Esta mañana se presentaba en el festival uno de los platos fuertes de la programación. Carmina o revienta, el falso documental sobre Carmina Barrios que ha dirigido su hijo Paco León ha llenado hasta la bandera el pase de prensa del teatro Cervantes arrancando carcajadas y aplausos durante toda la proyección.
La ópera prima del actor sevillano es un retrato en clave de falso documental de una señora de 58 años que, tras sufrir varios robos en la venta que regenta en Sevilla, inventa una pícara forma de salir adelante. Mientras, de madrugada, en la cocina de su casa, reflexiona sobre su vida, su existencia y su forma de actuar.
Insólita y sorpendente como hacía tiempo que no se veía en el cine español, Carmina o revienta supone, sea por talento, casualidad o una conjunción de estas y otras muchas cosas, una bocanada de aire fresco ya no solo a una sección oficial correcta y sin riesgos, sino a un panorama audiovisual en nuestro país con las lanzas en alto tras la nueva situación administrativa.
Con poco dinero, mucha picaresca y buen material de base, Paco León conforma, en 70 minutos que acaban sabiendo a poco, un retrato social que le es cercano y que, a pesar de ser desconocido para el espectador, inevitablemente recuerda, desde su particularidad, a muchos otros referentes, de manera voluntaria o no.
Además, con una forma visual más que estimable, que dota a la cinta de mayor empaque del que a priori pudiera parecer, León se descubre como un buen realizador que según sus propias palabras trabaja desde la referencia visual como espectador, pues no ha recibido ningún tipo de enseñanza a este respecto. Aunque según sus propias palabras, «no estoy interesado en comenzar una carrera como director».
También se ha presentado hoy Wilaya, un amable retrato sobre la realidad saharaui actual que pasa muy de refilón por los problemas políticos para centrarse en la historia de su protagonista, una emigrada a España que vuelve a su región natal para descubrir que, por mas que lo quiera evitar, su destino sigue estando en el Sáhara.
Estimable y bien producida, se echa de menos en este pequeño relato un poco más de pasión por la propia historia que se está contando, ya sea desde el prisma ideológico, que siempre da juego a este respecto, o bien dotando de mas intensidad a la trama principal. Correcta, cumplida, pero de interés algo disperso.