‘Angelo’: la biografía de un ‘Negro de Banyoles’

'Angelo'
Drama histórico
Detrás de lo mucho que aburre oculta una historia interesante que resuena en la actualidad
2.5
Plúmbea

Hace cerca de 20 años el Negro de Banyoles sembró la polémica: el museo local exponía el cuerpo embalsamado de un bosquimano disecado sobre 1830. En Angelo, el director austriaco Markus Schleinzer reconstruye la biografía de un caso similar, este en Austria: un hombre que fue traído a Europa para servir a un destacado miembro de la Corte, que llegó a trabar cierta relación incluso con el Emperador pero que cuando se casó con otra sirvienta -blanca- fue apartado por su atrevimiento.

Desde luego, el punto de partida de Schleinzer es bien interesante y tiene una indudable capacidad de resonar en la actualidad. Y precisamente así comienza Angelo: con la lejana imagen de un desembarco en la playa que de tan lejos uno no sabría decir si se trata de las chalupas de un velero o de las pateras que tan a diario se observan en nuestras costas. Para rematar la confusión, la siguiente escena se desarrolla con personajes perfectamente vestidos de épocas pero en un almacén contemporáneo, con suelos de cemento pulido y fluorescentes en el techo.

Dividida en tres partes, la primera aborda los primeros años de un Angelo todavía niño; la segunda, un Angelo joven que triunfa socialmente gracias a su otredad; y la tercera, más breve, sobre el anciano que va a visitar un Museo en reformas para acoger las nuevas incorporaciones a su colección.

Schleinzer desarrolla una pertinente reflexión sobre cómo aceptamos al diferente mientras se mantenga detrás de su barrera. Pese a todo, Angelo no se lo pone fácil al espectador. Su reflexión sobre cómo  Con un pulso narrativo que supera lo parsimonioso y un guión que roza lo críptico, exige mucha implicación para hacerse con esta película.

En el pase oficial en San Sebastián, con el equipo presente, hubo un incesante goteo de salidas.