Mario Camus carga contra la Academia en su homenaje

Camus carga contra la Academia en su homenaje

Mario Camus carga contra la Academia en su homenajeCuriosa circunstancia la que se ha producido esta mañana en la Academia de Cine, en el encuentro del Goya de Honor de este año, Mario Camus con los medios. El cineasta ha hablado con poca simpatía de la institución que le rinde homenaje, tachándola de «vacía de cometidos» y reprochándole que no esté «en pie de guerra». Además, ha reconocido que sólo ha sido miembro de la Academia durante «15 días o un mes», mientras la presidía Fernando Rey.

«No hay explicación, me apunté porque me lo pidió Fernando al asombrarse de que yo no estuviera. En vez de explicarle un rollo sobre mis razones preferí hacerme de la Academia, pero pasó el tiempo y pensé que estaba en contradicción conmigo mismo», ha explicado.

Aún así, ha aaegurado que no tiene «nada contra la Academia», aunque no entiende «por qué tiene tan pocos cometidos, como es hacer un acto como los Goya una vez al año». «Una Academia entera para juntarse todos los del cine para hacer este acto, que es una imitación casi calcada de los Oscar, en vez de tener otras actividades o ampliarlas en otras muchas cosas que afectan a la profesión… simepre me pareció que tenía un contenido muy superfluo».

«Es que hay que estar todo el mundo unido, o en un lugar, para que el día marcado nos sentamos en unas butacas y nos vistamos de gala y ya no hay actividad hasta el año siguiente. Con la cantida de problemas que hay y ese existir tan complicado y agónico del cine, que la Academia esté pendiente sólo de una noche al año me parece un disparate. Por eso nunca formé parte excepto esos meses», ha expuesto.

Para Camus, en cualquier caso, el Goya de Honor es «un halago extraordinario», y ha asegurado que piensa en todos los equipos que ha tenido durante su trayectoria al recibirlo. Al mismo tiempo, ha asegurado que también es un «latazo», puesto que él ya vive retirado en un pueblo y no tiene «ninguna gana» de moverse, aunque ha reconocido que entiende que eso es «una tontería» suya.

Cambiando de tercio, ha reconocido que en algunos casos ha hecho el cine que ha querido, pero en otros también el que ha aceptado por tener necesidades económicas. Además, ha revelado que tiene un guión escrito desde hace dos años para hacer su película número treinta, pero no encuentra financiación para llevarlo a cabo. «Son dos historias que pasan en Santander, una de un amor antiguo que vuelve, y otra historia, también de amor, pero más simple y elemental que se refiere a dos inmigrantes, un ecuatoriano y una rusa», ha avanzado.

Ha quitado hierro a esta situación asegurando que «hacer cine en este país siempre es una aventura de cíclopes, complicadísima», al tiempo que ha recordado que «el cine es un colectivo muy grande con miles de personas que no trabajan» y de las que nadie habla, ya que, por ejemplo, los políticos sólo hablan de ellos para preguntarse «por qué no quitar las subvenciones».

«Por eso pienso en la Academia, que tendría que estar en un pie de guerra permanente, con esta situación en la que el cine es como si no existiera. Y ahora viene la invasión de las series, como las americanas que se ofertan americanas a precios ridículos. Y qué van a hacer los jóvenes que están estudiando cine es otro misterio», ha manifestado.

«Nunca hemos estado en ninguna nómina, vivimos durante años pendientes de un teléfono, nunca hemos tenido ni un año cubierto siquiera, y eso tiene su mérito. El principal mérito de esta profesión es sobrevivir, y después resulta que uno tiene tiempo para personalizarse, o ha tenido oportunidades para darse a conocer y crearse un estilo, pues mucho mejor», ha argumentado.

Camus ha recomendado ser «humilde» en esta profesión, y ha subrayado que la forma de hacer de Hollywood, «con las alfombras y tanto hablar de glamour» le parece «una cosa horrenda que tiene poco que ver con el cine, y más con la propaganda». Por eso ha asegurado que esta parte del cine no le «interesa nada» y que incluso le pone «de mal humor».

El cineasta ha rechazado mencionar a sus actores preferidos en su trayectoria, y se ha limitado a afirmar que éstos «se dirigen solos, saben su oficio, y el 70 por ciento de la dirección está en la elección del papel». Asimismo, ha atribuido «mucho a la suerte» en una carrera en la que «a veces» ha acertado y otras se ha dado «unos batacazos fantásticos».

Tampoco ha querido elegir entre sus películas, si bien ha comentado entre risas que cuando viajaba «por ahí, por Francia o Italia», a la hora de presentarle no decían su nombre, sino que era el director de Los santos inocentes. Eso sí, ha reconocido que si tenía que decir alguna, a lo mejor seleccionaba «un capítulo de Curro Jiménez o algo así».

Camus ha apuntado también que apenas va al cine porque han cambiado su ubicación en las grandes ciudades y porque no soporta «el olor de las palomitas o el señor que está bebiendo Coca Cola». A pesar de eso, sí ve muchas películas de realizadores españoles, «aunque con retraso y compradas en DVD».

Sobre los jóvenes, ha dicho que tienen «una forma diferente de hacer las cosas», y por ejemplo «ahora todos hacen cine de terror porque una película dio dinero». Ha destacado que tienen espectadores de su misma edad y «son unos virtuosos en la manera de manejar los medios técnicos», a pesar de lo cual tampoco ha querido destacar alguno, «porque hay muchos».

Por otro lado, ha criticado el doblaje de películas extranjeras, fundamentalmente estadounidenses, algo que ha calificado de «concesión que el cine español no se puede permitir». A su juicio, el nuestro es un cine «tan escaso, colonizado y absorbido que si concede eso es como el final de su existencia», si bien ha puntualizado que este no es problema de ahora, sino de «hace mucho tiempo».

Según ha subrayado, esto se puede solucionar de forma «drástica suprimiéndolo, o de manera progresiva, poniendo tal vez aranceles, pero no se puede conceder el hablar nuestro a los competidores que están en el mercado, pues eso es como suicidarte». Ha agregado que él pensaba que «cuando hubiera una unidad en la gente del cine afrontarían de frente este problema, que es donde radica en parte le meollo de la cuestión», pero ha lamentado que no sea así.