Más allá de la divsión de opiniones sobre Origen y los debates sobre su final, creo que todos podemos estar bastante de acuerdo en que la secuencia de Joseph Gordon Lewitt sin gravedad en los pasillos del hotel es una de las más impresionantes de la película.
Pero ni la idea ni la forma de rodarlo es nueva: fue una ocurrencia de Fred Astaire para Bodas reales, allá por 1951, que metió, precisamente, una habitación de hotel en una gran cuba, que giraba 360 grados para dar la sensación de que por amor hasta era capaz de bailar en el techo.
Y aquí está destripado cómo se rodó:
Total, que han pasado 60 años pero los sueños siguen siendo los mismos.