Cinco grandes actrices, tres estadounidenses y dos británicas, en una categoría muy interesante por la calidad de los trabajos personales de cada una de ellas y el producto que representan con su nominación (al menos cuatro de los mencionados). Aunque haya una clara e incuestionable favorita, es indudable que las cinco están ahí por derecho propio.
Kate Winslet por Mildred Pierce
Su Oscar de 2009 por El lector, sus cinco nominaciones anteriores y, sobre todo, sus magníficas interpretaciones que elevan cualquier personaje a alturas a las que sólo llegan los más grandes la han convertido en los últimos años en una de las actrices más prestigiosas del planeta. Y esta Mildred Pierce no es una excepción. Winslet sabe despegarse del apabullante precedente de Joan Crawford, que encarnó a esta mujer, una ama de casa que tiene que remontar un divorcio e integrarse en un mundo laboral para el que no está preparado, en Alma en suplicio (Michael Curtiz, 1945) por la que se llevó el Oscar de ese año, y construir una Mildred Pierce terrenal, carnal, sensible y preocupada, que está deseando amar y ser amada, un deseo equiparable a una ambición y determinación que traspasan su mirada y guían sus pasos. En manos de Todd Haynes, la terrible historia escrita por James M. Cain en 1941 se aleja del cine negro y se erige en un buen drama realista que se apoya en una fabulosa actriz que sin duda y merecidamente se llevará este Emmy.
Diane Lane por Cinema Verité
Qué bien ha hecho Diane Lane volver al cine y qué pena que haya estado alejada tantos años. El telefilme refleja la creación del primer programa de telerrealidad, An American Family, estrenado en la parrilla estadounidense en 1973 y centrado en los Loud, una familia de clase media acomodada «liderada» por una sofisticada madre al más puro estilo Jackie O. Al principio puede parecer que la interpretación de Diane Lane es poco fiel a su referente, pero tras ver fragmentos del reality show se puede decir que Lane está perfecta como la Pat Loud original: ha estudiado sus movimientos, su forma de hablar, su forma de tratar a sus hijos y su marido y a partir de ellos ha construido un personaje que se hace más creíble en sus momentos fuera de las cámaras, en su relación con el productor Craig Gilbert (James Gandolfini) y que gana en profundidad y belleza a medida que avanza la película y la Pat Loud que vieron los estadounidenses en sus televisores va abandonando la actitud fría de una mujer que intenta mantener la compostura para la audiencia escondiéndose tras sus gafas de sol y se convierte en una mujer de carne y hueso. Desde luego, si Kate Winslet no estuviera nominada, Diane Lane sería la favorita.
Jean Marsh por Arriba y abajo
Hace 40 años, dos actrices y amigas, Jean Marsh y Eileen Atkins, crearon una serie televisiva en la que se retrataban las relaciones entre criados y siervos a principios del siglo XX, una serie que duró cinco años en antena (de 1971 a 1975) y que sentó muchos precedentes en la forma de hacer dramas de época tanto en televisión como en el cine. Atkins no estuvo en la serie clásica, pero Marsh retoma el papel que la dio a conocer para el público de medio mundo 40 años después de que la casa situada en el número 165 de Eaton Place se cerrase. Y su labor, aparte de devolverle el esplendor a la casa, es conectar al público de hoy con el que se enganchó a la legendaria serie mediante el sano ejercicio de la nostalgia bien entendida. En el momento en el que ella vuelve a la casa cuatro décadas después, miles de espectadores entran de nuevo con ella y probablemente sienten la misma emoción que Rose. Pero es una nostalgia que no se queda anclada en el pasado: tanto Rose como Lady Holland se encargan de recordarnos que los tiempos han cambiado y que ellas se han quedado anticuadas, algo que se hace siempre patente en la sobria interpretación de Marsh. La nostalgia inicial da paso a una desubicación en el nuevo mundo y en los nuevos modos, una incomodidad en el trato demasiado familiar con la nueva dueña de la casa, y una necesidad imperiosa de ser la persona fuerte que tome las riendas de una sociedad que está a punto de desaparecer con una guerra en ciernes. Así que, recibamos con un aplauso muy merecido esta nominación-homenaje a una gran actriz.
Taraji P. Henson por Taken from me: The Tiffany Rubin Story
De muchos telefilmes basados en hechos reales y casi siempre vehículos de alguna causa o campaña gubernamental, lo único que sale a flote es la interpretación de un actor que se encarga de que el pesado carro avance y de que su personaje, por mal escrito que esté, sea verosímil. Este es el caso. Taraji P. Henson logra capturar sin esfuerzo la montaña rusa emocional que debe de apoderarse de una madre que presencia cómo todo su mundo se desmorona cuando un hijo suyo desaparece. Su perfecto dominio del gesto hace aparecer los sentimientos de culpa, angustia, confusión, miedo, ira, tristeza y posterior alegría, sin hacer mella en el carácter determinado y fuerte que le lleva a actuar cuando es consciente de que nadie lo va a hacer por ella y le hace superar la distancia de su hijo una vez que descubre dónde está, la desconfianza en todo lo que venga de la iglesia y la decepción por la burocracia del sistema y la realidad de las relaciones diplomáticas. Afortunadamente, Henson está llamada a mejores papeles que sin duda le traerán mayores reconocimientos que esta nominación al Emmy.
Elizabeth McGovern por Downton Abbey
Esta actriz estadounidense, a la que se auguraba un futuro de alfombras rojas y premios tras Érase una vez en América, Gente corriente y ser nominada al Oscar por Ragtime en 1981, decidió cruzar el charco para casarse y aunque no ha dejado de trabajar en televisión, teatro y cine, su carrera ha pasado un poco desapercibida, hasta ahora. Su papel de Cora en Downton Abbey, una rica heredera estadounidense con la que el Conde de Grantham (gran Hugh Bonneville) se casa por su dinero, para no perder la propiedad familiar y que ahora se ve en la necesidad de buscar un marido para su hija mayor, en una de las series inglesas de mayor calidad y éxito de los últimos años. MacGovern traslada a su papel su experiencia propia de estadounidense en ingleses para encarnar a una mujer que, aunque se ha acomodado a su vida de aristócrata, debe de hacer frente con determinación a un marido que le echa en cara cuando puede el que no le haya dado un hijo varón y que se halla un poco perdido en las labores más propias de una alcahueta, una suegra metomentodo que hace suyos los problemas familiares, unas hijas en edad de merecer con una relación entre ellas que es de todo menos fraternal y un servicio con vida y problemas propios que salpican demasiado a la clase superior. Y lo hace con naturalidad, elegancia y sobriedad casi británica que a veces dejan traslucir un carácter indómito y rebelde de desclasada que proporcionan mucho encanto y que sin duda no son nada despreciables.
Ganará: Kate Winslet por Mildred Pierce
Debería ganar: Kate Winslet por Mildred Pierce