‘Plot for Peace’, o el valor fundamental de la discreción

Desde el estreno de Invictus en 2009, todos los años hemos podido ver obras cinematográficas que recuerdan la importante figura de Nelson Mandela, con sus luces y sus sombras. Esta temporada Mandela, sin duda marcada por su enfermedad, culminará con Mandela, del mito al hombre, película dirigida por Justin Chadwick y protagonizada por Idris Elba, y basada en la autobiografía del activista y político sudafricano.

Pero antes podremos recordar los cambios que se produjeron en Sudáfrica y los países del entorno con el relevante momento de su liberación como hito histórico con el documental Plot for peace, que se estrena hoy en España después de un amplio recorrido por festivales internacionales.

Dirigida por Carlos Agulló y Mandy Jacobson y con guión del historiador Stephen Smith (que trabajo de asesor en la maravillosa Carlos, de Olivier Assayas), el documental se centra en el industrial Jean-Yves Ollivier como figura clave en los cambios que se produjeron en Sudáfrica, que acabaron con el aislamiento del país y culminaron con la liberación de Mandela y el fin del apartheid.

Monsieur Jacques, nombre con el que se le conoce, visitó el país en 1981 para hacer negocios, y allí pudo constatar de primera mano lo que realmente hacía insostenible el sistema y la economía sudafricanas: la minoría blanca aislada que dominaba y oprimía la vasta población negra. Inmediatamente, enfrentándose a las sanciones internacionales, emprendió negocios en el país que se centraron sobre todo en ponerlo en contacto con los países vecinos, y al poco fue nombrado asesor del presidente francés Jacques Chirac en asuntos africanos.

A través de entrevistas con otras personas que trataron con él en esa época, el espectador se introduce, como en un thriller político, en una sutil trama de reuniones secretas y encuentros diplomáticos, tras la que queda clara que ninguno de sus interlocutores tenía ni idea de lo que Ollivier tenía en mente.

Aunque la narración es densa y puede resultar difícil de seguir para los menos duchos en la política internacional de los años 80, una década convulsa que derivó en cambios importantísimos y definitivos en muchas zonas del globo, la fotografía y las entrevistas, muy ágiles, ayudan sin duda a la comprensión, más de los logros del carismático Monsieur Jacques que de los mecanismos que llevaron a ellos. Y sobre todo, en tiempos de Wikileaks y Snowdens, se concluye que el secreto y la discreción son fundamentales para conseguir cambios trascendentes en el toma y daca de la diplomacia internacional.