que prometedores, y otra buena parte, por cineastas asentados, la propuesta de Hasta el último hombre es, quizá, la más clásica de todas, pero también una de las más potentes. Dejando de lado los vericuetos ideológicos de Mel Gibson, inherentes a su obra y que es absurdo utilizar de arma arrojadiza, su trabajo en su última película tras diez años de sequía es tan contundente, impactante y espectacular, que, aunque probablemente no resulte ganador, sí que nos deja la certeza de que Mel Gibson sigue en plena forma, y el resultado es una gran película bélica para el recuerdo. Ésta no será la noche de Mel Gibson, pero esperemos que la notoriedad obtenida con las nominaciones en esta carrera nos traiga de vuelta a Gibson a las pantallas más pronto que tarde. Pablo López

Figuras ocultas

Producida por Donna Gigliotti, Peter Chernin, Jenno Topping, Pharrell Williams y Theodore Melfi

La sorpresa de esta temporada de premios la ha dado Theodore Melfi, que con una carrera bastante escueta, su cinta más conocida es la reciente St. Vincent, ha conseguido que sus Figuras ocultas hayan logrado colarse en la categoría reina y que se haya convertido en un auténtico fenómeno en taquilla. Muy en la línea de la más refinada y efectiva Criadas y señoras, Figuras ocultas apela a la fuerza y la lucha de las mujeres negras que trabajaron en la NASA en una de sus épocas más cruciales y que, con su trabajo, lograron realizar importantísimos avances en el programa aeroespacial americano. Se trata esta de una feel good movie de manual que trabaja todos sus ingredientes a la perfección. Figuras ocultas no apela al arte puro, no busca ser una película de autor ni lo necesita; la película busca la reacción en su público desdramatizando unos hechos terribles a través de un guión que perfectamente combina la denuncia social con la comedia. Y este es su punto fuerte, esto es lo que le ha dado los votos necesarios. Figuras ocultas emociona desde la comedia y el buen hacer de un reparto en estado de gracia, reciente ganador del SAG, lo que significa que los actores la han amado. Sí, está muy lejos de llevarse el Oscar y probablemente pase desapercibida en unos años entre nominadas mucho más poderosas, pero Figuras Ocultas es lo que sus espectadores necesitaban que fuera en una época muy concreta: una cinta sin pretensiones que supo ganarse el corazón de su público a base de buen hacer y humor. Y eso, es más que meritorio y justifica su presencia en la categoría reina. Luis Fernández

La ciudad de las estrellas (La La Land)

Producida por Fred Berger, Jordan Horowitz y Marc Platt

Desde Slumdog Millionaire (2009) los Oscar no tenían una película favorita tan clara como es el caso de La La Land. De hecho, tampoco puede decirse lo mismo de la cinta de Danny Boyle, y hay que remontarse a Titanic para encontrar otro título que levante el fervor de La ciudad de las estrellas: 12 nominaciones y la sensación de que es la ganadora inevitable de la noche. Pero lo mejor de todo es que además de inevitable es deseada: Damien Chazelle ha logrado fundir en una cinta el amor por el cine clásico (como ya ocurrió con The Artist) pero al tiempo actualizándolo para los espectadores del siglo XXI. El encanto de este musical es imparable, con su derroche de savoir faire y su herencia no sólo hollywoodiense sino también europea. Porque esta es una de las grandes virtudes de La La Land: aunque en apariencia es un película angelina, en realidad bebe igual del cine de Fred Astaire y Ginger Rogers como de las películas de Jacques Demy como de la iconoclastia de Pedro Almodóvar. Pero sobre todo es una película capaz de enamorar mientras deja en el espectador la amarga semilla de un recuerdo infértil. La La Land es, en fin, la obra de un creador capaz de hablar a todas las generaciones y a cualquier tiempo. El Oscar (los Oscar) es suyo. Fernando de Luis-Orueta

Lion

Producida por Emile Sherman, Iain Canning y Angie Fielder

Cuando Garth Davis presentó su debut como director de un largometraje de ficción -ya había dirigido P.I.N.S., un documental sobre tres inspectores de aparcamiento de Melbourne, así como un par de cortometrajes y algún que otro capítulo de varias series de televisión-, las primeras críticas ya auguraban lo que estaba por venir: estábamos ante una de la películas más sentimentales del año. Hay pocas formas más certeras de conseguir que un proyecto funcione como la de apelar a los sentimientos, a las emociones más básicas y que están presente en la mayor parte de la audiencia, y conseguir hacerlo con tino. A esto juega Lion cuando nos presenta la historia de un joven que, tras haber perdido a su familia durante su infancia y haber crecido en una casa de adopción, tirará de Google Earth para emprender la búsqueda de su hogar original, de su familia biológica, del sitio al que pertenece. Este tipo de cine, el que apela directamente a las emociones, suele correr el peligro de caer en la búsqueda desesperada de la lágrima fácil, algo que tiende a funcionar con el público pero que de manera más que habitual, repele a la crítica. Lion parece haber conseguido solventar este bache gracias a un casting en estado de gracia -Dev Patel ha conseguido su primera nominación al Oscar y Nicole Kidman ha recuperado el cariño de la academia seis años más tarde- que evita la sobreactuación y una consciencia plena del tipo de producto que es, evitando que nos encontremos con una película demasiado pretenciosa. Lion está muy lejos de ser uno de los títulos favoritos de la noche y, de hecho, es una de los rivales más débiles y una más que posible candidata a irse de vacío, pero, en cualquier caso, su premio ya era llegar hasta aquí.  Alan Dameron

Manchester frente al mar

Producida por Matt Damon, Kimberly Steward, Chris Moore, Lauren Beck y Kevin J. Walsh

El pasado siempre nos marca. Siempre, incluso cuando nos resistimos a admitirlo. Manchester frente al mar esconde un terrible secreto que lo es únicamente para el espectador, un secreto a voces en el pequeño pueblo de Massachusetts en el que Kenneth Lonergan sitúa la acción de su película. Todo el mundo sabe, o cree saber, quién es y qué fue lo que hizo Lee Chandler. Todos, de hecho, hemos oído hablar alguna vez de un Lee Chandler. La diferencia es que Manchester nos ponemos durante algo más de dos horas en su pellejo. El remedio -o, mejor, el parche poco eficaz- del protagonista, desaparecer, esfumarse, se va al traste cuando el deber familiar le arrastra de vuelta a su zona cero. “¿De verdad es él? ¿Cómo se atreve a volver después de lo que hizo?”. Su losa es larga y pesada. Imposible olvidar su presencia. Pero esta historia de personajes que ha estado presente toda la carrera y que probablemente no cierre la noche del domingo con más de un oscar, habla también del perdón. De cómo a veces nosotros mismos somos nuestros propios enemigos. De que siempre, siempre, hay alguien o algo a lo que aferrarse para seguir adelante. Manchester frente al mar, la primera película de Amazon Studios, que la compró en Sundance por 10 millones de dólares, en conseguir la nominación al Oscar, ha estado presente durante toda esta carrera: Globos de Oro, Bafta, premios de los sindicatos de productores, directores y guionistas… Puede que, como decíamos no arañe más que mejor guión original o mejor actor protagonista, que son las categorías donde está más fuerte, pero hay algo que nadie podrá quitarle: su verdad. Bernardo Pajares

Moonlight

Producida por Adele Romanski, Dede Gardner y Jeremy Kleiner

Qué imprevisibles pueden llegar a ser el cine y sus premios de un año para otro. Mientras en las últimas dos ediciones -y aunque esto es una afirmación bastante subjetiva- nos consta que mucha gente piensa igual, costaba encontrar una cinta nominada al Oscar a la mejor película que realmente fuese una total y absoluta obra maestra que permanezca y trascienda con el paso de los años, cosa que, tampoco nos engañemos, no suele pasar tan a menudo, en esta ocasión hay hasta tres films que podrían ser considerados excepcionales y revolucionarios. Y Moonlight con sus 8 nominaciones este año es una de ellas. La vida de Chiron, un joven negro y gay que vive en Florida, está narrada con tanta sensibilidad por parte de Barry Jenkins, los actores, tanto los nominados Ali y Harris como los tres que encarnan a Chiron en diferentes tramos de su vida, están tan acertados y arrebatadores, hay tanta verdad y belleza en sus imágenes, sin recurrir a dramatismos extremos como en Manchester frente al mar, ni a montajes tramposos como La llegada ni siendo un producto para el gran público como La La Land, que el espectador no puede más que rendirse ante esta pequeña e intimista película, dura pero esperanzadora, hermosa y sobrecogedora. Samuel Pérez

Comanchería

Producida por Carla Hacken y Julie Yorn

La existencia de la escena independiente -estadounidense o no- cobra especial sentido con cintas como Comanchería (pobre traducción del original Hell or High Water, contra viento y marea) que sin discusión posible es uno de los grandes títulos que nos ha dejado 2016. Tras varios intentos más o menos acertados de retratar la crisis económica que nos ha asolado durante cerca de una década -casi todos con una narrativa literal, como Margin Call o La gran apuesta-, la cinta de David Mackenzie propone una acercamiento casi alegórico mediante la historia de dos hermanos que asfixiados por una hipoteca basura se lanzan al robo de bancos. En tono y estética de western crepuscular del siglo XXI, Comanchería logra hacer un retrato tan libre como fiel de nuestros tiempos, con una escueta galería de personajes que bien reflejan el mundo en el que vivimos. A poco que hubiera tenido un apoyo algo mayor de los premios previos o de un gran estudio, estaríamos hablando de una rival muy seria para el premio a la mejor película del año. Pero el Oscar se le va a escapar precisamente por el sistema que critica. F. de L.-O.

Ganará: La ciudad de las estrellas (La La Land)
Debería ganar: La llegada
Molaría que ganara: Comanchería