Peter Mullan se ha convertido en el gran triunfador de esta edición del Festival de Cine de San Sebastián y eso que ningún premio lleva su nombre: su cinta Neds se ha llevado la Concha de Oro a la mejor película y la de Plata al mejor actor, el joven Connor McCarron. Otro de los favoritos, Raúl Ruiz, ha obtenido el premio al mejor director por Misterios de Lisboa. El cine español se lleva el Premio Especial del Jurado para Elisa K y el galardón a la mejor actriz, que ha sido para Nora Navas, la protagonista dePa negre.
Las quinielas de este año, por una vez, no andaban muy desencaminadas. Es lógico porque tampoco había muchas películas que premiar. El triunfo de Neds es tan razonable como si hubiera recaído en Pa negre, Misterios de Lisboa o Addicted to Love. Todas ellas son buenas películas, sin alcanzar ninguna la grandeza. En el caso de la cinta de Mullan es la que más se acerca a la virtud durante toda la primera parte de su metraje, aunque poco a poco vaya torciéndose emprendiendo un camino un tanto grotesco. Tiene, eso sí, una extraordinaria y arriesgadísima secuencia final que ayuda a redimir sus problemas.
La victoria de Raul Ruiz como director y la mención especial de Elisa K se veían venir desde su proyección. Ruiz es un habitual de los grandes certámenes internacionales y sus cuatro horas y cuarto de Misterios de Lisboa habían levantado pasiones entre parte de la audiencia que resistió el pase. El realizador chileno, desde luego, dota a su cine de una fuerte personalidad pero también resulta un poco acartonado para estos tiempos revueltos. El galardón a Judith Colell y Jordi Cadena por Elisa K era igualmente previsible pues es un interesante intento de contar una historia de una manera distinta. Un pena que Blog, de Elena Trapé, estuviera fuera de competición porque logra una narración verdaderamente novedosa y actual con muchas menos pretensiones de autoría y empalago artístico.
Los premios de interpretación son bastante incontestables, sobre todo el de Nora Novas por esa madre terrible que compone en Pa negre, un personaje complejo e inacabable, invadido por la tristeza y la derrota, capaz de lo mejor y lo peor. Es fácil augurar que la carrera de Novas, que hasta ahora se había desarrollado prácticamente por completo en la televisión catalana, despega aquí y le esperan muchas horas de altos vuelos. Por su parte, Connor McCarron está brillante como el adolescente que se transforma de pringado en matón, haciendo un periplo lleno de peligros, idas y venidas, y sobre el que recae todo el peso de la evolución de la cinta. Sólo se puede echar de menos a la exquisita sutileza de Bruno Ganz en Colours in the Dark.
El premio al mejor guión ha sido el más abucheado de todos: Home for Christmas, de Brent Hamer, también realizador del film. Es un trabajo bastante convencional, por más complejidad que siempre representen las películas corales de historias entrecruzadas. Hubiera sido mucho más acertado acordarse de Cerro Bayo, mucho más rico y agudo.
Antes de mencionar alguna ausencia más, celebraremos que el jurado se haya acordado de La mezquita, del marroquí Daoud Aoulad-Syad, con una Mención Especial. Esta cinta de tono berlaguiano ha sido una de las sorpresas más agradables del certamen. Se echa de menos, eso sí, que la china Addicted to Love se marche de vacío de este San Sebastián. No es una película redonda, pero sí una historia hermosa y sólidamente realizada.
Por último, el jurado de la crítica internacional (FIPRESCI) ha tenido la ocurrencia de premiar como mejor película Genpin, un publireportaje sobre una maternidad de medicina natural en Japón terriblemente plano y pobretón.