Hallström firma un vulgar remedo de 'The Killing'

Hallström firma un vulgar remedo de ‘The Killing’

Hallström firma un vulgar remedo de 'The Killing'

El Festival de San Sebastián concluye mañana pero hoy se ha exhibido la última película en competición: El hipnotista, un thriller a la sueca firmado por Lasse Hallström sin nada que le distinga de otras cintas de su mismo género y nacionalidad. Fuera de concurso aunque en sección oficial se ha proyectado ¡Atraco!, segunda cinta de Eduard Cortés este año que mejora pero poco la anterior, The Pelayos.

Hacía 25 años que Lasse Hallström no dirigía una cinta en su país. Todo ese tiempo lo ha pasado en Hollywood, al frente de proyectos de resultado desigual como la hermosa ¿ A quién ama Gilbert Grape?, las dulces Las normas de la casa de la sidra o Chocolat o la simpática y desaprovechada La pesca del salmón en Yemen. Todas ellas un escalón –o varios- por debajo de Mi vida como un perro, la sorprendente película que le dio a conocer fuera de Suecia allá por 1985.

Por eso aguardábamos el regreso de Hallström a su país con especial interés. Habíamos leído de sus ganas de volver a rodar en Estocolmo y de su interés por probar a realizar un thriller, algo que la maquinaria de Hollywood no le había facilitado al encasillarle como director melodramático. Después de ver El hipnotista comprobamos que los estudios saben lo que dicen.

Su película es, sencillamente, una más del montón de thrillers que el cine sueco está produciendo en paralelo o a rebufo del éxito de la novela policiaca de la que Los hombres que no amaban a las mujeres es su buque insignia. También El hipnotista se basa en un libro firmado por Lars Kepler, pseudónimo en realidad del escritor Alexander Ahndoril (auor de una biografía de Ingmar Bergman) y su mujer, Alexandra Coelho.

Va un poco de lo de siempre: un entrenador de baloncesto es asesinado a cuchilladas en un polideportivo y cuando van a dar la noticia a la familia se encuentran otros dos cadáveres –su mujer e hija- y a su hijo malherido e inconsciente. Para que el muchacho logre desatascar su memoria, la policía recurre a un hipnotista quien está en plena crisis matrimonial. Su participación en el caso acaba por complicar a su propia familia.

Ante el despliegue de subtramas y personajes, es inevitable percibir El hipnotista como un piloto de una miniserie al estilo The Killing, con similar atmósfera y tempo, pero con un desarrollo argumental y policiaco más pobre. La cinta se ve con cierto interés y contiene algunas escenas espléndidamente resueltas, pero el conjunto está muy lejos de la calidad que se espera de la competición oficial de un festival internacional.

Pero si cuesta entender qué pinta aquí El hipnotista, aún menos se comprende que ¡Atraco! forme parte de la sección oficial, por más que sea fuera de concurso. Nos alegra que la película del catalán Eduard Cortés haya sido un gran éxito de público en Argentina, pero eso no justifica la selección.

Si en The Pelayos contaba un saqueo continuado a casinos de medio mundo, ¡Atraco! es la historia de un robo auténtico tapado por un robo falso. Cortés corrige por tanto el grave error de la primera: su argumento se consumía en una simple fórmula estadística, quedándose sin materia cinematográfica sobre la que desarrollar el resto del relato. Aquí sí hay una trama más menos de enredo, escrita con cierta gracia buscando el humor primero y la ternura después. El humor funciona correctamente, sí, pero cuando la narración emprende el camino hacia el drama la cosa se despeña. Una lástima.