Álex de la Iglesia dejará la Academia tras los Goya

Álex de la Iglesia ha anunciado que dimitirá como presidente de la Academia después de la entrega de los premios Goya, el próximo 13 de febrero. La decisión del realizador está vinculada con la amplia polémica en la que se ha visto involucrado durante el proceso de contestación a la ley Sinde: “No voy a dejar de discutir, pero francamente, prefiero hacerlo como director, que como presidente. Lo coherente es dejarlo. Acabaré lo que he empezado (…). Después de la gala, dimito como presidente”, anuncia en una tribuna publicada en El País.

Cuando la domisión sea firme, le sustituirá en el cargo Iciar Bollain, por ser actualmente la primera vicepresidenta, hasta la celebración de elecciones. La convocatoria correrá a argo de la Junta de Gobierno, que deberá reunirse para decidir la fecha y abrir un plazo para la presentación de candidaturas.

De la Iglesia deja abierta la designación del nuevo director general de la Academia, plaza que ocupa de forma interina el productor Eduardo Campoy desde que su predecesor, Carlos Cuadros, fuera nombrado director general de Cinematografía.

Por su interés, reproducimos aquí el texto publicado en El País:

«Tengo que reconocer que estos dos años al frente de la Academia han sido de los mejores de mi vida. He aprendido mucho, he conocido gente estupenda, pero desde un ángulo distinto al del director. Comencé reconociendo que me bajaba películas, sobre todo porno, y sentó fatal a los distribuidores, a los exhibidores y toda la profesión en general. Incluso me llamó mi madre. Esas declaraciones adolescentes me llevaron a reunirme con ellos y entender su punto de vista. Lo mismo me ha pasado con el problema que nos ocupa, la posición de los creadores en la Red. Empecé haciéndolo fatal, sin conocer el tema a fondo y dejándome llevar por mis prejuicios, que son muchos y variados.

«Conducido de nuevo por el método ensayo-error, decidí reunirme con los que quisieran hacerlo para explicarme su punto de vista. Y de pronto descubrí que había muchos puntos en común. Nadie estaba a favor del todo gratis, estaban de acuerdo en reconocer los derechos (y obligaciones) del autor frente a su obra, y a todos les parecía correcto buscar una manera ágil y eficaz de hacerlo. Yo, por mi parte, reconocí que el modelo de mercado necesitaba ser ampliado y corregido, que la oferta legal no era suficiente, y que compartir archivos con libertad era algo inamovible y deseado por todos. Conocí a David Bravo, a Julio Alonso, A Josep Rover, a Francisco George del Partido Pirata, a David Maeztu, hablé con Enrique Dans, y muchísimos más, por Twitter.

«Teniendo posturas absolutamente divergentes, el diálogo era fluido y sobre todo, constante. Soy un tipo con el genio fácil y dado a la respuesta rápida y poco meditada. Esta gente me dio una lección. Es cómodo hablar con los que te siguen la corriente: te reafirmas en tus ideas, te sientes parte de un grupo, protegido, frente al resto de locos que se equivocan. Por vez primera, aprendí que dialogar con personas que te llevan la contraria es mucho más interesante. Puede resultar incómodo al principio, sobre todo si eres soberbio, como yo. Pero cuando aprendes a encajar, la cosa fluye, y las ideas entran. En este país cambiar de opinión es el mayor de los pecados. Creo que tenemos instalado el chip de la intransigencia desde hace tiempo. Hablé de ello en mi última película. La única manera de arrancárnoslo es mirar a la cara a la gente y decir lo que piensas con el convencimiento de que puede no ser cierto, que puedes estar diciendo o haciendo una tontería. No voy a dejar de discutir, pero francamente, prefiero hacerlo como director, que como presidente. Lo coherente es dejarlo. Acabaré lo que he empezado, eso sí, no quiero decepcionar a los compañeros de profesión, y prometo no empañar la ceremonia con este asunto. Quiero que sea la fiesta que todos esperamos. El debate continuará, pero en un lugar adecuado. Después de la gala, dimito como presidente. Seguiré siendo miembro de la academia, discutiendo y metiendo la pata como siempre, pero como director de cine, que es lo mío».