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CRÍTICA: Serge Gainsbourg que estás en los cielos

Serge Gainsbourg que estás en los cielos

El héroe francés ya tiene película. Congratulémonos. Gainsbourg. Vida de un héroe viene para rellenar un hueco en la ficción biográfica francesa de una manera original y arriesgada, pero no por ello de menor calidad. Este «cuento» (como rezan los títulos de crédito) está basado en una novela gráfica del mismo nombre y escrita por el propio director, Joan Sfarr, que ya desde su cominezo nos plantea unos recursos estilísticos y narrativos que, si bien en una historia común pueden tener un grado de interés, tratándose de la vida de Serge Gainsbourg, pasan a un discretísimo segundo plano, tanto, que a veces llegan a molestar.

Porque la vida del cantante es tan tormentosa, aciaga, polémica e igualmente fascinante que el contenido onírico de los fantasmas de la infancia y los complejos de Gainsbourg queda aparte para mostrarnos el hipnótico magnetismo de la figura del compositor francés. Comparten cartel con el asombrosamente parecido en físico al Gainsbourg original Enric Elmonsino, nada menos que tres grandes actrices para tres grandes papeles de tres grandes mujeres: Laetitia Casta, en uno de sus ya escasos paseos por el cine, rinde cuentas a su físico para encarnar a una Brigitte Bardot avispada, apasionada e insaciable; Lucy Gordon encarnando a la que sería la madre de sus hijos y con la que alcanzaría sus mayores éxitos, Jane Birkin; y una discreta aunque omnipresente amante, Juliette Gréco, interpretada por una elegante Anna Mouglalis.

Todas ellas tan importantes tanto por sí mismas como en la vida de Gainbourg que las breves pinceladas que la película da sobre sus etapas con el cantante y compositor saben a muy poco. Porque quizá ahí resida el defecto de la película, el querer abarcar mucho tiempo cronológico para contarlo en poco tiempo cinematográfico, aunque 130 minutos son más que suficientes para la película.

Pero no podemos olvidarnos, obviamente, de la causa por la que Serge Gainsbourg es considerado un héroe nacional en el país vecino: más que por sus constantes demostraciones de hombría, han sido sus canciones, interpretadas o no por él, las que le han sobrevivido y hoy en día son himnos de épocas pasadas que aderezan, en este caso concreto, el montaje con bastante acierto en la mayoría de los casos pero con flagrantes fallos o desaprovechamientos en otros, por no hablar de algunas ausencias presumiblemente ocurridas por motivos legales de derechos intelectuales.

En definitiva Gainsbourg es un biopic poco corriente que, con unos actores en estado de gracia interpretativa, arma un intrincado puzle de sentimientos y fantasmas infantiles alrededor de uno de los grandes mitos de la cultura francesa. Una historia bastante introspectiva en lo personal que saca a relucir las miserias de una estrella, los traumas de un niño para con su tiempo y su familia, y, en esencia, los cómos y los porqués de una vida crápula. De la vida de un héroe.

Gainsbourg. Vida de un héroe se estrena en cines este viernes