Mario Casas: «Agradezco que no me den siempre papeles de macarra»

Mario Casas (A Coruña, 1986), llega al Festival de Málaga de la mano de La mula, película que se ha quedado huérfana de realizador y, tras ser retenida durante tres años y haber sido causa de numerosas querellas entre sus productores, se ha postulado como una de las favoritas en la sección oficial. En este contexto hemos podido charlar con el joven actor que ha revolucionado la taquilla española con Tres metros sobre el cielo y Tengo ganas de ti.

Pregunta: Este año estrenas La mula, Las brujas de Zugarramurdi e Ismael, ¿te sientes especialmente afortunado?
Respuesta: Sí. Se vive con prudencia, y más viendo cómo está el país, ya no solamente la cultura, si no en general. Se vive agradeciendo a la gente que me señala con el dedo para situarme ahí, porque esa gente, el público, es el que decide. Soy un privilegiado y en todo lo que pienso es en trabajar muchísimo y no defraudar a la gente.

P: ¿De qué manera te llega un proyecto como La mula?
R: Me llamaron para hacer el casting y me dieron un día y medio para preparar la prueba.. ¡Con acento andaluz! (risas). Yo no tenía ni idea, así que me ayudó un amigo sevillano. Fue justo al salir de la prueba cuando me leí la novela y me enamoré de la historia.

P: ¿Y qué es lo que te enamoró?
R: Todo, la verdad. Estaba deseando que me dieran el personaje, y eso que era muy difícil, todo un reto por el acento, por la situación histórica y por trabajar con un director tan exigente como Michael Radford.

P: ¿Cómo te preparaste el acento de Juanillo, tu personaje?
R: Me fui a Andújar, a Jaén, a pasar unos días allí y conocer gente, saber cómo era el acento, y a ver si conseguía alguien que me echara un cable. Entonces apareció un chaval de mi edad para pedirme una foto con un acento y una manera de expresarse. Había algo muy de verdad en él, muy de la tierra. Hicimos un trato, yo me hacía la foto y él me ayudaba con el guión. Me llevó a su casa y estuve viviendo con su familia casi una semana en un cortijo. Fue maravilloso.

P: La mula es una película de guerra, pero no de batallas, ¿tuviste que aprender a hacer algo en particular?
R: Tuve que aprender a arar, nada más. Las armas solamente las toco una vez en la película y.. bueno, ya se ve cómo las aguanto.. (risas)

P: ¿Te has documentado mucho sobre la época y la zona en la que se desarrolla la película?
R: Sí, desde luego. La historia de España ya la conocía por el colegio, pero al sumergirme en lo que cuenta La mula y en sus personajes aprendí mucho. Aprendí que estas historias son de personas, sobre cómo vivían, cómo se relacionaban y qué pasaba por estar en un bando o en otro durante la Guerra Civil. También aprendí mucho por todo lo que me contaba Juan Eslava Galán, el autor de la novela y coguionista de la película.

P: De hecho, tu personaje es el reflejo de la historia real del padre de Juan Eslava Galán.
R: Exacto. Juan vio la película hace tres semanas e, inmediatamente después, me llamaron para contarme que estaba llorando cuando terminó. Dijo que le había recordado a su padre, que había algo en mi actuación que le había transmitido esas sensaciones que él había plasmado en la novela. Para mi ese es el mayor halago que puedo recibir.

P: Juanillo es humilde, sencillo… ¿se agradece que te den papeles que se salgan del estereotipo macarra?
R: Sí, lo agradezco mucho. Es necesario para un actor.

P: ¿Se disfrutan más estos papeles?
R: Es complicado. Para mi todas las películas tienen el mismo potencial y la misma dificultad, sean para un público adolescente o más adulto. Con todas aprendo muchísimo, pero personajes como el de Grupo 7 o Ismael, de Marcelo Piñeiro, sí requieren más madurez, y el proceso de madurar es imprescindible para poder contar historias. Uno tiene que crecer y le tienen que pasar cosas, es la única manera de interpretar emociones que con veinte años todavía no conoces.

P: ¿Alguna vez has tenido miedo a ser encasillado en el género juvenil?
R: La verdad es que no, porque películas como Tres metros sobre el cielo o Tengo ganas de ti tienen un trato y una factura a la altura de producciones americanas.

P: ¿Valentina, la mula, es buena compañera de trabajo?
R: Es maravillosa… (risas). Estaba muy bien amaestrada y era un animal muy tranquilo. Supuestamente son muy tercos, pero Valentina era muy buena y habíamos ensayado mucho con ella antes de empezar a rodar. Le cogí muchísimo cariño.

P: Y Secun de la Rosa es tu Sancho Panza particular..
R: (risas) Secun es un grande. Me ha enseñado mucho y yo me he agarrado a él, porque es un tipo que sabe muchísimo de comedia. Es muy listo y un gran actor, y solamente puedo estarle agradecido. Nos hicimos muy amigos porque vivimos una experiencia muy fuerte profesionalmente. Es una persona muy importante para mi.

P: La mula se rueda hace tres años pero ha sido retenida hasta ahora.. ¿cómo te sientes promocionándola tan tarde?
R: Se me hacía muy extraño ver la película por primera vez tres años y medio después de hacerla. Ahí es cuando te preguntas qué pasará, cómo estará la película, cómo estaremos nosotros, si habremos cambiado mucho.. pero en el momento que la vi pensé que se podía haber hecho el año pasado, porque todos esos sentimientos vuelven de nuevo.

P: Suenas como favorito de cara a la biznaga al mejor actor en este Festival de Málaga.
R: Hombre, me haría mucha ilusión, lógicamente. Más todavía en Andalucía, donde tiene lugar la película y donde hice mi primer largometraje, El camino de los ingleses. Además he venido muchísimos años aquí, así que lógicamente sería increíble. También sería un premio para todo ese equipo que ha luchado tanto para que la película salga y la gente la pueda ver.