Elena Anaya: «Ganar un Goya no cambia nada»

Recién llegada de Glasgow, de donde viene de rodar la ópera prima de Colin Kennedy, Swung, Elena Anaya estrena hoy en España Pensé que iba a haber fiesta, tercera película de la directora argentina Victoria Galardi. Esta cinta supone su regreso a la gran pantalla, de la que había estado alejada desde 2011.

Uno se se sienta delante de Elena Anaya (Palencia, 1975) y automáticamente, sin necesidad de que lleve puesta ninguna malla diseñada por Jean Paul Gaultier, entiende al instante por qué Pedro Almodóvar la escogió para interpretar a la frágil Vera Cruz en La piel que habito. Sorprende la cálida serenidad que transmite al hablar de los proyectos que le llegan. «Soy muy loca a la hora de aceptar personajes que los directores ven en mí, por muy surrealistas o salvajes que me parezcan, porque son los que más me gustan».

Fue esa valentía al llevar a cabo la propuesta del director manchego la que le dio el Goya en 2012, aunque confiesa que le sigue dando vértigo enfrentarse a un proyecto nuevo. «El Goya no cambia nada. Recibirlo fue un sueño; cuando me lo dieron no me lo podía creer, no sabía dónde ponerlo. Lo primero que hice fue llevármelo a un parque, juntar a un montón de amigos y montar un fiestón con vino y chorizo de jabalí», asegura.

«Creo que ha habido películas clave en mi filmografía pero nunca me he planteado si soy una actriz consolidada, porque el día menos pensado dejas de trabajar y desapareces. En España hay actores maravillosos con trayectorias muy interesantes que no están trabajando, así que cruzo los dedos y agradezco la oportunidad de poder elegir los proyectos, aunque a veces son los proyectos los que te eligen a ti«.

Disciplinada, afirma dejarse llevar por sus directores en ese viaje nocturno en el que ellos ponen la luz que marca el camino. Se fijó en el guión de Victoria Galardi porque le interesaba lo que había visto en sus dos películas anteriores, Amorosa soledad y Cerro Bayo. «Cuentan cosas aparentemente sencillas pero lo que hay detrás es muy salvaje«. Mientras que Cerro Bayo retrataba de manera coral la atmósfera disfuncional de un pequeño pueblo al norte de Bariloche, Pensé que iba a haber fiesta se centra en la amistad entre Ana (Elena Anaya) y Lucía (Valeria Bertuccelli), relación que inevitablemente cambiará cuando el ex marido de Lucía aparezca en escena mientras su amiga le cuida la casa.

«Mi personaje cuenta la historia en su soledad. Es ella quien, en su nerviosismo y su inseguridad, hace que pase algo que afecta a todos los otros personajes, sabiendo que es muy probable que pierda para siempre a su amiga». La premisa de la película es básica y aplicable a cualquier estrato social, si bien Galardi la sitúa en un ambiente acomodado, dentro de una casa con piscina  -muy presente en los momentos clave de la película- en la que prácticamente encierra toda la trama. «La piscina es un personaje más», afirma. «Lo entendí mientas leía el guión, aunque Victoria no te descifra en él el significado de los símbolos que hay en sus películas -te lo cuenta luego, en persona- esa piscina está ahí por un motivo, no es algo fortuito. Es un símil del estado de putrefacción en el que todo está entrando».

En este punto Almodóvar vuelve a salir en la conversación: «Pedro es un director maravilloso que explica en su guión -que en vez de tener 100 páginas puede tener 140- todo lo que quiere que sea la película y, cuando has acabado de leértelo, tienes una charla con él de cinco horas en la que te vuelve a contar todo lo que te has leído, porque es importante para la película».

«Yo no pude parar de reírme en toda la película», dice sobre Los amantes pasajeros, que solamente ha conseguido una nominación a los Goya, en la categoría de mejor diseño de vestuario. «Respeto los votos de la Academia de Cine español. Me da mucha alegría el reconocimiento que le ha hecho a Pedro en Berlín la Academia de Cine europeo. ¿Que gana un BAFTA pero aquí no es preseleccionado para ir a los Oscar? Yo he visto el cariño que la gente le tiene a Pedro, que llega al punto de que no puedes pasear con él por la calle porque la gente lo para para decirle que le quiere. Ocurre».

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