
Hasta ahora ha sido el momento más gozoso de la Sección Oficial, una vuelta del hijo pródigo: el regreso de los Moriarti, los cineastas locales, a la senda de Loreak, una de las mayores joyas del cine en euskera que conmocionó el concurso allá por 2014, especialmente después de Marco, su película con menos sustancia.
Maspalomas -nunca un título fue más procedente a pesar de que uno durante buena parte del metraje considere lo contrario- supone, como la película a la que hacemos referencia más arriba, descender hasta lo microscópico de la rutina, para poder expresar en mayúsculas lo más profundo del ser humano.
En esta ocasión se aborda la vejez -aunque a Aitor Arregui y José Mari Goenaga siempre han mostrado cierta fascinación por la senectud- y, en especial, la pérdida de autonomía y deshumanización que supone muchas veces entrar en una residencia. Algo así como una vuelta al colegio en que los profesores olvidan que el alumno ha tenido, y tiene, una vida afectiva y sexual, entre otras muchas cosas.
Que no nos despiten las escenas sexuales de cruising y laberintos del principio, aunque el protagonista es homosexual y eso determina no pocos traumas y comportamientos, no estamos hablando de una película gay, aunque aborde el tema escasamente tratado de la vuelta al armario de los ancianos en las residencias. Estamos ante un retrato de la vejez brutalmente universal y trascendente.
Su protagonista, José Ramón Soroiz, asume una de las tareas más complejas que un anciano haya abordado en el cine español, con un arco dramático tan brutal como las lágrimas que arrancó al público del Kursaal. Le acompaña Nagore Aramburu, que tras Querer es la actriz vasca más demandada, con permiso de Patricia López Arnaiz, en otra interpretación en que su trabajo gestual es tan impresionante como su continencia verbal.
Ojalá el premio que seguro les tiene preparado el jurado anime a los Moriarti a mantenerse en la esfera de lo íntimo, pues aunque la épica de Handía y La trinchera infinita son estimables, brillan mucho más en este terreno.