No habrá paz para los malvados

Santos Trinidad, el antihéroe crepuscular

No habrá paz para los malvados

Enrique Urbizu ha regresado a la pantalla grande esta mañana en el Kursaal con su arriesgada nueva película No habra paz para los malvados, el crudo reflejo de los bajos fondos policiales encarnados en Santos Trinidad, antihéroe castizo y brutal interpretado por un soberbio Jose Coronado. Resulta complicado reseñar el nuevo trabajo del director vasco sin desvelar ningún detalle de la sutil y discreta trama que recorre la película, una sucesión de pequeños detalles, liberados poco a poco al espectador, que acaban conformando una arriesgadisima y valiente propuesta no exenta de polémica. Pero No habra paz para los malvados no es únicamente una película con un buen guión, Urbizu, como nos tiene acostumbrados, ha ejecutado con maestría, pulso y maravillosa planificación, una cinta de acción policial que bebe del thriller mas crepuscular para adaptar y desarrollar el genero en nuestros dias y en nuestro pais creando atmósferas feístas de aspereza y desasosiego en bares, oficinas y polígonos industriales; unas localizaciones que no se reflejaban de una manera tan cruda en a la pantalla casi desde la época de El día de la bestia. Una propuesta igual o mas arriesgada que las artificialidades de genero fantástico y derivados que en algunas ocasiones tenemos que tomar como novedosas.

Destaquemos por encima del resto la interpretación de Jose Coronado, que encarna a Santos Trinidad, el protagonista de la historia, un antihéroe descarnado, contenido, con solemne presencia e incontrolable genio que el actor borda enfundado en sus ropas, peinados y acentos. El resto del elenco cumple su función, pero es inevitable observar como el resto de personajes acaban reflejandose en pantalla como meros comparsas de los protagonistas. Una pena, pero para nada una mala oportunidad de hacer brillar una interpretación espectacular por encima del resto para que, como ya ocurre en Donosti, suene el nombre de Jose Coronado en el palmares. Una vez presentada, y con conocimiento de causa, cabe preguntarse en qué estaban pensando los académicos para dejar fuera de la terna preseleccionada para los premios Oscar esta magnifica película que podría haber jugado un muy buen papel en la competición y, sin duda, dar a conocer fuera de España algo mas de la variedad de cine que se hace en nuestro pais. Habra que seguir intentandolo hasta convencer a los responsables de la selección. Poco mas puede decirse de esta película mas que se hace imperativo que el espectador acuda a la sala con la mínima información sobre la trama para poder entrar en la historia en su totalidad y disfrutar de la controvertida propuesta de Urbizu.

«Perlas de otros festivales» presentaba hoy Y ahora, ¿adónde vamos?, la nueva película de la directora Nadine Labaki, una fábula que bordea el realismo mágico para contar un cuento sobre un grupo de mujeres que, en un pueblo aislado, intentan por todos los medios posibles que no llegue información sobre las revueltas de índole religiosa que pueblan el resto del país. Con toques de comedia, e incluso algunos momentos musicales, Labaki conforma un conglomerado de personajes femeninos complementarios entre sí que, como si de una banda de ladrones se tratara, maquinan las más estrafalarias argucias para mantener a los hombres del pueblo ocupados en otras cosas. Una deliciosa película, pequeña en su ambición, pero bastante satisfactoria en su idea básica y que deja muy buen sabor de boca al espectador.

Fuera de competición se presentaba en la sección oficial Bertsolari, un documental sobre la tradición vasca de los betsolaris, improvisadores de versos sugeridos por un tema designado cantados en euskera. La cinta muestra como esta tradición oral ha sabido evolucionar y adaptarse a los tiempos conectando con las generaciones más jóvenes de una forma bastante certera, realizando juegos de metacine, reconociéndose en el espectador, pero sobretodo haciendo gala de un sentido del ritmo y la narración que combina de muy buena forma la explicación de la historia de esta tradición con la situación actual de los bertolaris.