Es el turno de Julianne Moore. Por fin. Y, como ha ocurrido tantas otras veces que el Oscar no ha llegado a tiempo, parece que va a caer por una película del montón. La pena es que se va a llevar por delante a cuatro actrices sensacionales, alguna de las cuales -menos mal- ya luce una estatuilla en su vitrina. Es el caso de Marion Cotillard (Dos días, una noche) y Reese Witherspoon (Alma salvaje). Todavía no lo tienen las dos británicas que completan el quinteto: Felicity Jones (La teoría del todo) y Rosamund Pike (Perdida).
Marion Cotillard por Dos días, una noche
La actriz francesa tiene algo, será su fragilidad, su mirada, su intensidad en el gesto, su acento o su absoluta disposición para el buen drama… Está claro que los académicos babean cuando la ven en pantalla y la van a votar siempre que haga algo decente (todos intentamos olvidar ese irritante papel en el último Batman de Nolan) La actriz ya tiene un Oscar por afearse en su interpretación de Edith Piaf en La vida en rosa, lo ganó en 2007 y desde entonces no había estado en la lista de candidatos. En Dos dias, una noche, la última cinta de los hermanos Dardenne, vuelve a afearse, para interpretar a una mujer frágil y enfermiza que debe convencer a todos los compañeros de su fábrica para que rechacen una paga extra y así no la echen del trabajo. La última película de los directores belgas es la más socialista y también la más amable (a pesar de todo) de su filmografía. Cotillard hace un trabajo portentoso, con contención y asumiendo un estado constante de preocupación y miedo, un sentimiento desgraciadamente habitual en la clase obrera. Qué pena que no tenga nada que hacer frente Julianne Moore. Pedro Moral
Julianne Moore por Siempre Alice
Los Oscar tienen mucho de compensatorios y todos nos tememos que este año ocurrirá eso con Julianne Moore. No nos rasguemos las vestiduras: lo merece, y mucho. Pero si nos ponemos puritanos, este desolador papel de una profesora de Universidad afectada de Alzheimer quizá no sea el papel por el que la Historia del Cine la recordará. Sin embargo, es una oportunidad tan válida como cualquier otra (y esperada desde hace muchos años) para premiarla. A falta de que se vea en EEUU su portentosa interpretación en Map to the stars, de David Cronenberg, que aún no consiguió distribución; dada la cantidad de premios recibidos por esta interpretación en la carrera y con las ganas (desde hace muchos años) que hay en la Academia de premiar a Moore, está bastante meridiano que la actriz subirá al escenario el domingo, pero, ¿podría dar la sorpresa otra nominada? No perdamos de vista a la incansable Reese Witherspoon; pero tampoco quitemos ojo a Marion Cotillard, la cuota exótica de esta categoría que ya dio la sorpresa en el anuncio de nominaciones. Hagan juego. Pablo López
Felicity Jones por La teoría del todo
Se daba por descontando que Eddie Redmayne estaría perfecto en La teoría del todo, clavando cada gesto, postura y fase de la degeneración física. Pero nadie había previsto que su contraparte femenina sería capaz de hacer un despliegue interpretativo tal que no sólo estuviera a la misma altura sino que incluso ganara al personaje del astrofísico en precisión dramática. Es cierto que el guión, sobre todo a partir de cierto momento de la película, se va balanceando hacia la biografía de la señora de Stephen Hawking -no en vano parte de la autobiografía de Jane Hawking- pero el brillo en la pantalla de Felicity Jones viene de antes. La británica compone un personaje absolutamente entrañable, inocentemente seductor y, sobre todo, con una emoción siempre a flor de piel y, sin embargo, jamás subrayada. Es la perfecta gran mujer detrás del gran hombre a la que Jones hace transparente incluso cuando el foco está en otro sitio. Su trabajo es, desde luego, el más complejo y delicado de los cinco nominados y, posiblemente, del año. Y si no fuera por la teoría de la compensación, el Oscar sería suyo. Ojalá no ocurra como con Julianne Moore y no haya que esperar a que le toque para que gane la estatuilla y pronto haya otra ocasión de que se lleve el premio a casa. Fernando de Luis-Orueta
Rosamund Pike por Perdida
Para las hordas de seres humanos que leyeron Perdida antes de que se estrenase la película de Fincher, una de las incógnitas era quién sería la actriz elegida para interpretar a Amazing Amy, un papel con unas marcadas características físicas y no exento de dificultades. Cuando se reveló que sería Rosamund Pike, muchos pensaron: “¡Pues claro! ¿Quién va a ser si no?. Y es verdad que de las actrices del momento, la inglesa es una de las que más se ajustaba al personaje por tipología de belleza y por aplomo interpretativo. Aunque el resultado general de la cinta no haya sido el esperado, su trabajo es una de las cosas que más se recuerdan una vez vista Perdida. Pike tiene ese aire de chica ideal necesario pero además le sabe dar una dosificación en la exposición de la locura, que hace incluso que el personaje resulte irritante, dé miedo y al final se enajene tanto que lo convierte en una especie de robot sin emociones ni sentimientos, con esa sonrisa encantadora de los flashbacks convertida en una mueca congelada y desposeída de humanidad. Y es una lástima que enfrente no tuviera un actor con más recursos que darle réplica, porque el efecto de la locura se pierde en la cara vacía de expresión de Affleck. Gran trabajo por tanto que, sin embargo, parece que tendrá reconocimiento suficiente con esta nominación. María Pérez
Reese Witherspoon por Alma salvaje
Quién nos iba a decir que Reese Witherspoon tras años desperdiciando su carrera haría un comeback como este. Ha montado su propia productora, participando en Alma Salvaje y Perdida, y ha realizado una de las mejores interpretaciones de su carrera -y ya son unas cuantas-. Es su segunda nominación al Oscar, el cual ya ganara por En la cuerda floja. Su carisma es innegable y siempre ha sabido como enamorar a la cámara. Alma salvaje es el típico producto que de salir mal, habría salido horriblemente mal (autoproducido, reservándose el papel protagonista y con una historia llena de clichés), pero es una cinta especialmente estimable. Witherspoon se pone en la piel de Cheryl y la defiende con uñas y dientes. La historia de una mujer que decide recorrer cientos de millas a pie simplemente para pensarse a sí misma. Sorprendentemente, la película escapa de todos los clichés, construyendo gracias a un montaje portentoso y un guión delicado, a un personaje femenino extraordinariamente fuerte. Reese Witherspoon lo hace absolutamente todo en Wild. Defiende cada paso del camino como si le fuera la vida en ello: llora como nadie, ilumina la pantalla con su sonrisa y nos otorga una mujer llena de contradicciones, defectos y aristas que, a priori, no va a gustar al espectador. La actriz no se llevará el Oscar ante el huracán Julianne Moore, pero diablos si esta no es una interpretación para recordar. Luis Fernández
Ganará: Julianne Moore por Siempre Alice
Debería ganar: Felicity Jones por La teoría del todo
Molaría que ganara: Felicity Jones por La teoría del todo