‘El prodigio’: Lelio y el poder del relato

'El prodigio' / 'The Wonder'
Fabulosa
Una profunda historia que funciona muy bien a nivel literal y alegórico
4.8

La Sección Oficial del Festival Internacional de Cine de San Sebastián se ha marcado un golazo seleccionando el último largometraje del director chileno Sebastián Lelio, el octavo en su filmografía y sobre todo después de sus dos grandes éxitos internacionales, Gloria y Una mujer fantástica, que ganó el Oscar a la Mejor película en lengua extranjera en 2018. Con El prodigio (The Wonder) ha logrado superar expectativas con una preciosa y devastadora historia sobre el poder del relato.

Lib (Florence Pugh) es una enfermera inglesa a la que encargan una dura tarea durante la Gran Hambruna que asoló Irlanda (y sobre todo su entorno rural) a mediados del siglo XIX, una tragedia que provocó un millón de muertes y una oleada masiva de migración. Su labor consiste en vigilar y aportar informes sobre una niña de once años (Kíla Lord Cassidy) que lleva cuatro meses sin comer, pero parece en perfecto estado de salud. Su fama está empezando a trascender y necesitan estos reportes (que se combinarán con los de una monja) para certificar el milagro. Sin embargo Lib sospechará desde el principio que no hay intervención divina de por medio y luchará contra la superstición y la vigilancia de su madre (Elaine Cassidy) para descubrir la verdad, una terrible verdad que tiene sometida a la joven y que puede acabar con su vida. La salvación de la cría también será una vía para salvarse ella misma y redimirse de su vida anterior.

Con una fotografía que destaca la brutalidad ondulante y bella del campo irlandés, sus días sin sol y los interiores en penumbra, y la sobriedad de vestimentas y decoración, Lelio construye una fábula perfecta sobre cómo la narración, las historias que nos contamos, pueden ser un medio para sobrellevar la calamidad, para ganar dinero, para someter y para salvar. Gracias a un precioso recurso, una narradora nos introduce en la película enseñando primero la tramoya y dejando claro que nos va a pedir que elijamos en qué lugar del relato nos encontramos, y el director deposita todo el peso de la película en una fabulosa Florence Pugh, que carga sobre sus hombros un personaje fuerte pero cálido y que se gana al espectador desde el primer plano. Acompañada de un reparto lleno de caras conocidas (Ciarán Hinds, Toby Jones, Elaine Cassidy, Tom Burke), «Miss Flo» conduce la trama con paso firme y aporta credibilidad en medio de la incredulidad del pretendido milagro y la beatería de los habitantes de la Irlanda rural. A medida que avanza la película, el drama social y familiar irá trasformándose en un thriller, y desembocará en un final luminoso en el que se abandonan los tonos mortecinos y las vestimentas sobrias, y la pobreza cede el sitio a la abundancia.

Todo es relato. El relato puede matar y puede salvar. Y el espectador/lector/ser humano tiene que decantarse por el lado en que se sitúa.