
El chat de padres de whatsapp es probablemente uno de los inventos recientes de la humanidad más funestos. Si ya es difícil escapar a cualquier grupo digital, en esas reuniones recurrentes de progenitores se pone especialmente de manifiesto la neurosis que supone convertirse en padres para muchos adultos contemporáneos.
Bad Apples, de Jonatan Etzler —conocido por Dieciocho otra vez (2023), Get Ready with Me (2019) y Björnstad (2020)— acaba de inaugurar la sección Nuevos Directores del Festival de San Sebastián. El tramo final de esta sátira extrema supone una crítica infinitamente más contundente al papel de los padres en la comunidad educativa que la que enuncia el párrafo anterior.
Hasta llegar a ese momento el director nos va cocinando a fuego lento lo que parece un thriller sobre una escuela primaria en la que Saoirse Ronan (la hipnótica protagonista de Lady Birth) es una maestra contra las cuerdas cuando el gamberro de clase decide pasar todos los límites del mal comportamiento para llamar la atención de su padre soltero, un repartidor que hace más horas que Ana Pastor y Ferreras en época preelectoral.
Cuando la empatía nos ha convertido en un alter ego de la protagonista, la trama, casi sin darnos cuenta, va girando hacia una comedia extrema en la que el sistema educativo occidental nos va mostrando todas sus carencias.
La cinta, que acaba de pasar por el festival de Toronto, levantó al patio de butacas del Kursaal, que durante la proyección interrumpió la proyección por aplausos. Más allá de la maestría del director británico para sobrepasar límites son dificultad, esta cinta nos invita a pensar dos veces antes de criticar al sistema cuál es nuestra aportación individual a los comportamientos colectivos.