La tercera jornada de la muestra se presentaba más ecléctica en cuanto a temáticas y por lo tanto con más posibilidades de descubrir cintas originales, curiosas o simplemente diferentes. La cosa ha sido así, aunque solo a media. Propuestas de calidad, divertidas y correctamente ejecutadas se veían las caras frente a refritos tediosos y aburridos que han provocado sentimientos enfrentados en una jornada llena de cine.
La sesión de la mañana comenzaba con gran revuelo por parte del público infantil. Lorax se mostraba ante el joven público de la muestra Syfy tras haber arrasado en taquilla en Estados Unidos con 70 millones de dólares de recaudación. La divertida historia del guardián del bosque de trúfulas se ha adaptado a la pantalla con gran pericia a nivel de ritmo guión y animación, un campo en el que cada vez van mejorando los trabajos que nos trae Universal. Con un evidente mensaje ecologista y una historia emocionante, la historia de Lorax, en busca de la trúfula perdida discurre por unos fáciles 94 minutos de metraje con una historia sencilla, emocionante y con moraleja, como buena historia escrita por el Dr. Seuss. Es fácil comprender ese sonado éxito en ultramar, y es esperable que ocurra algo parecido en su estreno en España el próximo 30 de Marzo.
La primera sesión de la tarde enlazaba temáticamente la mañana con el resto del día: The Prodigies, una propuesta de animación francesa en 3D, en principio enfocada para el público adolescente pero que se les fue de las manos a sus responsable y tuvo problemas para estrenarse en algunas regiones dado su alto contenido de violencia. Las circunstancias en este caso son irrelevantes, el material que tenemos entre manos es un constante quiero y no puedo tedioso y deslavazado que provoca desconcierto por doquier. La simple y parca animación, a años luz de lo que se produce hoy en día tampoco ayuda. Una fallida propuesta con un guión que en ocasiones roza el absurdo y cuyo tempo, montaje o planificación ni siquiera ayudan a disimularlo.
El tercer título del programa, Atrocious, prometía hacer las delicias de los fans de «found footage», que se está convirtiendo en un subgénero dentro del cine de terror. Pero que ni siquiera éstos disfrutaron con la historia de dos hermanos que aprovechan un veraneo en una casona de Sitges para grabar con su cámara y terminan viviendo una auténtica pesadilla. La película tiene tantos problemas que es difícil encontrar alguna virtud. Su carencia de estructura y excesiva duración la hacen aburrida y lenta, aunque el final está tan embrollado y precipitado que seguramente fue la que dio más que hablar en la cola de espera para la siguiente película: más de veinte minutos intentando dilucidar quién había matado a quién, y nadie llegó a una conclusión clara.
Quizá por eso y por las ganas acumuladas de ver por fin una película de género consistente, dura, con una historia potente, The Woman se ha convertido en una de las mejores películas del programa. Definida como cinta feminista de terror, el director Lucky McKee y el guionista James Ketchum (autor de la novela en la que se basa) dan la vuelta al tópico del buen salvaje y llevan al extremo una historia de crueldad y horror doméstico a varios niveles en una idílica comunidad estadounidense. El padre de familia y villano es una especie de Trinity con aprendiz que se gana a pulso las ansias de represalias que acumula el público a lo largo de cincuenta minutos de torturas, maltrato y monstruosidades.
La penúltima proyección del día ha sido Apollo 18, y para ella se ha contado con la presencia de su director, Gonzalo López-Gallego, que ha acompañado a Leticia Dolera en la presentación de la película. De la mano de dos titanes del cine como son los hermanos Westein nos llega una apuesta tan atrevida como acertada, que parte de la idea de la existencia de numerosas grabaciones de un último viaje a la luna que permanece clasificado como alto secreto, el que habría sido el Apollo 18. La cinta mantiene un nivel sobresaliente durante todo su metraje, y comienza su andadura dejando clara su intención estética y narrativa al mostrar únicamente imágenes tomadas con cámaras que se encuentran en escena y consiguiendo dotarlas de un realismo delicioso. A partir del alunizaje en el polo sur de la luna el tono de la película es tan intenso como su historia, y los dos cosmonautas descubrirán horrorizados el verdadero motivo de su expedición mientras el espectador permanece pegado a la butaca, sumergiéndose por completo en la montaña rusa de sensaciones que provoca este largometraje. La proyección ha terminado con un público muy satisfecho y con un pequeño coloquio con López-Gallego, que ha comentado las dificultades de un rodaje llevado a cabo en tan solo 18 días, toda una proeza.
Y tras el buen sabor de boca que dejaron The Woman y Apollo 18 llegaba el momento de la última sesión del día con 4:44 Last Day on Earth. Con algo de retraso comenzaba la proyección de lo último de Abel Ferrara, una película que nos relata las horas previas al fin del mundo cuando todo el planeta conoce el momento exacto de su destino. Protagonizada por Willem Dafoe y Natasha Lyonne nos encontramos ante un despropósito con pretensiones filosóficas que no cuenta prácticamente nada. La última noche de esta pareja no es otra cosa que una sucesión de escenas sin conexión ni sentido, cargadas de pretensiones y que no provocan ningún interés y acompañadas de un trabajo de edición y montaje lamentables. Hay que añadirle la intención exagerada de remarcar una y otra vez la misma moralina y de repetir la misma estructura durante toda la película y tenemos como resultado un despropósito cinematográfico de proporciones bíblicas. El público que ha aguantado los 85 minutos de metraje no se ha cortado en abuchear cuando (por fin) ha llegado el fin del mundo.