Críticas desde Venecia: ‘El hombre de hielo’

En la segunda jornada de la Mostra de Venecia la película que se ha llevado todas las atenciones no forma parte de la competición. El hombre de hielo copa los titulares gracias a un Michael Shannon que todos coinciden en tildar de terrorífico. En la sección oficial, la francesa Superstar y la rusa Traición han merecido más peros que aplausos.

Carlos Boyero, El País

http://cultura.elpais.com/cultura/2012/08/30/actualidad/1346348654_829434.html

Superstar
La idea de Xavier Giannoli es brillante. También logra que compartas la angustia del ídolo que surgió de la nada y que te inquieten las barbaridades que pueden crear las nuevas tecnologías. Pero a ratos la película no avanza, parece reiterativa. Es mejor el planteamiento que su desarrollo, pero con todas esas limitaciones, deja cierto poso en la memoria y un asco profundo hacia los bastardos mecanismos que utilizan los realities para pillar audiencias.

El hombre de hielo
Sobran algunas explicaciones triviales sobre los traumas infantiles con su padre y con su hermano que sufrió el futuro killer, pero el tono realista y sombrío que logra el director te engancha. Y por supuesto, también es imposible distraerte de lo que ocurre en la pantalla cada vez que aparece en ella Michael Shannon, un malo a la altura de los grandes villanos de la historia del cine.

Izmena (Traición)
El comienzo de la rusa Izmena es impactante, pero el resto se desliza hacia el disparate, el psicologismo retorcido, la sensación de que no sabe qué hacer en la progresión de su tortuosa historia, un retrato que roza lo grotesco sobre las complicadas relaciones entre hombres y mujeres.

Luis Martínez, El Mundo

http://www.elmundo.es/elmundo/2012/08/30/cultura/1346343301.html

El hombre de hielo
El perfil amenazador de Shannon convertido no en su personaje, sino transformado en la sombra que nadie hubiera querido ver nunca, se desprende de la pantalla hasta tatuarse en la retina. Suena lírico y, en realidad, es más una experiencia física. Oprime el pecho, hace sudar las manos (…). La puesta en escena, tan impersonal como rutinaria, abandona por el camino los muchos argumentos trascendentales a los que invita la historia. El hombre ajeno de sí mismo, el individuo convertido sujeto amoral o los límites de la responsabilidad, por citar los tres primeros capítulos de cualquier tratado de ética contemporánea, son todos asuntos abandonados a la impericia de un director completamente inconsciente de lo que se trae entre manos.

Superstar
Curiosamente una de las historias de la próxima película de Woody Allen (la protagonizada por Roberto Benigni) trata, con más gracia, de lo mismo. La idea es buena y el desarrollo tan perfectamente plano que deja pocas opciones. La película quiere ser una versión actualizada de El proceso, de Kafka, y no lo es. Simplemente se limita a seguir el paso con gesto cansino a una buena idea que hubiera necesitado mucho más para trascender el terreno de lo obvio.

Izmena (Traición) 
Un ritmo lento, premioso incluso; agobiante; difícil… Por su puesto, no hay ni prisionneros ni heridos. Al final, el exceso de autoindulgencia, el esteticismo cargante y la absoluta falta de piedad con el espectador acaban por exigir una rendición sin condiciones. Demoledor.

Ori R. Marchante, Abc

http://www.abc.es/20120831/cultura-cine/abci-cimino-festival-venecia-201208310227.html

Izmena (Traición)
Izmena la ha dirigido Kirill Serebrennikov, un enigma como su película, que trata del encuentro de un hombre y una mujer a los que sus respectivas parejas les engañan; o sea, que arranca con el tintineo helado de la frase: «Su mujer le engaña con mi marido». A partir de ahí, la película empieza a perder peso y a ponerse en plan modelo de pasarela con un surrealismo entre Buñuel y Lynch, pero de recuelo. El rasgo más notable de «Izmena», además de una cámara que mata por hacerse notar, es su absoluta frialdad, a pesar de que habla de traiciones, pasiones, amores, muertes y eso, la impresión que deja es como de monitor de horario de salidas de trenes.

Superstar
A esta fábula que nos enfrenta a profundas contradicciones (¿sabían que lo que está más de moda es no estar de moda?) le falta algo de sutileza en sus reflexiones y le sobra algo de músculo, carreritas y un romance sin alma.

María Guerra, La Script (Cadena SER)

http://blogs.cadenaser.com/la-script/2012/08/31/winona-ryder-deja-la-buena-vida/

El hombre de hielo
La película del director israelí Ariel Vromen es la gélida visión de un hombre que lleva dos vidas paralelas, la de ejecutor y tierno padre de familia. Ray Liotta y James Franco completan un reparto que encajaría perfectamente en una de gansters de Martin Scorsese, pero sin conseguir una película con personalidad y voz propia. Vromen, además abusa del rocoso rostro de Shannon, que empieza a repetirse en sus papeles de perturbado. En cambio, Winona Ryder ha hecho bien en dejar su poltrona porque llena de matices el turbio personaje de la mujer del asesino: dócil, negadora y asustada.

Superstar
Se trata de un torrente de tópicos y un análisis tan superficial como lo que crítica, sin aportar nada. Prepárense para ver comedias de este tipo: Woody Allen y Matteo Garrone lo hacen en sus siguientes largometrajes, A Roma con Amor y Realidad, pero con mucha más acidez, inteligencia e ironía.

Izmena (Traición)
La tragedia, el humor y el peso del destino muestran los avatares de los cónyuges despechados. La textura de la luz, la cámara opresiva envolviendo a los amantes y el vacío de los escenarios la convierten en una película pesadilla, llena de loco magnetismo pero que se pierde a ratos en su ambición. El miniaturismo llega a desquiciar. Si lo busca, lo ha conseguido.