Daniel Guzmán triunfa en el Festival de Málaga con ‘A cambio de nada’

El jurado de esta edición del Festival de Málaga ha resulto con tino un año irregular en el que, como reflejan los premios, han destacado por encima del resto dos películas: A cambio de nada, de Daniel Guzmán (mejor película, director y actor de reparto); y Los exiliados románticos, de Jonás Trueba (premio especial del jurado y música).

La contundente victoria de A cambio de nada es el perfecto resumen de este festival en el que han competido varias películas dirigidas por actores pertenecientes a una misma generación que se va abriendo paso a codazos en un entorno poco favorable tanto estructural como económicamente. Es también el triunfo del empeño y la necesidad de expresión –artística- de su director, Daniel Guzmán, que antes de actor fue grafitero, empujado por ese mismo impulso de contar su historia.

La historia que ha contado en A cambio de nada es la suya propia, la de un adolescente que se complica la vida en la amargura de una familia rota. Las Biznagas pareadas de mejor película y director son justas y apropiadas, aunque sumadas a la maquinaria de la major que la distribuye, pueden dar una dimensión de la cinta equivocada. En su pequeñez está su grandeza y su imperfección es la correa de transmisión de su encanto.

El premio a la mejor actriz para Natalia de Molina es indiscutible: ella es lo único que hay en Techo y comida, una película que durante hora y media sigue las desventuras de una mujer al borde de la marginalidad. Lo que es una sorpresa inmensa es el premio del público para esta cinta que no deja margen al respiro ni al momento amable.

Tampoco era previsible el galardón a Ernesto Alterio por Sexo fácil, películas tristes, en la que interpreta con solvencia a un escritor medio fracasado que se ve obligado a escribir el guión de una comedia romántica mientras su matrimonio se deshace. Aunque sepa a poco para el premio al mejor protagonista, también es cierto que la comparación con el personaje de Natalia de Molina hace a todos los demás trabajos menores. No ha habido en este festival grandes papeles masculinos salvo el de los jóvenes de A cambio de nada y Los héroes del mal, que han tenido su representación en el palmarés con Antonio Bachiller (mejor actor de reparto) y Emilio Palacios (mención especial).

La primera película como directora de Leticia Dolera, Requisitos para ser una persona normal, ha encontrado su hueco en este palmarés con tres galardones: mejor guión novel, fotografía y montaje. Razonable la presencia de esta cinta entre la selección final, un relato naíf y personal a medio camino entre la comedia romántica y el manual de autoayuda.

Termina así una edición interesante del Festival Málaga que empieza a dejar lejos la sombra de aquel 2011 en el que el nivel de la sección oficial presagiaba lo peor para este certamen. Aunque la edición de este año haya incluido títulos fallidos y olvidables, el balance final es feliz y optimista.

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