Esta noche da comienzo la 15ª edición del Festival de Málaga. Cine Español que una año más, no sin alguna que otra dificultad, echa andar para mostrarnos durante 8 días lo más novedosos del panorama actual en la cinematografía patria. En esta edición, la película elegida para la inauguración ha sido The Pelayos, el esperado nuevo proyecto del siempre solvente Eduard Cortés que retrata la historia real de la familia García-Pelayo.
Con una pretendida factura técnica que acusa la falta de presupuesto en las escenas más pomposas se presenta esta versión patria (y basada en hechos reales) de La cuadrilla de los 11, solo que en esta ocasión, Danny Ocean se llama Gonzalo García-Pelayo y es el patriarca de una familia que deja todos sus cometidos para luchar por su el sueño del hombre: poner en práctica sus investigaciones para dejar en bancarrota a los Casinos de forma legal.
No es una película redonda, esta The Pelayos, pero sin duda es un buen intento, correcto a ratos, de entretenimiento, diversión y, en el fondo, pasatiempo sin pretensiones. De ahí que en los momentos en que la película pretende trascender más allá de lo esperado, se pierda en mareas insondables de géneros y estructuras para acabar formando una madeja de historia que apuntan cada una a un lado diferente.
La apuesta es evidente: un reparto así no lo luce cualquier película, y pocas veces encontraremos grandes rostros interpretando papeles tan insignificantes (como el anecdótico personaje de Blanca Suárez), pero sin duda, el empaque que la forma no aporta, está indiscutiblemente sostenido por los actores, que, teniendo como referencia la exitosa y célebre historia de la familia Pelayo conforman un grupo de personajes con una química y una conexión que más allá de apreciaciones técnicas, brindan una buena dosis de positivismo, optimismo y buen rollo que inunda el patio de butacas y que llega en un momento ideal para dar el pistoletazo de salida a un certamen lleno de dudas.
Cine industrial que llega en un momento crítico para la eternamente incipiente industria del cine español, un ejercicio de distracción que a su vez, sirve como inspiración real para luchar por lo imposible, para crecerse ante la adversidad y sobretodo para creer que un futuro mejor y a nuestra medida es posible, y legal. Como el sistema de los Pelayo.
Para reforzar la intención, la verdadera familia Pelayo se ha desplazado a Málaga, lo que convierte cada una de las apariciones del equipo en una improvisada y multitudinaria fiesta. Con esta celebración improvisada y necesaria del cine español, comienza una semana llena de grandes títulos que vienen dispuestos, como la familia García-Pelayo, a enfrentarse de bruces a ‘la bestia’, y salir victoriosos.