35 películas han formado parte este año del Festival de Sitges. 35 (se dice pronto) posibilidades de entrar en el palmarés. Y quizás la mayor sorpresa del mismo es que, con tantas opciones, el jurado se haya decidido por repartir todos los premios grandes entre solo tres filmes.
El triunfo de Holy motors como mejor película no ha extrañado a nadie. Es una película que luce en cualquier palmarés, arriesgada, con pedigrí, y la crítica más sesuda a su favor. Pero aparte de que su nombre quede fenomenal entre los premiados, hasta los detractores como yo tenemos que reconocer que no se trata de una pose: son muchos los fans de la película, y está claro que los miembros del jurado están entre ellos, porque también le han concedido el galardón al mejor director. Ojalá yo la hubiera disfrutado tanto como sus seguidores, pero no fue el caso.
La segunda favorita premiada ha sido Sightseers. Mejor actriz y mejor guión para una comedia negra y perversa que, efectivamente, gustó mucho. El guión está lleno de inventiva y situaciones brillantes (atentos a la visita al museo del lápiz), y la pareja protagonista está soberbia, pero premiar a los dos hubiera parecido un exceso.
Más sorprendente es que el trío de triunfadoras lo complete Chained, de Jennifer Lynch, en mi opinión, una de las películas más fallidas del festival. Aún así, al hablar de ella comentamos que Vicent D’Onofrio era serio candidato a mejor actor: bingo. Lo que resulta cuasi inexplicable es el premio especial del jurado: Quizás los miembros del mismo vieron Despite the Gods y Jennifer Lynch les cayó tan bien y les provocó tanta ternura como a mí.
La gran favorita que se ha ido (casi) de vacío es Antiviral, de Brandon Cronenberg. Algunos pensamos que Sitges mantendría la tradición de premiar a hijos de directores consagrados (Que se lo digan a Jennifer Lynch) y esta era un film interesante, prestigioso
y con mensaje de plena actualidad. Pero se ha tenido que conformar con el galardón del jurado joven.
Por supuesto, todo espectador del Festival echará de menos a sus favoritas en el palmarés. Yo lo hago con Robot & Frank, quizás demasiado pequeña y amable, pero que al menos se ha llevado (con justicia) el premio del público. Compliance es una película brillante pero no demasiado fantástica y con la misma capacidad para fascinar que para enervar e indignar; y Maniac, pese a sus riesgos formales, puede que resultara demasiado slasher para un jurado que ha mostrado gustos teóricamente más de arte y ensayo. Cualquiera de ellas me parece mucho mejor opción que Chained, y al mismo nivel (o superior) que Sightseers.
Y las tres han sido mis películas favoritas del festival, junto a Looper (más abajo) y Side by side. Otras las he disfrutado muchísimo y no dudaría en recomendarlas, como Cabin in the woods, Lo imposible, Despite the Gods, Sightseers, Sound of my voice, 7 psychopaths o Tower block. También creo que merecen la pena Berverian sound Studio, Beasts of the southern wild, Sinister, Grabbers, Frankenwinnie, The tall man, Safety not guaranteed, The ABC´s of death o V/H/S.
Ha sido un buen festival, con muchas películas interesantes y sobre todo, diferentes: blockbusters, indies, serie B (o Z), cine de autor, experimental, comedia desmadrada o terror clásico. Y por suerte, se reservaba lo mejor para el final.
De las mejores del año
Porque Looper, que clausuró Sitges este año, tiene papeletas para convertirse en un clásico de la ciencia ficción. La premisa de la tercera película de Rian Johnson (Brick) suena complicada: tiene que ver con viajes en el tiempo, gangsters, mutaciones y mundos futuristas. El milagro es que, en pantalla, todo funciona con una claridad absoluta. Y una fuerza tremenda.
Looper consigue lo que las grandes narraciones de la ciencia ficción: crea un mundo con reglas propias y consigue no solo que lo entendamos, sino que nos fascine. Hay secuencias sensacionales (que no se deben spoilear), un presupuesto que por lo que luce en pantalla parece el triple, y un guión que funciona de forma sensacional. Es tan buena película que consigue que nos olvidemos de, en mi opinión, el único error de bulto: El maquillaje de Joseph Gordon Leavitt para asemejarle a Bruce Willis (ambos interpretan a la misma persona en diferentes edades de su vida).
No es que la caracterización sea mala: es que dificulta la expresividad del actor y su capacidad para gesticular en los momentos emocionales (Y hay varios, otra de las sorpresas que depara el film). Pero acaba siendo un pequeño pero en una cinta llena de aciertos y contada con la seguridad de los grandes: Looper es desde ya, candidata clara a la mejor película del año.