‘Tiempo después’: Cuerda se despide en la cumbre de su irreverencia

'Tiempo después'
Comedia gamberra
José Luis Cuerda regresa al universo de 'Amanece que no es poco' para no dejar títere sin cabeza
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«En el 9177, mil años arriba, mil años abajo –que tampoco hay que pillarse los dedos con estas minucias-«, sólo queda un enorme edificio aislado en medio del desierto y un poblado chabolista donde residen todos los parados. Uno de esos parados tiene la ocurrencia de ir al edificio con un carrito de limonada para venderla de puerta en puerta, y ahí es donde se arma el belén, o la guerra.

Esta es la sinopsis de Tiempo después de José Luis Cuerda, una película en la que se recogen ideas, modos de hablar, referencias y personajes de su obra anterior, sobre todo de Amanece que no es poco, que utiliza para hacer un repaso exhaustivo y con mucha mala baba de la sociedad.

Con grandes dosis de humor absurdo e irreverente y también mucho cariño (por unos más que por otros, evidentemente), Cuerda se afana en diseccionar las diferentes tipologías de ser humano en una obra coral en la que cabemos todos. Pero no es más que una excusa para examinar los males de la sociedad actual con un discurso subyacente muy pesimista pero profundamente humano: solo es posible el cambio huyendo de ella con los tuyos, porque la sociedad tiene la capacidad de adaptarse e integrar al que la intenta cambiar adoptando una versión más tragable y comercial de sus modos.

Para ello ha convocado a un plantel diverso de actores y personajes populares, todos trabajando a favor de obra y ofreciendo lo mejor de sí en una película divertidísima y agridulce, tan necesaria como su director y que tiene un ligero aroma a despedida.