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‘Lost’: «Sólo existe un final, lo que suceda antes sólo es progreso»

lost s1e10 locke eyes v2Son muchos elementos los que hacen de Lost (Perdidos) una de las mejores series de la historia de la televisión. Pero si tuviera que destacar uno por encima de todos sería su capacidad de reinventarse cada temporada, ofreciendo un retruque narrativo nuevo, pero sin sacrificar aun así el avance de la trama. Absténganse de leer esta entrada aquellos que no hayan podido ver aún el magnífico arranque de la 6ª temporada.

A pesar de que cada temporada de Lost mantiene una temática muy definida, no fue hasta la emisión de la tercera, cuando los creadores decidieron fijarle un fin a la historia en el 2010, que empezaron realmente a tomar riesgos e innovar en la forma de contar la historia. Lo que comenzó como una historia de aventuras y terror, salpicada por los flashbacks de los personajes para darles profundidad, empezó a cambiar con la emisión del capítulo 3×08 (Flashes before your eyes), en el que Desmond, personaje clave donde los haya, vivía una curiosa experiencia. Lo suyo no era un flashback. Estaba volviendo a vivir momentos de su pasado pero con el recuerdo de los acontecimientos que acaecieron en la isla. ¿Sueño o… realidad alternativa?

Después del cliffhanger de «We have to go back, Kate», entramos en la cuarta temporada con el primer cambio sustancial en la narrativa. Algunos de los protagonistas terminan saliendo de la isla, de forma que lo que presenciamos puede ser el pasado… o el futuro. Nacen los famosos flashforwards. Y el espectador debe realizar el ejercicio de, primero deducir cuándo sucede lo que está viendo, y segundo ir encajando todas las piezas. En mi opinión, como recurso para contar cómo tuvo lugar la huida de la isla (y sus consecuencias) no sólo no le resta emoción, sino que la potencia de forma impecable.

Y así llegamos a la quinta temporada y los viajes en el tiempo, que tienen dos partes diferenciadas. En la primera Sawyer y compañía saltan de año en año, lo que nos permite cerrar algunas historias (lo de Rousseau fue todo un acierto). Y una vez que Locke gira la rueda y todos vuelven a la isla, nos quedamos divididos en dos épocas diferentes, dos momentos de la historia separados por 30 años (1977 vs 2007). El montaje paralelo de esta segunda parte de la temporada, aunque modélico en su ejecución, adolece de la fuerza que caracteriza al resto de la serie, básicamente porque los personajes carecen de una motivación. ¿Cuál es su objetivo? Hasta que no vuelven a entrar en escena Faraday y la bomba de hidrógeno, nuestros protagonistas se convierten en espectadores pasivos de lo que les rodea y la serie pierde algunos enteros.

Pero una vez recuperan un propósito, detonar la bomba para resetear sus vidas, todo vuelve a tener sentido. ¿Pero cuáles son las consecuencias de ese acto? ¿Han conseguido lo que querían? Según Juliet, «ha funcionado», pero ¿de qué modo? Bienvenidos al apasionante mundo de las realidades paralelas.

Jack se despierta en el vuelo 815 de Oceanic, pero éste no se estrella. Va al lavabo y su reflejo en el espejo tiene una expresión rara. ¿Conserva algún recuerdo de lo que ha vivido en la isla, en otro tiempo, en una entre infinitas posibilidades? El gran Emmet «Doc» Brown de Regreso al futuro lo explicaba de maravilla en la trilogía de Zemeckis: si un acontecimiento cambia el rumbo de la historia, lo puede hacer hasta extensiones inimaginables. El «incidente» de la bomba de hidrógeno no sólo ha logrado que el vuelo de Oceanic no se estrelle en la isla. Ha cambiado mucho más. Y en esta última temporada veremos el qué. Y no sólo eso, también tendremos que esperar a averiguar por qué esta realidad paralela es tan importante y si, finalmente, la solución a todos los problemas es la convergencia, el cruce de las dos realidades que ahora se nos presentan.

La belleza de Lost radica en eso. En la sorpresa y en la anticipación. Cuando todos querían respuestas (y este primer capítulo doble ha tenido muchas), se sacan de la manga un nuevo misterio (la existencia de esta realidad paralela) que va a dar forma y empuje a la recta final que acaba de arrancar. Cuando lo fácil habría sido escoger una de las dos opciones: resetear la vida de los protagonistas, o descubrir que el «incidente» no ha servido de nada, los creadores nos soprenden eligiendo las dos. Eso, amigos, es la verdadera magia a la hora de contar las historias. Porque todo el mundo está temeroso del 23 de mayo y el final de todo esto. No quieren quedar decepcionados. Pero a éstas alturas yo no creo que me pueda decepcionar ya. Parafraseando al gran Jacob (de mitología hablaremos otro día), en Lost solo puede haber un final, pero mientras, todo lo que sucede antes es progreso en la narrativa de la historia de la televisión.