Críticas desde Venecia: 'Pietà' y 'Linhas de Wellington'

Críticas desde Venecia: ‘Pietà’ y ‘Linhas de Wellington’

Críticas desde Venecia: 'Pietà' y 'Linhas de Wellington'

Figura indispensable en todos los grandes festivales inernacionales, ayer fue la jornada del seimrpe polémico Kim-ki Duk, que presentó Pietà, un cinta crudelísima sobre un asesino en serie que recibe la ocasión de redimirse al conocer a su madre. La mayoría critican no sólo su excesiva violencia sino también que la premisa hace aguas. Valeria Sarmiento, viuda de Raúl Ruiz presentó Linhas de Wellington, un film ideado por su marido que ha terminado siendo un homenaje póstumo. Ha interesado poco.

Carlos Boyero, El País

http://cultura.elpais.com/cultura/2012/09/04/actualidad/1346780083_355619.html

Pietà
Mi problema no es ya que me aburra profundamente observar las sádicas hazañas y la catarsis de un perturbado mental, sino la sensación de que el creador todavía está más zumbado que las personas y las situaciones que se inventa. El estilo para describir el esplendor y el derrumbe del matón que era perverso porque estaba solito y no había conocido a su mamá se aproxima a lo grotesco, la estética es tremendista y retorcida, el protagonista me parece uno de los actores más infames que he visto nunca. Al final, Kim Ki-duk deja la pantalla en negro durante unos minutos. Imagino que buscando el golpe de efecto para que sus múltiples admiradores se rompan las manos ovacionando su arte. Pues así ha sido.

Linhas de Wellington
Posee el aire de una serie de televisión antigua y de autor que han decidido acortarla para el cine. Es más intimista que espectacular. Tiene dignidad, pero no resulta nada apasionante.

Luis Martínez, El Mundo

http://www.elmundo.es/elmundo/2012/09/04/cultura/1346770307.html

Pietà
¿Cómo podría ser la venganza de una madre que ha perdido a su hijo? ¿Hay acaso algún dolor mayor a la pérdida de un hijo? Con esta premisa el director insiste en las claves de su cine de siempre (hasta el argumento se desarrolla, como tantas otras veces, de forma simétrica), pero esta vez con una afán reiterativo, cargante, quizá místico y simplemente desolador. Alguno diría que hasta insufrible. Lo peor no es la idea (que podría incluso ser calificada de original), sino la ausencia total de argumentos añadidos que la sostengan. Al final, toda la cinta se descubre como una premiosa, larga y reiterativa insistencia en lo mismo, en Kim Ki-duk.

Linhas de Wellington
La cinta reflexiona con gesto adusto y voz precisa sobre los desastres de la guerra, el silencio de crueldad o el virus de la intransigencia. Formas diferentes y algo retóricas de referirse a la estupidez. Pero a la propuesta de Sarmiento le falta esa precisión que aportaba Ruiz y que convertía la más pueril y diminuta de las reflexiones en la mayor de las dudas. Y ello, con una carcajada en medio.

Oti R. Marchante, Abc

http://www.abc.es/20120905/cultura-cine/abci-llega-director-piadoso-como-201209042219.html

Pietà
(…) el sentido operístico y lírico de Kim Ki-duk empieza a tejer un bonito espacio de intriga para que entre también la venganza… Piedad es mejor de lo que parece a simple vista, aunque está lejos de devolverte lo mucho que te quita, con tanta escena insoportable y de extrema sordidez tanto en el terreno de lo violento como de lo sexual.

Linhas de Wellington
El movimiento de tropas, de masas populares y de sentimientos es el motor del argumento, y permite que haya borbotones de personajes y de actores con nombre para interpretarlos, aunque algunos de ellos, como Piccoli, Deneuve, Hupert o Amalric pasen por la pantalla tan de refilón como un vegetariano por una casquería (…). Desgraciadamente, lo inacabable y monótono de la narración convierte la película en una pequeña tortura, al estilo de Kim Ki-duk, pero con bostezo en vez de sangre.

María Guerra, La Script (Cadena SER)

http://blogs.cadenaser.com/la-script/2012/09/05/marisa-paredes-soy-senora-almodovar/

Linhas de Wellington
(…) No ha hecho una película sobre la épica de la guerra, sino a ras de suelo, mostrando todas las caras de los conflictos: los amores rotos, las balas traicioneras, los milagrosos encuentros que salvan vidas. Este enfoque más humano, más femenino y sin pedantería ha sido el gran acierto de esta película excesivamente larga (151 minutos), pero que da en la diana sentimental.

Pietà
(…) Kim Ki-Duk hace una reflexión sobre el capitalismo extremo y cómo degrada las relaciones humanas. Piedad se sostiene sobre el lirismo de la brutalidad. La trasformación de este torturador y la compasión que su madre siente por él es un salto mortal para el cineasta, pero hace la pirueta y sale bien parado. Otra película que entra en la lista de las premiables.