Baarìa Compositor: Ennio Morricone Sello: Image Duración: 53′ 36» Lanzamiento: 6 de octubre de 2009 Escucha o compra este disco |
Sobra presentar a quien es el compositor y director más importante del cine italiano y europeo, y uno de los músicos más influyentes de la historia internacional del cine . Y como ejemplo de su prestigio, la propia portada de la banda sonora, que prefiere enseñar una imagen del músico que mostrar una imagen de la película. A sus 80 años, el maestro cuenta con más de 500 partituras entre cine y televisión. Habitual de directores como Sergio Leone (que fue compañero suyo de colegio), Brian De Palma o Barry Levinson, su carrera empezó a despuntar realmente en los años sesenta gracias a su magnífica aportación al espagueti western con obras como Por un puñado de dólares (1965), El bueno, el feo y el malo (1966) o Hasta que llegó su hora (1968). Su reconocimiento internacional floreció en los años ochenta con las magistrales Érase una vez en América (1984), La misión (1986), Los intocables de Elliot Ness (1987) o Cinema Paradiso (1988).
Ganador de multitud de premios internacionales, entre ellos un Oso honorífico y dos Globos de Oro, por La misión (1986) y La leyenda del pianista (1999), la Academia de Cine de Hollywood no se ha portado del todo bien con él. De hecho, creo que todos pensamos que la ausencia de muchas de las partituras de Morricone entre las finalistas es de las más graves faltas que ha tenido esta institución respecto de la música de cine. Lo que es peor es considerar que la Academia le pudo haber nominado por películas que de algún modo llegaban a los Oscar con cierto pedigrí y que parte de este reconocimiento quizás no fuera sólo por su excelente aportación a la música: Días del cielo (4 nom., 1 Oscar), Bugsy (10 nom., 2 Oscar), La misión (7 nom., 1 Oscar), Los intocables de Elliot Ness (4 nom., 1 Oscar) y Malena (2 noms.). Mejor no pensarlo. En total, cinco candidaturas y cinco derrotas. Especialmente sangrante fue la incomprensible derrota de La misión frente a Alrededor de la medianoche, una recopilación de canciones de jazz no originales heche por Herbie Hancock . Mucho se ha escrito sobre este disparate, probablemente el mayor de la historia de los Oscar. Con todo, Ennio Morricone aceptó el esperadísimo Oscar honorífico que la Academia le concedió en 2006. Recuerdo que se me puso un nudo en la garganta al ver al maestro conmovido, al borde de las lágrimas, cuando pronunciaba su discurso de agradecimiento. Y no es para menos, porque ese Oscar sabe a poco para el aficionado y para un hombre que, en mi opinión, es el músico que más lejos ha llegado a la hora de tocar la fibra de la emoción y la sensibilidad humana. Su apuesta por la melodía para fotografiar el alma es uno de los mayores logros que ha tenido el Séptimo Arte.
Ennio Morricone es el responsable de la música de Baaria, la última película de Giuseppe Tornatore, seleccionada por Italia para los Oscar y que los críticos echaron por tierra en el último festival de Venecia. Tornatore, que ya ganó el Oscar por Cinema Paradiso en 1988, quiso hacer una película que recogiera los pedazos de su infancia y recuerdos en su pueblo natal para, a través del compromiso social de un niño, contar el devenir histórico del pueblo siciliano (de hecho, Baaria es en siciliano lo que Bagheria es en italiano).
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Suena ‘Sinfonia per Baarìa’, de Ennio Morricone. Bellísimo tema.
La partitura comienza comienza con la sobrecogedora ‘Sinfonia per Baaria’, diez minutos de escucha que son toda una declaración de intenciones del resto de la partitura. En realidad, este track son cuatro partes yuxtapuestas. Tras una breve exposición del tema principal y un interludio de armónica, se abre majestuosamente una elegía cantada en siciliano y acompañada por una variante de la ciaramella (antecedente del oboe) inventada por Gianni Perilli, a quien Ennio le pidió expresamente colaboración para esta película. Cuenta Perilli que Morricone le exigió en la partitura una nota que su instrumento no contemplaba, por lo que tuvo que realizar una adaptación para tocarla y así nació la ciaramolla, un instrumento nuevo que suena por primera vez en Baaria. Tras este soberbio pasaje folclórico, en la tercera parte, Morricone despliega, con toda su majestuosidad orquestal, el leit motiv de la película, el referente melódico del disco. Y por último, la parte más polémica. En la cuarta y última parte del track, el maestro fusiona su música con frases e historias célebres de personajes y artistas de Italia (Dacia Maraini, Renato Guttuso o el propio Tornatore) y sonidos de la vida como trenes, animales, etc. Esto no es algo nuevo, ya que lo hizo anteriormente en partituras como Padre Pio o Pane e Libertá. Si bien estoy muy en contra de estas cosas, debo decir que el resultado tampoco me disgusta mucho. Para empezar, en diez minutos de tema (que son muchísimos), los diálogos no llegan hasta el minuto siete. Por lo que podemos decir que, en realidad, cuando empiezan las voces, el tema de ‘Sinfonia per Baaria’ está prácticamente concluido. Además, está hecho con tanto mimo y delicadeza que su escucha no desgasta el resto de la partitura.
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Suena ‘Ribellioni’, de Ennio Morricone
Baaria, en realidad, es una recopilación de melodías al más puro estilo Morricone. Algunas de ellas nos recuerdan lejanamente a algunas partituras suyas, pero sin acercarse en ningún momento al autoplagio. Lo que define esta partitura es el cuidado con el que se presentan cada uno de los temas, destilando una enorme sabiduría e inteligencia en su desarrollo. Uno de los temas más importantes es el que suena en el segundo track. ‘Ribellioni’ es una turbadora marcha que se asemeja mucho a la ‘La Rabia e Tarantella’ de su partitura para Allonsanfàn (1973). Curiosamente, la usa Tarantino en su Malditos bastardos, que podéis escuchar en la reseña que aquí se hizo. ‘Ribellioni’ supera con mucho esa tarantela y se convierte en uno de los emblemas políticos de la partitura de Baaria; también la podemos escuchar también en el corte ‘La visita’. La ciaramolla vuelve a hacer acto de presencia en ‘Baaria’, la tercera pista del disco, en la que Morricone deja espacio para desarrollar su tema principal con un sonido folclórico, triste y campechano. Esta melodía, que es la encargada de retratar el espíritu de la gente de Sicilia, es prácticamente un himno regional. Y no es de extrañar, porque no sería la primera vez que Morricone compone melodías oficiales para el país. En cualquier caso, ésta que suena es maravillosa, y derrocha un aire de nostalgia mediterránea realmente evocador. En el track 11 repite el tema con una versión interpretada por la banda del Arma dei Carabinieri. Un tercer tema destacable es el que suena en ‘Brindisi’, la aportación más melódica del disco, un tema de esos que Morricone sabe hacer y que le ponen a uno la carne de gallina. Se trata de un appasionato cargado de fuerte lirismo y sustentado en un concierto de cuerda que podemos revisitar en toda su ampulosidad orquestal en el track ‘Racconto de una vita’.
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Suena ‘Brindisi’, de Ennio Morricone
La otra mitad de la partitura es realmente completísima. Desde un virtuoso homenaje a Verdi en ‘Verdiano’, en el que podemos reconocer fragmentos de La traviata o Il trovatore, hasta una modesta marcha fúnebre en ‘Oitre’, en la que reaparece el Arma dei Carabinieri. La parte final del disco es todo un broche de tradición popular italiana y, por tanto, de lo mejor de esta partitura, así que no desechéis las últimas pistas. ‘L’allegro virtuoso di zampogna’ es un concierto de zanfoñas al más puro estilo de baile popular de pueblo; ‘A passeigo nel corso’ es otra tarantela, pero interpretada por mandolinas y guitarra y punteada por fagot. El último tema del disco, ‘Il vento, il mare, i silenzi’, es la respuesta a todos aquellos que se quejaban de que en los tres últimos minutos de ‘Sinfonia per Baaria’ suenen voces y sonidos de Sicilia. Aquí están justo esos tres minutos limpios.
En conclusión, estamos ante un soberbio estudio oficioso de las raíces musicales de la tradición popular de Sicilia, elegantemente presentadas y completadas por unos temas de una sensibilidad sublime. Es admirable que el genio del maestro siga en pie a sus 80 años porque Baaria es un regalo para el aficionado. Mi corazón comparte la opinión de Giuseppe Tornatore el día de la elección de la película como representante a los Oscar cuando dijo «espero que Ennio pueda sumarse también a la carrera». Efectivamente, Baaria es una partitura que merece el Oscar de la Academia. Pero la cabeza me dice que la cinta aún no tiene distribuidora en
EE UU y que es muy difícil que pueda optar a la estatuilla.
LO MEJOR: Su completísimo estudio del folclore musical siciliano y la extraordinaria elegancia y sensibilidad de todos los temas del disco.
LO PEOR: La variedad de sonidos y estilos hace que la partitura quede un tanto deslavazada.
EL TEMA: La impresionante ‘Sinfonia per Baaria’.
Pistas
01. Sinfonia per Baarìa (10:59) 02. Ribellione (03:32) 03. Baarìa (02:27) 04. Il corpo e la terra (02:35) 05. Lo zoppo (00:59) 06. Brindisi (03:02) 07. Un gioco sereno (02:16) 08. La visita (02:47) 09. Un fiscaletto (01:28) 10. Racconto di una vita (03:27) |
11. La terra (01:51) 12. Verdiano (01:48) 13. Baarìa* (03:11) 14. Oltre* (01:15) 15. Prima e dopo* (02:25) 16. I mostri (01:58) 17. L’allegro virtuoso di zampogna (02:23) 18. A passeggio nel corso (02:50) 19. Il vento, il mare, i silenzi (02:23) *Eseguito dalla Banda Musicale dell’Arma dei Carabinieri |