‘Verano del 85’: pulsión de amor y muerte adolescente

‘Verano del 85’: pulsión de amor y muerte adolescente
Brutal pareja protagonista
François Ozon eleva el tono con lo que podría parecer un simple amorío de estío
4
Pulsión veraniega de amor y muerte

François Ozon vuelve a competir en Donosti a causa de la pandemia, pues ya había sido seleccionado para el Festival de Cannes, que finalmente no pudo celebrarse. El director cuenta con una Concha de Oro gracias a la magnífica En la casa (2012), basada en una obra teatral del español Juan Mayorga. 

En Été 85 (Verano del 85) supera con creces la época, que le sirve una vez más como excusa plástica para el preciosismo que suele practicar, y también lo que podría parecer la trama: un amor de verano entre dos jóvenes muchachos en un pueblecito de la costa. Con su amaneramiento habitual, Ozon construye un potente relato sobre la íntima relación de Eros y Tánatos, que ya nos descubrió Sigmund Freud. 

Se apoya en la brutal química de los dos protagonistas: Félix Lefebvre (en apariencia el rubito más cándido de la clase) y Benjamin Voisin (una belleza salvaje que quema el mundo cada noche). Ambos descubrirán pronto que no vale con amarse mucho para alcanzar la felicidad en pareja y la fatalidad hace el resto (no es spoiler, pues Ozon pone el cadáver encima de la mesa en los primeros minutos del  metraje). 

A pesar de haber llegado en los primeros compases del concurso, la cinta ya huele a premio. Y lo merece, aunque podemos reprocharle al Almodóvar francés cierta cobardía con las escenas de sexo entre hombres, y eso que en buena parte de su cinematografía palpita con tensiones sexuales diversas, una voz en off que subraya en exceso y que alargue el tramo final un poco más de lo necesario.