Muestra Syfy: Blomkamp tampoco lo consigue con ‘Chappie’

Anoche daba el pistoletazo de salida la 12ª muestra de cine fantástico organizada por el canal temático Syfy. En esta ocasión ha sido el último trabajo del director Neill Blompkamp, Chappie, el elegido para abrir la muestra, un relato de ciencia ficción con tintes sociales como nos tiene acostumbrado el realizador que roza, con mejor o peor fortuna, algunos temas bastante espinosos sobre la ética científica y la moral religiosa.

La cinta, pasada por el tamiz del mainstream para reconducir y focalizar la atención en los procesos de aprendizaje y algunos dilemas morales y sociales de primer nivel para el público general, supone una mejora considerable a nivel estructural y de contenido frente a Elysium, la sorprendente decepción del prometedor realizador de District 9, pero aún así esta cinta maneja unos conceptos tan potentes y tan revolucionarios que sabe a poco que se dejen de lado en favor de un acercamiento más generalizado y más digerible.

Chappie es un policía robot del futuro (no muy lejano, 2016) que, alejado del servicio y con la ayuda del científico creador del modelo, comienza a experimentar un grado superior de inteligencia artificial: conciencia y sentimientos. Desgraciadamente cae en manos de una ‘familia’ disfuncional de criminales que intentarán inculcarle todo lo necesario para que les ayude en sus crímenes.

Ante una premisa tan mascada y poco original, es estimulante encontrar en la película un villano (encarnado por Hugh Jackman) que, al mismo nivel que el protagonista (también ha diseñado un prototipo de robot policía que no ha pasado los controles de seguridad), sea el contrapunto moral que ponga la ética científica del proyecto entre la espada y la pared. Finalmente, y para desgracia del espectador algo más avezado que busque un conflicto mayor que el que la película termina ofreciendo, la cinta termina siendo una torpeza narrativa que necesita de su trama generalista pero no quiere deshacerse de sus conflictos filosóficos para acabar siendo ni una cosa ni la otra. Buen intento, Blomkamp, pero no lo suficiente.