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Goyatlón 2017: Mejor sonido

Tres de las películas favoritas compiten por el Goya a mejor sonido con una película de animación, que podría hacer historia si se sale ganadora en la ceremonia del 4 de febrero: Ozzy. Y dentro de las favoritas, la marca Bayona. El universo mágico de Un monstruo viene a verme destaca especialmente por su empaque. ¿Le plantarán cara la precisión sonora de El hombre de las mil caras o Los últimos de Filipinas?

Eduardo Esquide, Juan Ferro y Nicolas de Poulpiquet por 1898: Los últimos de Filipinas

El equipo de Los últimos de Filipinas está formado por dos ganadores del Goya a mejor sonido y un profesional que lleva sonorizando para cine desde 2002: Eduardo Esquide, que obtiene este año su primera nominación. Sus compañeros en la película de Salvador Calvo, Juan Ferro y Nicolás de Poulpiquet, son ya viejos conocidos para nosotros. El primero formaba parte del equipo ganador de Amenábar en Mar adentro y el segundo, un habitual de las películas de Álex de la Iglesia, tiene su victoria por Las brujas de Zugarramurdi más reciente. Por la recepción crítica que ha tenido la cinta, la suya parece la opción menos probable de la noche, aunque no hay que descartar que den la campanada si las 9 nominaciones que tiene Los últimos de Filipinas se materializan en una victoria técnica.

César Molina, Daniel de Zayas y José Antonio Manovel por El hombre de las mil caras

Dos años después de quedarse al borde del Goya por La isla mínima, César Molina y Daniel de Zayas -premiado en 2008 por el sonido de Tres días– repiten a las órdenes del sevillano Alberto Rodríguez en El hombre de las mil caras. Les acompaña José Antonio Manovel, que pese a anotar aquí su primera nominación tiene en su haber grandes trabajos como los de Luces rojas o Grand Piano. Su labor en la película sobre el espía Paesa y Roldán es impecable: cada una de las localizaciones suena exactamente como tiene que sonar: la intimidad relativa de un despacho, el interior del piso de París, la combinación de sonidos característicos de un aeropuerto, el frío eco metálico de la cárcel. Todo está en su sitio y destaca precisamente porque no llama la atención. Si los académicos deciden que El hombre de las mil caras salga vencedora la noche del 4 de febrero, esta podría ser una de sus bazas.

Nacho Royo-Villanova y Sergio Testón por Ozzy

De las cuatro nominaciones a mejor sonido, la de Ozzy es quizá la más sorprendente, y no tanto porque no sea merecida sino porque ha dejado fuera de combate a otras candidatas con más peso en la carrera como podrían ser Julieta, Tarde para la ira o El olivo. El mérito es de Nacho Royo-Villanova, ganador del Goya por No habrá paz para los malvados y habitual de las películas de Alberto Rodríguez, y también de Segio Testón (El olivo), que anota su primera nominación. Juntos crean en Ozzy, la historia de un simpático perro al que sus dueños dejan por error en en una prisión para mascotas, unas atmósferas sonoras muy notables en las que juegan con los diferentes planos sonoros, los efectos y las voces de doblaje. Han puesto todo el mimo en ello y eso se nota. Sería una victoria refrescante y un hito, además, que por primera vez una película animada se llevase el Goya a mejor sonido.


Marc Orts, Oriol Tarragó y Peter Glossop por Un monstruo viene a verme

Nos queda el equipo de Bayona, el que ha logrado la proeza de que un árbol cobre vida, hable, camine y se meta, por ejemplo, en el salón de una casa. Aquí podría terminar su defensa, si en algún caso esta fuese necesaria, pero repasemos brevemente el currículum de los nominados. Oriol Tarragó y Marc Orts han ganado juntos tres goyas por El orfanato, Lo imposible y El Niño, a los que hay que sumar un cabezón más para Orts, el de Buried (Enterrado). Peter Glossop es un veterano que ha trabajado a las órdenes de cineastas como Kubrick o Woody Allen y ya compartió con sus compañeros de Un monstruo viene a verme el premio por Lo imposible, que con toda probabilidad se repetirá este año. Así debería ser.

Ganará:​ Un monsruo viene a verme​
Debería ganar: ​Un monstruo viene a verme
Molaría que ganase: Ozzy