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Sitges deja a las dos mejores películas sin premio

We are the nightHace pocas horas se ha dado a conocer el palmarés de la 43ª edición del Festival de Sitges y no está exenta de polémica. Finalmente, a pesar de haberse tratado de un año irregular, se han podido ver títulos bastante destacables, aunque, por desgracia, ninguno de ellos ha sido elegido por el jurado para los premios importantes, resultando premiada como mejor película Rare Exports: A Christmas tale, un flojito cuento nórdico, que también le ha valido a Jalmari Helander el premio a mejor director.

Rare exports… tiene un planteamiento de lo más original y una puesta en escena hábil, con influencias del cine juvenil de Spielberg, pasando por la imaginería oscura de Tim Burton. Hasta ahí todo bien. La banda sonora de Juri Seppä es impresionante y la fotografía de Mika Orasmaa, haciendo un magnífico uso del scope, también ha sido reconocida (esta vez con mérito) por el jurado. El problema de Rare exports… viene de su pobre guión. Una idea de base no hace una película entera y el desarrollo de ésta es mediocre, sin crear la tensión suficiente y quedándose a medio camino entre una película adulta y una infantil, siendo insatisfactoria en ambas vertientes.

El Premio especial del jurado ha recaído sobre la alemana We are the night, que pudimos ver ayer. Dirigida por Dennis Gansel (La ola), es una entretenida pero intrascendente peli feminista de vampiros, moderna y con ritmo, pero, de nuevo, inferior a otros títulos vistos durante estos 10 días, como la japonesa Confessions o la española Secuestrados que, incomprensiblemente, se han ido a casa de vacío. We are the night no aporta mucho temáticamente al género vampírico: los toques de lesbianismo y de cultura nocturna de club se han desarrollado ya, sin ir más lejos, en obras como True blood y Blade. De todas formas, es un título que se deja ver.

Al menos el jurado ha decidido darle dos premios a Dream Home, la enormemente disfrutable burrada hongkonesa que ha visto recompensada a su actriz Josie Ho y la excelente labor de maquillaje. Ninguna pega a estos dos premios, como tampoco se la ponemos a Patrick Fabian, como mejor actor por The last exorcism. El género fantástico es más dado a proporcionar roles interesantes a las actrices que a los actores, por lo que no había muchas interpretaciones masculinas destacables este año más que, quizá, la de David Hyde Pierce en The perfect host, último título a competición que vimos ayer, que no pasa de ser un producto mediocre con un concepto más simpático que original de base, pero desarrollado con errores de amateur por el primerizo Nick Tomnay. Sus supuestos giros de guión son de lo más increíble y, al final, ni da miedo ni nada. Eso sí, el gran Niles, de Frasier, está genial como el anfitrión que da título a la película.

El premio al guión de Fase 7 es discutible, porque tiene dos primeros tercios muy divertidos, pero desbarra al final cuando su autor, el argentino Nicolás Goldbart, no sabe acabarlo. Los mejores efectos especiales a Monsters son, igualmente, risibles, ya que los supuestos monstruos (aliens en forma de pulpo) son vistos tan sólo en un par de secuencias y la calidad de éstos deja bastante que desear. De la banda sonora de Red nights, también premiada, tengo que confesar que ni me acuerdo, por lo que no sería tan buena. Lo que sí está fuera de toda duda es el premio al excelente diseño de producción de la notable 13 assassins.

Uncle BoonmeeFuera del palmarés general, la crítica ha decidido premiar a la tailandesa Uncle Boonmee…, de Apichatpong Weerasethakul, flamante Palma de oro en Cannes de este año, que se pasó ayer en Sitges y que comienza como una curiosa historia rural de espíritus y, hacia la mitad del metraje, empieza a desarrollar un confuso tema político y metafísico que deja al espectador con cara de póker, sin estar muy seguro de qué le están contando. Raruna.

13 assassins ha sido galardonada con el Premio del público y la muy mediocre Rubber con el Premio de la juventud. Rubber también ha sido elegida para el Meliés de plata. En la Sección Panorama, que por primera vez este año otorgaba un premio a la mejor película, han decidido premiar a Tucker & Dale vs. Evil, que no he tenido ocasión de ver pero, por el trailer, parece un chiste sin mucha sustancia. De esta sección no he conseguido ver todos los títulos, pero seguramente las excelentes Les 7 jours du Talion o The door se merecían más el premio.

Otros destacables títulos a competición de la Sección Oficial que se han quedado sin premio son The housemaid y Bedevilled, otra cinta coreana que pudimos ver ayer, dirigida por Jang Cheol-soo (habitual ayudante de dirección de Kim Ki-duk), que comienza como crítica a los arcaicos sistemas machistas de la vida en el campo, con buenas interpretaciones y un guión muy manipulador, que termina, de nuevo, en un festival de sangre y venganza muy disfrutable, aunque no termine de cerrarla del todo bien.

En resumidas cuentas, ha sido un festival más decente de lo que muchos piensan, donde el cine asiático ha vuelto a demostrar que produce algunos de los mejores títulos del mundo, donde el cine español ha tenido una notable presencia en cuanto a calidad y que nos ha regalado a todos los amantes del fantástico con unos cuantos títulos para el recuerdo. ¿Qué mas se le puede pedir a un certamen?