Uno de los denominadores comunes del cine español en esta excelente cosecha del 2016 ha sido indudablemente el thriller. Las cuatro películas nominadas en la categoría de mejor montaje están también presentes en la categoría mayor (aunque históricamente rara vez la ganadora del mejor montaje termina ganado mejor película – 6 veces en los últimos 20 años) y tres de ellas pertenecen a este género que suele invitar a un montaje vistoso, ágil en escenas de persecución y más sosegado en momentos tensos. Aunque la cuarta en discordia, la espectacular Un monstruo viene a verme, parte como favorita.
José M.G. Moyano por El hombre de las mil caras
El montador oficial de las películas de Alberto Rodríguez ya tiene un Goya en su haber cuando La isla mínima arrasó con casi todo hace dos años. Moyano consigue con ésta su cuarta nominación en estos premios y si no fuera porque la competición tiene un nivel muy alto este año podría significar una más que merecida victoria. El ritmo que el montador imprime a El hombre de las mil caras es vibrante, apoyado en la eléctrica partitura de Julio de la Rosa, haciendo de las idas y venidas de Francisco Paesa por aeropuertos, oficinas de techos altos y llenos de humo y callejuelas del centro de París una aventura frenética y rayando en lo paranoide, en la que el espectador salta desde el punto de vista de Paesa al de Luis Roldán llegando a hacerle dudar hasta el último momento de las verdaderas intenciones del hombre encarnado por el gran Eduard Fernández. La película de Rodríguez no parte como favorita en muchas de las 11 categorías para la que está nominada debido a la reciente victoria de La isla mínima, pero si consigue rascar algún cabezón aparte del de mejor actor protagonista, debería ser éste.
Alberto del Campo y Fernando Franco por Que Dios nos perdone
La película de Sorogoyen ha sido editada a cuatro manos. Dos son las de Alberto del Campo, montador de su primera película, la ganadora del Feroz Stockholm; las otras dos son las del ganador del Goya a mejor director novel hace 3 años: Fernando Franco (La herida), que consigue con ésta su segunda nominación como montador después de estar a punto de ganarlo por Blancanieves y perder ante otro de los nominados de este año, Bernat Vilaplana. Este thriller descarnado nos zarandea por estaciones de metro, huecos de escalera de edificios antiguos del centro de Madrid y nos sumerge en un relato de suciedad y ambigüedad moral, asqueando y fascinando al espectador a partes iguales. Todo está narrado de forma fluida sin lugar a desenlaces o revelaciones confusas y tampoco abusa de la sobreexplicación. En suma, un trabajo notable y solvente. ¿Suficiente para llevarse el Goya? Probablemente no.
Ángel Hernández Zoido por Tarde para la ira
Ganador de un Goya hace ya 14 años por el montaje de La caja 507, Hernández Zoido alcanza su cuarta candidatura a un Goya tras colaborar con directores tan relevantes como Icíar Bolláin (sus otras dos nominaciones: Te doy mis ojos y También la lluvia) o Manuel Martín Cuenca (La flaqueza del bolchevique y Caníbal) y participar en taquillazos como el díptico de 8 apellidos de Emilio Martínez Lázaro. Sabe encontrarle el tono tanto a la comedia (la reciente Villaviciosa de al lado) como al drama más tenso: el título que nos ocupa, la ópera prima del actor Raúl Arévalo. El montador parece sentirse cómodo en historias de corte realista y contemporáneo, con un estilo poco vistoso, alejado de la espectacularidad que pueden brindar cintas de género fantástico, pero no por ello hay que pasar por alto la valía de construir un buen drama en torno a miradas y silencios; o el manejo de una tensión que puede cortarse con cuchillo, como en la famosa escena del gimnasio. Y aunque el debut de Arévalo seguramente se lleve un puñado de cabezones durante la ceremonia nos tememos que éste no será uno de ellos.
Bernat Vilaplana y Jaume Martí por Un monstruo viene a verme
Primera nominación para Martí y tercera para Vilaplana, quien por ahora ha conseguido materializar en Goya todas sus nominaciones: Lo imposible y El laberinto del fauno. Sus colaboraciones con Bayona y Guillermo del Toro le han abierto las puertas de EE UU, trabajando en superproducciones como Hellboy II o la serie de televisión Penny Dreadful. De la filmografía de Martí destacan films como Héroes de Pau Freixas o Frágiles de Jaume Balagueró. De entre las cuatro nominadas ésta es sin duda la que goza de un presupuesto más alto, con secuencias plagadas de efectos especiales, planos con grúas imposibles, pasajes de animación hipnotizadores. Un buen montaje puede potenciar todos los elementos de una película de la misma forma que estos mismos elementos pueden elevar la calidad y espectacularidad del montaje. En Un monstruo viene a verme la fotografía de Oscar Faura y la banda sonora de Fernando Velázquez hacen de cada encuadre una delicia para los sentidos que, encadenados por Martí y Vilaplana, conforman una de las experiencias más hermosas que los espectadores hemos podido presenciar durante el 2016.
Ganará: Bernat Vilaplana y Jaume Martí por Un monstruo viene a verme
Debería ganar: Bernat Vilaplana y Jaume Martí por Un monstruo viene a verme
Molaría que ganara: José M.G. Moyano por El hombre de las mil caras