Oscatlón 2018: Mejor fotografía

Hace exactamente tres años escribíamos aquí mismo que sería un buen momento para darle de una vez oscar que merecía a Roger Deakins. Entonces representaba a una película que no había entusiasmado a casi nadie, el drama Invencible (Unbroken) de Angelina Jolie. Era 2015 y el premio fue para Emmanuel Lubezki por Birdman. Deakins volvió al quinteto finalista al año siguiente, en 2016… Y volvió a perder contra Lubezki, El Chivo, esta vez por su trabajo en El renacido. En esta edición alcanza su nominación número 14, superando el récord de 13 sin victoria que marcó el legendario director de fotografía George J. Folsey. Esta vez le trae hasta aquí como favorito para la victoria su tercera colaboración con el canadiense Denis Villeneuve, Blade Runner 2049, para el que invirtió muchas horas investigando cómo emplean la luz los arquitectos contemporáneos, prestando especial atención en la incidencia de la luz sobre grandes estructuras hechas de hormigón. Un mundo artificial en el que la luz se mueve imitando al sol. Patrones cáusticos resultantes de la interacción entre esta luz y el agua que evocan distintas emociones. Cada uno puede añadir la literatura que quiera a poco que busque porque además se le da bien hablar de lo que hace, pero el caso es que el resultado final es la imagen que todos tenemos en mente de Blade Runner 2049. Y así podríamos ponernos a enumerar títulos hasta mañana: El lector, Revolutionary Road, Cadena perpetua, Fargo, La duda, El gran Lebowski… El británico ha dicho a Variety que a estas alturas ya le da igual ganar, que ya está mayor para eso y el premio no cambia nada. Y añaden desde la web que quizá si la papeleta del voto llevara escrito el nombre de Roger Deakins y no solo el título de la película otro gallo cantaría.

Quinta nominación para el director de fotografía Bruno Delbonnel, que deslumbró a la Academia con Amelie. No se llevó la estatuilla pero volvieron a nominarle en 2005 por su siguiente trabajo con Jean-Pierre Jeunet, Largo domingo de noviazgo, y más tarde lo hicieron de nuevo por Harry Potter y el misterio del príncipe y por la fotografía de la infravalorada A propósito de Llewyn Davis, de los Coen. El francés ha contado en declaraciones a Deadline que en aquel caso recibió muchos halagos por haber hecho “una bonita película de época” y él se empeña en aclarar que eso no es cosa suya, sino de las elecciones que hace el diseñador de producción. Esto mismo lo aplica a El instante más oscuro: un filme que transcurre en la década de 1940 y que narra el camino de Churchill de la sombra hacia la luz mientras logra sobreponerse contra viento y marea a los nazis. ¿Cuáles fueron las dificultades para Delbonnel? Básicamente, escoger los negros y los marrones de la paleta de color, adivinándolos a partir de las fotografías en blanco y negro de la época. Una paleta básica y real: trajes negros, vestidos negros. El rodaje, en digital, se hizo con una Alexa con lentes Cooke que le permitió al director de fotografía trabajar con una gran cantidad de luz. Eso no cambia: “La luz era la misma antes que ahora”.

Una experiencia de realidad virtual sin gafas. Eso era lo que Christopher Nolan quería que fuese Dunkerque. “Era importante para nosotros que fuese algo visceral, que la audiencia lo sintiese en las entrañas”, ha contado a Screen Daily Hoyte van Hoytema, que repite con Nolan después de Interstellar y que anota ahora su primera nominación al oscar. Tres cuartas partes de la película se rodaron en Imax, una cámara grande y pesada que, para el suizo, es “una de las ventanas al mundo más claras y brillantes”. El resultado, dice el danés, es “una experiencia cinematográfica hecha para la gran pantalla, una imagen que te envuelve. Queríamos crear imágenes que casi se pudiesen tocar con los dedos”. Esta nominación es el resultado de un esfuerzo que, efectivamente, el espectador palpa quiera o no quiera cuando se sienta a ver Dunkerque. Ojo con él porque podría dar un susto y hacer que Deakins siga ampliando su récord.

El director de fotografía de Mimic y La cumbre escarlata anota su primera nominación por La forma del agua, su tercer trabajo a las órdenes de Guillermo del Toro. Dan Laustsen ha hablado con el medio British Cinematographer, donde ha contado que el rodaje tuvo lugar entre agosto y noviembre de 2016 en Hamilton y Toronto. La mayor parte de las escenas se rodaron durante esos 58 días en interiores construidos en Cinespace Studios, con la complicación añadida de que el mexicano no hace una toma máster, sino que lo rueda todo plano por plano y de manera cronológica. Esto obliga al responsable de la fotografía a mantener la misma luz todo el tiempo, hasta que se da por terminada la escena completa. Especialmente difícil fue la secuencia final en la zona del muelle, porque las bajas temperaturas obligaron a usar lluvia caliente sobre los actores, que al entrar en contacto con el protector para la lluvia de la cámara, una Alexa XT, generaba un efecto niebla. Pero vamos a lo nuestro: si nos centramos en la noche del 4 de marzo, los oscarólogos le sitúan el segundo entre los favoritos, por detrás de Roger Deakins. ¿Mantendrá ese puesto, subirá o caerá en los próximos días ahora que La forma del agua está bajo la lupa de las acusaciones de plagio por parte de la familia de Paul Zindel?

La sorpresa de la categoría es Rachel Morrison, que se apunta una de las cuatro nominaciones de Mudbound, el drama sobre el racismo en en sur de Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial. El calor húmedo de un verano en Nueva Orleans acogió al equipo de rodaje, un verano bañado por tormentas eléctricas que no ayudaron precisamente a que las plantaciones de algodón recreadas expresamente para el rodaje diesen bien en cámara. ¿Qué hizo Morrison? Además de usar cada uno de los trucos que conocía para crear un efecto analógico, como emplear un cristal viejo, se le ocurrió desenfocar la Arri Alexa Mini para que no se distinguiese si el algodón estaba seco o mojado después de las lluvias. La parte buena, según ha contado a Variety, es que precisamente esa experiencia tan dura que vivieron en las ciénagas de Louisiana está en la película: “Realmente vivimos la localización mientras rodábamos la historia y eso se siente cuando la ves”. Esta americana de Massachusetts que, además de ser, sí, la primera mujer nominada al oscar a mejor dirección de fotografía es también la persona más joven del quinteto, acaba de estrenar en salas Black Panther, con la que repite colaboración con Ryan Coogler después de Fruitvale Station. Con o sin oscar -las apuestas la sitúan cuarta estos días- tiene por delante una carrera más que prometedora.