El matiz necesario

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Nadie duda de que Volver es la favorita. De la lista que por ahora se conoce de seleccionadas para competir por el Oscar a la mejor extranjera despunta con total autoridad. Pero es necesario introducir matices y hacer un llamamiento a la calma: a pesar de la imagen ofrecida por la prensa nacional, la película de Almodóvar aún no ha hecho ruido en EE UU.

El desembarco oficial de Volver en EE UU se ha producido en terreno amigo: el Festival de Cine de Nueva York. Pero este certamen, contra lo que pudiera por su localización, tiene un escaso predicamento en la prensa norteamericana. Por ejemplo, Variety no dedica una sola línea al pase de la película ni a la rueda de prensa de la troupe Almodóvar. Tampoco lo hace la prensa local de fuste como The New York Times. Es conveniente tener esto en cuenta para calibrar la información triunfalista que transmiten estos días los medios de comunicación españoles en los que se llega a hablar incluso de la posible nominación de Penélope Cruz como mejor actriz.

De nuevo, es necesario el matiz. Es cierto que Cruz está volcada en la promoción. La lista de entrevistas, sesiones de foto y presencias en televisión es inacabable. Pero no hay que confundir los términos: por ahora, no hay campaña para los Oscar, se trata de dar a conocer Volver. El trabajo de cara a los premios comenzará el mes que viene, cuando el largometraje ya esté en los cines, las críticas en la prensa y los cinéfilos hayan empezado a hablar de ella. Entonces sí, Sony Classics se volcará en la promoción y perfilará en qué categorías, más allá de mejor película extranjera, va a luchar.

La inclusión o no de Cruz en esa pelea es una decisión compleja. Su fama le precede: está considerada una mujer muy bella, un icono publicitario, una presencia imprescindible en actos de sociedad; pero su valoración como actriz no juega a su favor. Una sucesión de papeles poco acertados y la dificultad para desenvolverse con soltura en el idioma inglés han mermado gravemente su credibilidad. Su opción con Volver radica, precisamente, en que el papel se sitúa en las antípodas del cliché: es totalmente adecuado para ella y habla en castellano.

Mientras, la presencia de Almodóvar en la competición depende de la competencia: es fácil que se le vaya a ver luchando por el premio al mejor guión, que ya obtuvo por Hable con ella. Su entrada en liza como mejor director tendrá que ver más con la competencia. Y viene dura: clásicos como Clint Eastwood, Scorsese, Oliver Stone o Stephen Frears, y talentos contemporáneos como González Iñárritu, Bill Condon o Anthony Minghella.