Es necesario hablar un año más del complejo sistema de recuento que la Academia emplea para el Oscar a la mejor película del año –y que también usa, por cierto, para proclamar a los nominados de casi todas las categorías en la primera ronda de votaciones-. El gran premio de la noche no se otorga por mayoría simple (es decir, la candidata que haya obtenido mayor número de votos) sino que se determina aplicando el complejo sistema denominado de papeletas preferenciales, que busca una corrección estadística para que la cinta triunfadora sea del gusto de la mayoría.
Teniendo ocho nominados –recordemos que puede haber hasta diez- una cinta podría llevarse el Oscar con muy pocos votos. Si en un año con 10 candidatas votaran los 6.000 miembros de la institución, bastaría con 601 sufragios (el 10% más uno) para ganar el premio a la mejor película del año. Esta cifra es, evidentemente, muy baja y no representa ninguna mayoría sustancial.
Con el sistema de las papeletas preferenciales, en lugar de votar por un nominado los académicos enumeran del 1 al 8 (o al número que corresponda) las candidatas: de la que más les ha gustado a la que menos. Los resultados se escrutarán usando el sistema de papeletas preferenciales, el mismo que se lleva aplicando desde 1936 en el proceso de nominaciones, pero que solo se había empleado en la votación final en la categoría reina de 1934 a 1945 y que se usa de nuevo desde 2009, cuando se amplió el número de nominados a mejor película hasta diez.
Al principio del recuento, los auditores de PriceWaterhouse Coopers separan las papeletas en montones, basándose en qué película de las candidatas figura en primera posición. Si una de ellas tiene más del 50% de los votos se la declara ganadora (algo poco probable, pero posible en determinadas ediciones). Si no, la película que haya obtenido el menor número de sufragios es eliminada de la competición y sus papeletas se redistribuyen entre las restantes candidatas atendiendo a qué título figura en segunda posición.
Si con esta segunda tabulación, sigue sin haber ninguna película que acumule el 50% de las papeletas, se elimina el título que tenga menos apoyos y, como en el caso anterior, sus papeletas se redistribuyen. Y así sucesivamente, se van eliminando los montones con menos votos hasta que uno alcance el 50%.
La Academia pretende con ello lograr un verdadero consenso y premiar a la película que verdaderamente tenga el apoyo de la mayoría de sus miembros. Es decir, para ganar -salvo casos excepcionales de un apoyo abrumador- es necesario recibir votos no sólo en primer lugar sino también en segundo, tercero o cuarto. Incluso puede darse el caso de que una película haya obtenido el mayor número de votos en primer lugar, pero se quede sin premio porque otra cinta haya obtenido menos números 1 pero más 2 o 3.