Un trío perfecto para clausurar el Festival de San Sebastián

La última jornada de esta San Sebastián ha resultado una de las más estimulantes, en la que por fin el Festival ha cogido la altura de un certamen internacional con la presentación de tres cintas tan arriesgadas como estimulantes. Marc Recha ha presentado el hermoso cuento Un día perfecto para volar, el canadiense Philppe Lesage el tenso suspense de Les démons y el británico Rufus Norris el particularísimo musical London Road.

Marc Recha regresa a las pantallas en el Festival de San Sebastián con su humilde y minimalista Un dia perfecte per volar, en la que cuenta con Sergi López, su hijo Roc Recha y consigo mismo para armar un cuento infantil sobre la pérdida y la frustración en los primeros años de la vida.

La amistad entre un espeleólogo y un niño de apenas siete años con un ansia especial por hacer volar su cometa amarilla sirve de percha para armar, a través de fábulas, metáforas y símiles esta pequeño cuento iniciático en el que Sergi López y Roc Recha son los grandes protagonistas alcanzando un nivel de química grandísimo, elemento imprescindible para una historia tan íntima y una temática tan delicada. La vida, la muerte, la libertad, los límites, la frustración, la ambición o el miedo son solo algunos de los temas en los que Sergi, el espeleólogo bonachón, pretende iniciar a base de metaforas simbolismos y alegorías al pequeño Roc, que con su inociencia, cuestiona todo el mundo que le rodea.

El último trabajo de Marc Recha se enmarca, por forma, en los límites del largometraje, pero su fondo es el que redimensiona el proyecto hasta este delicado canto de amor de un padre hacia su hijo, un pequeño cuento con poca ambición y amplio significado que reconfirma la selección española de este año en la sección oficial como un diverso y arriesgado mosaico de géneros y formas.

La canadiense Les démons explora con pulso firme y enorme tensión de suspense los miedos infantiles. La cinta sigue a Félix, un chaval de 10 años que está descubriendo el mundo. Philippe Lesage nos lleva con extraordinaria habilidad a esa edad en la que aún no se distingue entre lo correcto y lo incorrecto, en la que todavía se puede ser un ángel o una bestia sin pena ni culpa. Durante dos horas, Lesage construye una cinta llena de tensión y angustia, a base de sembrar miedos, unos reales y otros inexistentes.

Es al hablar de la amenaza real cuando Les démons corre el riesgo de resbalar. Efectivamente, Félix no vive en un entorno seguro. Su profesor de natación es un pederasta en potencia y más pronto que tarde dará rienda suelta a su instinto depredador. Este tramo, un paréntesis narrativo alejado de Félix, resulta al final un cuerpo extraño que convierte por momentos a Les démons en una película diferente.

Un musical radical y macabro

La película de clausura del festival, London Road, es, para empezar, una de esas rarezas que nunca llegan a las salas comerciales y que encuentran el los festivales su lugar ideal de exhibición, por lo que su inclusión a concurso no habría sido para nada descabellada. Como película de cierre, la propuesta es demasiado radical. Basada en un musical de Alecky Blythe y Adam Cork y programada por el National Theatre, la película de Rufus Norris, también musical y estrenada en Gran Bretaña el pasado junio, recoge los testimonios reales de los vecinos de esa calle de Ipswich en la que se produjeron los asesinatos de cinco prostitutas. Lo importante aquí no son ni el asesino ni las asesinadas, sino cómo afectó el caso a los habitantes de esta callecita residencial. Utilizando las declaraciones de los vecinos hechas a un reportero y las retransmisiones de los periodistas en la calle y el juzgado, las canciones intentan reproducir la métrica y el ritmo de las declaraciones, que componen números grupales, algunos en forma de canon, con una coreografía muy natural, magistral en escenas como la que refleja el miedo de los vecinos un día de mercado de Navidad o la de los reporteros frente a la cámara el día de la sentencia. Salvo dos caras conocidas (Olivia Colman como una de las vecinas y Tom Hardy como un taxista que perfectamente puede ser el asesino), el resto de actores proceden del teatro musical y entre todos ellos, el director y la fotografía logran un film al principio oscuro y macabro, y que al final se convierte en luz y alegría tras la conclusión del juicio. Es en conclusión una película muy interesante y disfrutable que habría merecido mejor trato.

 

Pablo López / Fernando de Luis-Orueta / María Pérez