Críticas desde Cannes: ‘Behind the Candelabra’ y ‘La grande bellezza’

La crítica es basante unánime con Behind the candelabra, de Steven Soderbergh, al destacar el trabajo de Matt Damon y, sobre todo, Michael Douglas. En cambio, las opiniones no pueden ser más dispares con La grande bellezza, de Paolo Sorrentino: para unos obra maestra, para otros «lo peor del festival».

Carlos Boyero, El País
http://cultura.elpais.com/cultura/2013/05/21/actualidad/1369161513_107117.html

  • Behind the Candelabra, de Steven Soderbergh

Soderbergh utiliza al pianista y showman Liberace, una figura con enorme arraigo popular en el mundo del espectáculo de Las Vegas y en la televisión, símbolo del kitsch más ostentoso, homosexual en una época en la que la mayoría de los famosos no se atrevían a salir del armario, para contarnos su destructiva historia de amor con un hombre joven con el que ejercía de tutor, amante, padre o amigo en función de sus distintos estados anímicos.
Para protagonizar este áspero retrato de dos personajes tan excesivos como amanerados, Soderbergh ha elegido a dos actores heterosexuales y prototipos de la virilidad como Michael Douglas y Matt Damon. El trabajo de ambos es excelso. Mantienen la sobriedad gestual y la intensidad interna y los matices en la piel y en el corazón de dos personas cuya imagen y características invitan al desmadre.

  • La grande bellezza, de Paolo Sorrentino

En la película La gran belleza Sorrentino despliega lo peor y lo mejor de su universo. Dedica excesivo y repetitivo metraje a una historia que ganaría si en el montaje hubiera desechado unas cuantas tonterías (…). La cámara de Sorrentino pretende ser tan experimentadora y audaz que acaba mareándote. Y si se encapricha de la idea más gratuita que se le ha ocurrido o cree que alcanza la plenitud expresiva filmando un baile, puede repetir hasta la extenuación del espectador lo que él considera brillantes hallazgos. Pero en otros momentos existe auténtico poder poético, imágenes hermosas y sugerentes, diálogos y reflexiones que desprenden inteligencia y veracidad.

Luis Martínez, El Mundo 

Steven Soderbergh vuelve a jugar al despiste que tan ocupado le tiene es sus últimos trabajos y aplica su pulso, cerebral y analítico, a una historia sencillamente torrencial (…). El director opta por aplicar su método de cirujano a un personaje desmedido. Importa el contraste: el contacto del calor de la carne con el frío del bisturí. Y así, entre el folclore y los chistes ingeniosos, poco a poco emerge la imagen perfecta de una historia profundamente triste de soledad, rechazo, egoísmo, mentira y, recuérdese la época, sida (…)
Sea como sea, quizá habría hecho falta más empeño, más fiebre en la puesta en escena. Pocos relatos tan desoladores entre la fanfarrria de la vida disoluta y pocas direcciones tan distantes. Sin embargo, y aquí lo sencillamente incuestionable, tanto Michael Douglas (sobre todo) como Matt Damon completan dos trabajos tan perfectos que asustan.

La grande bellezza, de Paolo Sorrentino, no es tanto una película como la descripción pautada de todo lo que queda cuando no queda nada; de esa sensación efímera, por pausada y diáfana, que precede a la aceptación tranquila de lo absurdo de todo. De todo esto. No es tanto melancolía como lucidez; no es dolor, es belleza. Sin duda, una obra maestra. Y bella. Profundamente bella. Hasta el ridículo (…).
Sorrentino consigue crear un mundo propio e infectado cuyas venas se ofrecen de par en par a la sangre de gente como Fellini, De Sica o Risi; un universo operístico que se abre a los sentidos como la flor más gigante, magnética y repugnante.

María Guerra, Cadena SER
http://blogs.cadenaser.com/la-script/2013/05/21/las-lagrimas-de-michael-douglas/

  • Behind the Candelabra, de Steven Soderbergh

Hay algo de televisivo en esta película rodada a toda prisa, en tan solo 33 días y que tiene inexplicables bajones de guión. Su potencia está en la fuerza emocional de los actores, en especial, Michael Douglas, que dota a su Liberace de esa genialidad, poderío y a la vez inmensa fragilidad propia de las grandes estrellas. Douglas ha depositado su propia vulnerabilidad en esta estrella en declive, que podría traducirse en un premio a mejor actor en este festival.

Carlos F. Heredero, Caimán
http://www.caimanediciones.es/el-festival-de-cannes-dia-a-dia-y-en-tiempo-real-la-opinion-de-la-critica/

  • Behind the Candelabra, de Steven Soderbergh

La película, quizá por su previsto destino televisivo, es una realización humilde, honesta y bastante convencional por parte de Steven Soderbergh, que consigue manufacturar un producto artesanal de indudable eficacia como biopic y sometido a ciertas servidumbres propias de este modelo (…). Una obra sin duda menor en la filmografía de Soderbergh, pero en nada despreciable.

  • La grande bellezza, de Paolo Sorrentino

Por si acaso aún no habíamos tenido suficiente con los respectivos empachos egomaníacos que supusieron Il divo (2008) y This Must Be the Place (2011), este año La grande bellezza se encarga de elevar hasta el éxtasis místico sus galácticas pretensiones (…). El problema, igual que en sus trabajos anteriores, se llama petulancia. Porque no hay ni un solo plano de la película que no aspire a transmitir una intensa exaltación emocional o formal, porque esa trascendentalización continuada se impone desde fuera y no surge de dentro, se construye a base de travellings aparatosos, grúas innecesarias, contrapicados efectistas, encuadres pomposos y músicas redundantes para filmar una fauna que diríase salida de un Fellini hortera y de cuarta división (…). Lo peor, con mucho, de todo el festival.