Los Globos recuperan su influencia en la competición

El triunfo apabullante de Slumdog Millionare,
los premios a pares de Kate Winslet o la estatuilla inesperada a Mickey
Rourke han obrado el milagro: los Globos de Oro, de pronto, vuelven a
contar en la carrera por los Oscar. Los desprestigiados galardones de
la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood no renuncian a sus
salidas de pata de banco (¿Anna Paquin mejor actriz de teleserie por True Blood?), pero han dejado marcada la agenda para las próximas dos semanas, hasta que se anuncien las candidaturas de los Oscar.

Vayamos por partes. La última vez que una película se llevó cuatro Globos de Oro fue en 2005, con Brokeback Mountain (que aspiraba a siete) y, un poco antes, en 2003, El señor del anillos: El retorno de rey se llevó otros cuatro (como Slumdog Millionaire, cuatro de cuatro nominaciones). Ambas fueron las máximas favoritas para los Oscar: la segunda ganó, la primera no, aunque se pueden intuir motivos extracinematográficos en aquella derrota. Por tanto, queda claro que la cinta de Danny Boyle es la candidata número uno para los Premios de la Academia mientras no se demuestre la contrario.

¿Puede eso ocurrir? ¿Pueden El curioso caso de Benjamin Button, El desafío, La duda, Mi nombre es Harvey Milk o El caballero oscuro arrebatarle el liderazgo de la carrera? Eso sólo puede pasar con una lista de nominaciones abrumadora, siempre de dos dígitos, y que incluya varios apartados de interpretación. Y, al revés, Slumdog Millionaire tendría que aparecer en menos apartados de los esperados. Pero sabiendo que es un cinta que dará poco juego en los apartados técnicos o, incluso, en los de interpretación, nadie espera que alcance una cifra desorbitada.

Por otro lado, la doble victoria de Kate Winslet deja la carrera por el Oscar a la mejor actriz protagonista muy abierta: a las buenas opciones de Anne Hathaway, las posibilidades de Meryl Streep y la incertidumbre sobre Sally Hawkins se une ahora la duda sobre si los académicos se conformarán con a votar a Kate Winslet como actriz de reparto por The Reader pudiendo votarla como protagonista por Revolutionary Road. Y esto lleva, a su vez, a que el apartado de mejor actriz de reparto cobre nuevos bríos: si a la Winslet le votan como protagonista, puede ser el momento de Penélope Cruz. Pero, dado que esta categoría es la que más sorpresas ha deparado en los últimos años, también puede ser la ocasión para  Marisa Tomei o Viola Davis. En cualquier caso, Winslet no tiene asegurado ganar un Oscar: Sigourney Weaver ganó, como ella, dos Globos de Oro por Gorilas en la niebla y Armas de mujer, la Academia la nominó por ambos papeles y, al final, se fue de vacío.

Sean Penn, que ya tiene un Oscar, ha debido echarse a temblar al ver que Mickey Rourke, y no Frank Langella, le dejaba sin Globo de Oro. De haber sido este último, hubiera sido una derrota dentro de lo previsible y, con la maleta llena de premios de la crítica, aún mantendría esperanzas. Pero el triunfo de Rourke es la peor noticia para él porque de todos es bien sabido que la Academia tiene debilidad por las ovejas negras redimidas en el momento menos esperado.

Los Globos han venido pues con la mejor noticia para los aficionados: aún hay muchas cosas por decidir en el próximo mes y medio. Pero igual que anoche muchas cosas se dieron la vuelta, tiempo habrá de que lo vuelvan a hacer. Otra cosa es que, efectivamente, lo hagan.

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