El Festival de San Sebastián dedicará en su 58ª edición una retrospectiva completa a la obra del director estadounidense Don Siegel, creador de obras fundamentales de la serie B como La invasión de los ladrones de cuerpos (1956), renovador del cine policiaco en los años sesenta y setenta con Código del hampa (1964) y Harry, el sucio (1971) e impulsor de la carrera de Clint Eastwood como actor y director.
«Él me animó a que dirigiera y yo le animé a ser actor… Yo creo que si hay algo que verdaderamente aprendí de Don Siegel es a saber lo que quieres rodar y a saber qué estás viendo cuando lo ves; y eso es algo que no he visto muchas veces en todos estos años”. Así se expresaba Clint Eastwood sobre su amigo Don Siegel, para quien trabajó como actor en cinco películas, entre las que destacan Dirty Harry (Harry, el sucio, 1971) y Escape from Alcatraz (Fuga de Alcatraz, 1979). El estilo de Siegel, directo, siempre centrado en la esencia del relato y con un ritmo enérgico e impactante que aprendió a modelar en la sala de montaje, tuvo una importante influencia en el cine de Clint Eastwood como director, y es cercano al de otros cineastas que también pertenecieron a la llamada “generación de la violencia”: Robert Aldrich, Richard Fleischer, Samuel Fuller, Richard Brooks o Nicholas Ray.
Don Siegel (Chicago, 1912-Nipomo, California, 1991) destacó desde sus primeros pasos como director: sus dos primeros cortometrajes, Star in the Night (1945) y Hitler Lives (1945) recibieron el Oscar en el mismo año, 1946, en las categorías de Mejor Corto de Ficción y Mejor Corto Documental.
Pero para entonces Don Siegel ya gozaba de gran prestigio como montador. Había estudiado en Cambridge (Inglaterra) y encontró trabajo en Hollywood en los estudios Warner Bros., donde hizo el montaje de numerosas películas, muchas de ellas sin acreditar. Entre las más destacadas están algunas de las mejores obras de Anatole Litvak (Confessions of a Nazi Spy, 1939; All This and Heaven Too / El cielo y tú, 1940), Raoul Walsh (The Roaring Twenties /Los violentos años 20, 1939; They Drive by Night / La pasión ciega, 1940; They Died with Their Boots On / Murieron con las botas puestas, 1941 y Gentleman Jim, 1942) y Michael Curtiz (Mission to Moscow, 1943).
Tras sus dos premiados cortos, debutó en la dirección de largometrajes con The Verdict (1946), la primera de una serie de pequeñas producciones con las que Siegel logró trascender las limitaciones de la serie B y aportar títulos muy significativos a distintos géneros en la década de los 50: el cine negro y el thriller con The Big Steal (1949), Count the Hours (1953) y Private Hell 36 (1954); el western con The Duel at Silver Creek (1952) y sobre todo la ciencia-ficción con uno de los títulos fundamentales de la paranoia política, científica y extraterrestre: Invasion of the Body Snatchers (La invasión de los ladrones de cuerpos, 1956).
Acostumbrado a trabajar a destajo y a sacar la máxima expresividad a los recursos limitados, en 1960 dirigió a Elvis Presley en Flaming Star (Estrella de fuego, 1960), con lo que accedió a producciónes de mayor envergadura. Mientras alternaba trabajos para la televisión, su labor en el cine de los años 60 quedó marcada por dos películas de gran importancia en la renovación del thriller y el cine policiaco: The Killers (Código del hampa, 1964), protagonizada por Lee Marvin y Angie Dickinson, y Madigan (Brigada homicida, 1968) con Richard Widmark y Henry Fonda, que dio lugar a una serie de televisión del mismo título. En ese mismo año, comenzó a trabajar con Clint Eastwood en el policiaco Coogan’s Bluff (La jungla humana, 1968), al que siguieron el western Two Mules for Sister Sara (Dos mulas y una mujer, 1970), la inquietante The Beguiled (El seductor, 1971) y la mítica Harry, el sucio, todo un icono del cine policiaco y de acción de los 70. La quinta y última colaboración de Eastwood y Siegel se produjo al final de la década en Fuga de Alcatraz (1979).
Otros excelentes policiacos como Charley Varrick (La gran estafa, 1973), The Black Windmill (El molino negro, 1974) y Telefon (Teléfono, 1977), así como la última película que rodó John Wayne, la emotiva The Shootist (El último pistolero, 1976), forman también parte de una carrera que se cerró con dos películas en los años 80, Rough Cut (Golpe Audaz, 1980) y Blackjack / Jinxed! (1982).
Además, Don Siegel, que ha aparecido ocasionalmente en sus propias películas, tuvo papeles como actor en la primera película dirigida por Clint Eastwood, Play Misty for Me (Escalofrío en la noche, 1971) y en el remake de La invasión de los ladrones de cuerpos, 1978) que dirigió Philip Kaufman.