«Espero ser el mismo Álex González en lugar del nuevo Mario Casas»

Con motivo de la presentación en el Festival de Málaga de Combustión, la última película de Daniel Calparsoro, hemos charlado con Álex González, que protagoniza la cinta acompañado de Adriana Ugarte y Alberto Ammann. Álex González es Mikel, el joven que caerá en la trampa de Ari (Ugarte) y Navas (Ammann) y entrará en el peligroso mundo de esta pareja, cuyo telón de fondo son las carreras ilegales de coches. Lo que el propio actor madrileño describe como uno de sus mejores años puede consolidarse con el estreno de Combustión el próximo 26 de abril si el gran público se pone de su parte.

Pregunta: Hace una semana estrenas Alacrán enamorado y ahora presentas Combustión. ¿Es un gran año en tu carrera?
Respuesta:
Sí, absolutamente. Esta profesión es lo que tiene, que hay años que no estrenas nada y otros que estrenas dos películas. Para mi tener dos películas a la vez en cartelera es un lujo, pero con la situación que estamos viviendo me hace especialmente ilusión porque es un milagro.

P: ¿Resulta especialmente complicado enlazar varios proyectos ahora mismo?
R:
Es muy difícil, me da hasta una especie de miedo. Te alegras, pero sabes que esto es muy cíclico. Creo que nadie tiene la clave del éxito, aunque hay directores o actrices que lo conocen más que otros, o un éxito más prolongado, como Miguel Ángel Silvestre o Mario Casas, pero hay que estar preparado para todo, y ya que lo pasamos tan mal cuando no trabajamos y no tenemos dinero hay que disfrutar cuando nos va bien.

P: ¿Y cómo se disfruta de un momento como éste?
R: Una de las formas de disfrutarlo es hacer la promoción lo mejor que pueda, con mi mejor talante y mi mejor actitud, algo para lo que deberíamos copiar un poco más a los americanos. Y en la forma de trabajar, disfruto todo lo que pueda, tanto de la cantidad como de la calidad. Combustión ha sido una película para disfrutar, para atreverse, es una historia muy parecida a Daniel Calparsoro, el director, que es contundente y muy lúdico a la vez. El propio Daniel nos dijo, cuando empezamos, que esta película no se podía sufrir, y así ha sido.

P: Es cine de acción, de persecuciones.. ¿cómo te llega el proyecto y qué te anima a hacerlo?
R:
Yo siempre digo que si hubiera podido elegir en ese momento qué hacer y con quién, hubiera elegido hacer Combustión con Adriana Ugarte y Alberto Ammann, que tenía muchas ganas de trabajar con ellos. El proyecto me llegó a través de una llamada de Daniel y ha sido la primera película que hago sin hacer casting.

P: ¿Te gustaba el mundo del motor antes de hacer la película?
R:
Me gusta el mundo del motor y la velocidad, pero no soy un fanático de los coches. De joven lo fui de las motos y tuve un accidente en el que casi pierdo el brazo y, desde ese día, con 19 años, no cogí otra moto hasta hace muy poco. Combustión es una película que te invita a experimentar algo muy sensorial con esto del motor, que tiene que ver con el olor a gasolina, con el ruido del motor..

P: Y con este perfil de aficionado al motor, ¿cuánto te han dejado hacer de las escenas que conllevaban más riesgo?
R:
A Alberto y a mi nos han dejado hacer bastante, y lo que no nos han dejado me atrevo a decir que no ha sido por habilidad con el coche, si no por seguridad.

P: También te has lanzado con alguna escena sexual bastante explícita, ¿cómo te quitas los tapujos?
R:
Bueno, de Combustión se decía que había actores que la rechazaron porque había mucho sexo. Yo también leí ese guión, en el que había tres escenas de sexo -que Daniel redujo a una en rodaje- y, en mi opinión, es una escena muy bien rodada, con una luz preciosa y nada sórdida.

P: Sí, pero hay actores que son reacios a mostrarse ante cámara.
R:
Yo soy de ese tipo, aunque no te lo creas. Considero que hay películas en las que te desnudas tanto a tantos niveles que el físico es lo de menos. También depende de la historia que estés contando, de cómo la estés contando y de quién la esté contando. A mi me gusta como rueda Daniel en general, pero en este caso en particular creo que ha tenido mucho gusto. Me gusta que decidiera rodar solamente una escena de sexo porque no era necesario más y no se va a vender así. Trabajando no me importa desnudarme, me cuesta más a la hora de hacer promoción, cuando te piden que te quites la camiseta para unas fotos y me siento un poco como si estuviera vendiendo una mercancía. Y claro, no es lo mismo hace diez años que ahora, con los 32 años que ya tengo no sé como vender esa papeleta. Creo que ya he pasado esa etapa.

P: Sin embargo, para el público general formas parte del grupo joven y guapo del cine español. ¿Puede convertirse en un estigma?
R:
No, en absoluto. Con 32 años, a pesar de ser una edad importante para una persona y en particular para un hombre, no me siento mayor, considero que es una edad suficiente para hacerte responsable de muchas cosas, pero no me siento viejo, que hablo como si fuera el abuelo caldereta. A esta edad puedes hacer Combustión y también puedes acceder a otro tipo de papeles, a partir de los treinta ya empezamos a notar el efecto pirámide, que ya no hay tantos papeles y empiezas a pensar más seriamente en tu carrera.

P: ¿Ha llegado entonces un punto en tu carrera en el que te sientes lo suficientemente maduro como para no aceptar cualquier tipo de papel?
R:
Lo podríamos resumir en que a partir de los 30 no todo vale. Pero no por una cuestión de elitismo, si no pensando en que eres tu propia empresa, pensando en qué vas a hacer y cómo te va a repercutir. No es lo mismo hacer una película con Coixet como Ayer no termina nunca, que te abre un camino, quizá más maduro, en tu carrera, o hacer Combustión, que también es un ladrillo muy importante y que puede atraer al gran público y arrancar una buena taquilla, algo también muy importante.

P: Combustión buscar repetir el fenómeno de Tres metros sobre el cielo y Tengo ganas de ti, ¿Te da un poco de vértigo convertirte en el nuevo Mario Casas?
R: No, en absoluto. Fui muy consciente de a qué púbico va sobre todo dirigida esta película, sé qué papel estoy haciendo y el rock & roll que tengo que bailar. Si eso pasara espero ser el mismo Álex González en lugar del nuevo Mario Casas. Hace ya diez años que estoy trabajando en esto y si pasara, sería bienvenido, porque ahora mismo de cara a los productores es importante que a gente te quiera ver, pero no lo viviría igual que cuando tenía veinte años.

P: También has participado en una superproducción de Hollywood como fue X-Men: Primera Generación. Si tuvieras la posibilidad de elegir cualquier proyecto, ¿a qué se acercaría más?
R:
Cada cosa que he hecho me ha aportado algo, con X-Men aprendí más como persona que como actor, porque era un personaje pequeño y pude experimentar cómo funcionaba una industria que no conocía, desde un lugar afortunado de observación, coqueteando, como si fuera un simulacro, y si en un futuro tengo que hacer otra cosa ya sé a qué huele. Se acercaría más a Alacrán enamorado, pero no solamente por el resultado, si no por el proceso. Pude leer desde el primer al último guión, hablar desde el principio con el director y con el guionista y poder discutir con ellos. Eso hace que cuando te pongas delante de una cámara te hayas metido al personaje de forma orgánica y haya una intimidad con el director y su lenguaje.

P: ¿Es una cuestión de implicación en el proyecto?
R:
Sí, la fórmula te doy un guión, ensayamos dos semanas y rodamos en dos meses no me gusta mucho, porque a mi me gusta sentirme parte de lo que hago.

P: Sin embargo en un proyecto como Combustión, la implicación del actor debe de ser menor…
R:
En Combustión no hemos tenido la oportunidad de tener una implicación tan larga, pero sí ha habido. Daniel en ese sentido tiene mucha seguridad en lo que hace y ha optado por una postura muy inteligente, que es la de escuchar lo que tú le digas sin que le trastoque, y él te lo compra o no. Yo pude leer una versión del guión, hablé con él y le expliqué por qué quería hacer a Mikel y como creía que se podía acentuar más el personaje y acercarlo al público. Afortunadamente Daniel ha conseguido que el personaje no caiga mal, que era, sobre el papel, un peligro.

P: La película da pie a una secuela, ¿repetirías si te lo ofrecen?
R:
Sí, absolutamente.

P: ¿Y esperas algún premio para Combustión en este Festival de Málaga?
R:
Me gustaría mucho el premio a mejor director para Daniel, que se lo merece.