Paco León: «Todo en ‘Carmina o revienta’ es políticamente incorrecto porque la vida es así»

El Festival de Málaga echó a volar ayer gracias al clan de los León Barrios que ha rodado Carmina o revienta, una comedia desternillante que no es ni un falso documental ni una cinta de ficción y en la que los personajes y las situaciones son tan extravagantes que parece de verdad, parafraseando uno de sus diálogos. El responsable de todo ello es el actor Paco León (Sevilla, 1974), al quien un día se le ocurrió que su madre sería un buen personaje para el cine.

«Hace tiempo que esta idea venía creciendo en mi cabeza», cuenta. «Viene de haber escuchado mil y una anécdotas que le han pasado a mi madre y que le siguen pasando. Lo que me ha costado encontrar es la forma de contarlo: si un monólogo del tipo ‘Todo sobre mi madre’ o un guión convencional que rodar con actores profesionales… Pero al final me di cuenta de que lo mejor era jugar con el documental y que lo hiciera ella en persona».

En ese complejo juego entre realidad y ficción, el espectador no puede distinguir dónde termina lo real y empieza el guión. «Es dificilísimo, incluso para mí», asegura León. «Hay historias que de tanto contarlas han ido creciendo y convirtiéndose en otra cosa que no tiene nada que ver con lo que pasó de verdad».

Desde luego, lo que no hay es pudor. El actor retrata a su madre con una honestidad brutal, sin ahorrar ni una situación ni un comentario soez. «Cuando eres adolescente odias a tus padres, pero después les perdonas y asumes que son lo que soy. Y yo estoy en paz con eso, lo cual es necesario para hacer un ejercicio tan biográfico como éste. Pero además tengo la coartada de la ficción. Y al final en todo proceso artístico se habla de la intimidad, siempre se habla de uno mismo».

Así, Carmina o revienta incluye secuencias memorables como el momento en que planta cara a unos yonquis, la conversación con una amiga que se cree amiga de la Reina Sofía y una secuencia que deja a La boda de mi mejor amiga en un chiste blanquísimo.

«El descaro y la falta de prejuicios es un valor de la película y el público lo agradece. Ahora está todo el mundo muy medido, todos buscando el target… Todo en mi película es políticamente incorrecto, pero es que la vida es así. Entiendo que haya gente a la que le parezca que tiene cosas muy pasadas, como el momento en que el personaje protagonista se caga en su propio coche. Me parece que hay que ser muy libre para permitirse eso. Pero para mí esa escena habla más de la libertad que de la escatología».

Carmina o revienta no se queda en una sucesión de comentarios jocosos ni en una recopilación de anécdotas. Es una cinta con planteamiento, nudo y desenlace, una estructura absolutamente contemporánea («tenía claro que quería hacer cuatro actos, reconstruyendo una historia al revés a través de un testimonio… como en Sospechosos habituales») y una lenguaje visual que, según apunta Paco León, viene del western. «Pero tiene más que ver con las películas de Bud Spencer que con el cine de autor», aclara.

«Para mí la prioridad era la interpretación. La película se ha planificado para que eso se vea y para que pase lo que tiene que pasar. Por ejemplo, para la fiesta de la comunión dije que había que celebrarla y en un momento dado salir con las cámaras y rodarla. No quiero a Caetano Veloso cantando en Hable con ella, sino una comunión de verdad».

Eso tono de radical verosimilitud puso en problemas a su hermana, María León, reciente ganadora de la Concha de Plata en San Sebastián y el Goya a la mejor actriz revelación por su trabajo en La voz dormida.

«Al lado del resto de los personajes que estaban en un código de hiperrealismo era muy difícil que ella encontrara el tono. Le decía: ‘Te has convertido en una actriz, ¡qué mierda!’. Porque para este caso era mejor la niñata de barrio que era hace dos días que la Concha de Plata. Al final le dije: ‘Tiene que ser tan de verdad que te dé vergüenza’. Y hay un par de veces en que traga saliva en los que pienso: ‘¡Ahí está!».

Por el momento la película no tiene distribuidor, pero se respira la certeza de que eso cambiará pronto. «Los distribuidores están esperando a ver qué pasa aquí, cómo responde el público y si cae algún premio. Pero al ser un producto tan insólito a nivel comercial, puede ocurrir cualquier cosa».