Podría decirse que el gran tema del primer fin de semana en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián ha sido la gestión del duelo y las diferentes formas de afrontar un suceso trágico, porque Le Lycéen / Winter Boy viene a unirse a Resten af livet, Un año, una noche y Runner en su tratamiento. La película del francés Christophe Honoré lo hace desde la historia de un adolescente gay y bastante atribulado que pierde a su padre en un accidente de automóvil.
Lucas (Paul Kircher, hijo de la actriz Irène Jacob) tiene diecisiete años y vive en un pueblo de la región Ródano-Alpes con su cariñosa y preocupada madre (Juliette Binoche). Cuenta a cámara (a sus compañeros de bachillerato) todo lo que sucedió (lo que él hizo) tras morir su padre. En un largo flashback solamente interrumpido por un par de ocasiones más en las que él sigue contando la historia, relata que entró en una fase autodestructiva, en la que dice cosas como que «no está a gusto en su propia mente», en medio de la cual se fue a pasar una semana a París con su hermano artista. En la gran ciudad se zambulle en un periodo de descubrimiento, sexo, amor y riesgo que le hacen decidir que no quiere volver a su vida anterior e intenta suicidarse.
Le lycéen intenta meterse en la mente de Lucas, haciéndonos ver y comprender sus a veces incomprensibles decisiones, tomadas como producto de la gestión de un dolor inmenso, casi inconmensurable. Se enamora del compañero de piso (Leilo) de su hermano, queda con otro joven para tener sexo, contacta con un cliente de Leilo al que ofrece sus servicios a cambio de que no le llame más… sin escatimar escenas explícitas de sexo pero que reflejan sobre todo la soledad inabarcable y el estado de abandono en el que se siente. Con momentos que reflejan la ternura entre él y su familia, él y su novio del pueblo y él y su hermano, al final, tras un periodo de cura en un sanatorio mental, Lucas recupera su vida y su cordura y nos hace ver que todo irá bien.
Honoré enamora con su retrato de una adolescencia complicada por la muerte del progenitor, con su particular viaje a los infiernos que está más dentro de él que fuera.