Las enrevesadas reglas de los Premios de la Academia del Cine Europeo han dado como resultado este año una confusa lista de nominaciones en la que el gran título europeo del año, La vida de Adèle, compite por los premios a la mejor película y la mejor director, pero no figura en ningún otro apartado. Las cintas con más candidaturas son la italiana La grande bellezza, de Paolo Sorrentino (que ya venía con la estatuilla de montaje previamente concedida), y la belga The Broken Circle Breakdown, de Felix Van Groeningen, ambas con cinco menciones.
EL motivo de la escueta presencia de la cinta de Abdellatif Kechiche hay que buscarla en las normas que rigen estos premios. Los votantes reciben una lista de películas preseleccionadas con un borroso criterio temporal: por un lado el límite para inscribirlas es el 15 de junio -lo que dejaría fuera todas las cintas estrenadas en la segunda mitad del año-, pero luego permite que los productores de una cinta envíen por su cuenta y riesgo con el único requisito de que hayan tenido una proyección oficial dentro del plazo -y, sí, un pase en Cannes sirve, por más que el estreno comercial de la cinta se haya producido muchos meses después-.
El cine español está presente con Pablo Berger y Pedro Almodóvar. Por parte del primero, Blancanieves compite por los premios a la mejor película, mejor director y, como ya se había anunciado, recogerá el premio al mejor diseño de vestuario. Mientras, el director manchego recibirá el honorífico por sus logros en el cine mundial mientras su película Los amantes pasajeros compite por el galardón –de nueva creación– a la mejor comedia.