El hombre lobo The wolfman Nota: 6,5/10 Compuesta y producida por: |
El chiste de Danny Welfman es un poco fácil. Lo sé. Pero quizás fue la verdadera razón por la que al director, Joe Johnston, se le ocurrió el nombre del responsable de Eduardo Manostijeras. Sea como fuere, El hombre lobo (The wolfman) ha sido casi desde el principio una película un tanto maldita, puesto que se retrasó su estreno a última hora descolgándose así de la carrera por los Oscars (más bien técnicos que otra cosa). Remake del original de 1941, esta nueva adaptación del clásico, con Benicio del Toro, Emily Blunt y Anthony Hopkins, profundiza mucho más en el género del misterio y del gore que sus predecesoras. El compositor de su música, Danny Elfman, también ha sudado tinta con las maquiaveladas de los estudios, pues en el montaje final de última hora, que recortaba las escenas drásticamente, gran parte de la música de Elfman quedaba fuera de contexto. Ante tal situación, los ejecutivos decidieron que era una ocasión perfecta para desechar el trabajo y darle un aire más electrónico, por lo que a principios de noviembre anunciaron el despido de Elfman y encargaron el trabajo a Paul Haslinger. Tal metedura de pata sólo podía acabar mal, y no tardaron en darse cuenta de que lo poco que escribía Haslinger no casaba con el material rodado. En consecuencia, decidieron volver a lo que había orquestado Danny Elfman y le pidieron que retocara su trabajo para adaptarlo al ritmo de la película, trabajo que, por lo que sabemos, ha preferido delegar en gran parte en su equipo.
La partitura de Danny Elfman definitivamente le hace reencontrarse con sus registros más oscuros del pasado. La composición se sostiene en un tempo abatido con una sobria y limpia instrumentación de cuerda. En particular destacan los solos de violín, muy presentes a lo largo de toda la música y cuyo papel amenazador es un de los rasgos identificativos de la banda sonora. El tono en general es ciertamente un evidente homenaje al Drácula de Wojciech Kilar, referente musical de la música vampírica de cine. De hecho, cuando lo escuchéis en seguida os daréis cuenta de que ‘Welfman’ le imita en muchos pasajes.
En cuanto a la estructura, para ser una partitura que es en realidad un tijeretazo de lo que en un principio había escrito, está muy bien consumada. ‘Welfman’ compone un frívolo tema principal, curiosamente muy parecido al consabido danger motif o parabará de James Horner, pero bastante sólido como para tener entidad propia y que aparece a lo largo de todo el compacto de forma perspicaz. La mayor parte del disco ofrece un conjunto de temas a caballo entre las texturas incidentales de nervio barroco y sobre todo, sigilosos solos de violín. Muchos de ellos así como también la mayoría de los ostinatos sirven para anunciar la llegada del hombre lobo a escena. El uso vocal en la partitura, muy característico del músico en películas de corte similar como Sleepy Hollow, es bastante reducido, constriñiendo la atmósfera musical a la angustiosa cuerda. La exposición más nítida de toda la temática la encontramos en los temas ‘Wolf suite, part 1’ y ‘Wolf suite, part 2’, que se anteponen al desarrollo cronológico del resto de la partitura.
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Suena ‘Wolfman, part 1’, de la partitura de El hombre lobo (The wolfman) de Danny Elfman
En definitiva, estamos ante un acertado y sólido trabajo de registros góticos y elementos barrocos dotándole de un aire muy de género a la composición. El trabajo temático está muy lejos de ser memorable pero el muy buen hacer en la escritura incidental me ha convencido. Sin querer ser un aguafiestas, y valorando muy positivamente este trabajo como uno de los más conseguidos del músico en años, he de reconocer que quizás el hombre lobo sea el mismo que les está escribiendo. Porque por mucha carnaza dantesca, y cada vez más estruendosa debo decir, que nos ofrezca Elfman, mi sumergida infancia siempre me recuerda que éste es el tipo de Eduardo Manostijeras, Sommersby, Batman y Pesadilla antes de Navidad. La música de cine vive unos tiempos desesperados de nombres y tecnologías, que, en mi opinión, y sin pecar de purista, han desvirtuado el recuerdo de lo que consideramos un buen trabajo. Porque no nos engañemos, el buen trabajo es el trabajo más creativo. Elfman puede ponerse muchas máscaras de Spidelfman, Welfman, Helfboy, las que quiera, pero sus recursos no son lo novedosos que fueron hace veinte años. Nadie lo quiere ver, pero Danny haría bien en reinventarse y regenerar sus ideas porque por primera vez tiene un fuerte sucesor en la industria: Bruno Coulais, que se está haciendo con todos esos mundos macabros y extraños a base de fantásticas partituras caleidoscópicas y orgánicas. Con todo, y como siempre, mantendremos la esperanza de cara a la nueva Alicia, cuyos primeras y breves escuchas nos han dado relativa esperanza. Y yo me pregunto, hoy por hoy, ¿no preferirías escuchar una Alicia de Bruno Coulais?
LO MEJOR: El tono sombrío y efectivo de la partitura, y su escritura incidental.
LO PEOR: Los mejores trabajos de Danny Elfman son esencialmente temáticos, y este contiene pocas ideas al respecto.
EL TEMA: ‘The traveling montage’
Pistas
01-Wolf suite, part 1 (4:12) 02-Wolf suite, part 2 (5:54) 03-Prologue (2:57) 04-Dear Mr. Talbot (1:45) 05-Bad moon rising (0:59) 06-Gypsy massacre (2:23) 07-Wake up, Lawrence (5:16) 08-The funeral (4:13) 09-The healing montage (2:49) 10-First transformation (3:30) |
11-You must go (3:46) 12-The antique shop (3:32) 13-Country carnage (2:31) 14-Be strong (2:31) 15-The madhouse (5:32) 16-Reflection – 2nd transformation (4:11) 17-The traveling montage (4:26) 18-The finale (4:11) 19-Wolf wild #2 (1:27) |