Dos de las cinco actrices nominadas a mejor protagonista son prácticamente desconocidas para el gran público. Y lo más insólito es que son ellas las que tienen mejores opciones para lograr el Oscar este año. Las candidaturas de Cate Blanchett, Jennifer Lawrence y Charlotte Rampling llegan desdibujadas tras una presencia muy discreta en la carrera por los premios de esta temporada, mientras que la figura de Brie Larson parece ya imbatible. La sorpresa puede estar en manos de Saoirse Ronan, aunque fácil no lo tiene.
Cate Blanchett por Carol
Todd Haynes elige a sus actrices protagonistas como nadie y su Carol, la película tratada más injustamente en estos Oscar y en la carrera de premios, tiene uno de sus pilares más robustos en la interpretación de la australiana Cate Blanchett (6 nominaciones, 2 oscar). Tanto es así que es difícil concebir una Carol Aired mejor que Blanchett, que llega en este personaje a unos niveles de sutileza solo alcanzables por los más grandes. Blanchett sabe permitir entrever el fuego, la tristeza, el enfado, el amor bajo la fachada de elegancia, compostura y sobriedad exigibles en la alta sociedad neoyorquina de los años cincuenta. Es una mujer destruida, rota de dolor, condicionada a vivir una situación familiar en contra de sus emociones que ve renacer su esperanza cuando conoce a Therese, una joven dependienta de unos grandes almacenes. Therese se convierte en objeto de deseo; Carol le pone el cebo adecuado y le ofrece la excusa perfecta para llegar hasta ella. No pierde ni un minuto. De repente vemos a la Carol destruida, con su único asidero emocional en su hija, rendirse de amor y pasión ante esta joven temerosa e inexperta, y dar rienda suelta a su felicidad en un viaje por carretera. Y Carol, tras el viaje, se transforma. Y vemos a la mujer decidida y con nuevas ganas intentando razonar con su marido, rodeada de abogados, soltar una de esas frases cortas que expresan mucho más de lo que dicen (“And we’re not ugly people”). Ese es el máximo de expresión explícita de la fiereza y el poder que vamos a ver en ella, una fiereza y un poder que ni por un asomo son incongruentes con lo que llevamos visto de ella, porque estaban ahí, soterrados. Y Carol, ya sin nada que perder ni formas que mantener, hace un último ruego a Therese, se rinde de amor, y nosotros la amamos más todavía si se puede. María Pérez
Brie Larson por La habitación
Hablar de Brie Larson (primera nominación) en esta temporada de premios es hablar de los más de 19 premios de la crítica entre los que se encuentran las menciones en Nueva York, Vancouver o la National Board of Review, a lo que hay que sumar sus recientes victorias en los Globos de Oro o los BAFTA. Pocos premios se le han escapado, y las pocas migas que ha dejado se han ido a manos de Saoirse Ronan, su principal competidora, que, sin embargo, no parece tener opciones claras de victoria en la noche de los Oscar. Larson se sumará a la lista, casi con toda seguridad, de actores que han conseguido la victoria con su primera nominación. La temporada pasada su papel en Las vidas de Grace generó un importante ruido entre la crítica y la industria, un papel honesto en una película demasiado pequeña como para llegar a la temporada de premios con el suficiente peso. Es evidente que el recuerdo de ese papel más un personaje bombón en La habitación han conseguido que este año sí haya conseguido entrar en el quinteto de nominadas. La cinta le ofrece un papel que era carne de premios, una madre secuestrada que en el espacio reducido de un cobertizo debe criar a su hijo. Jacob Tremblay le da la réplica sin inmutarse y Joan Allen, dando vida a la madre de la protagonista, matiza y pone contra las cuerdas a su personaje. Una interpretación lúcida y agradecida que supondrá el premio más evidente para una película pequeña que ha conseguido colarse a lo grande en la noche de los Oscar. El domingo veremos a Brie Larson a recoger su primer Oscar. Luis Fernández
Jennifer Lawrence por Joy
Con esta candidatura, Jennifer Lawrence se convierte en la actriz más joven de la historia -a sus 25 años- en conseguir su cuarta nominación al Oscar, que se dice pronto. Kate Winslet, una de las actrices con más talento y más respetadas de Hollywood, consiguió la estatuilla al sexto intento y con 39 años, mientras que otras reputadas actrices de la generación de Lawrence, como Amy Adams o Jessica Chastain, todavía están esperando. Sin duda, estamos hablando de la niña mimada de Hollywood. Pero Lawrence se ha ganado el puesto que ocupa. Tras su triunfo por El lado bueno de las cosas y sus nominaciones por Winter’s Bone y La gran estafa americana, la estrella más mediática de Kentucky ha conseguido compaginar a la perfección sagas adolescentes de taquillas sobrehumanas con proyectos tan interesantes como el que le ha dado esta nominación, Joy. Su tandem con David O. Russell se ha convertido en la gallina de los huevos de oro en cuanto a premios se refiere. «Siempre que subo aquí, es por ti», le decía Lawrence a O. Russell mientras recogía el Globo de Oro a la mejor actriz en comedia por este mismo papel, y no le faltaba razón. Sin embargo, esta pareja artística no es infalible y, a veces, la fidelidad no es la mejor compañera. O. Russell no se lo pensó dos veces a la hora de contar con Lawrence para interpretar a Joy Mangano, inventora de la mopa mágica y reina de la teletienda norteamericana, en este biopic con tintes de fábula. Lawrence, por su parte, no falla, puesto que estamos hablando de una de las mejores actrices de su generación. Lidera el reparto sin despeinarse e interpreta desde las entrañas, consiguiendo que el espectador se olvide de una de la chica graciosa que pasea por alfombras rojas y se concentre, exclusivamente, en Joy Mangano. Las escenas más brillantes de la película son aquellas que reposan sobre los hombros de Lawrence -y en las que O. Russell se olvida de florituras innecesarias-, sin embargo, hay algo en este papel que no funciona. Lawrence, a pesar de su talento, no consigue aparentar los 34 años con los que Mangano inventó la mopa mágica. Su cara no es el rostro de una madre divorciada con dos hijos. Y, contra eso, poco se puede hacer. Va a recoger su segundo Oscar más pronto que tarde, no cabe duda, pero este no será el año. Alan Dameron
Charlotte Rampling por 45 años
Desde que Charlotte Rampling (primera nominación) estrenó Swimming Pool (La piscina) de François Ozon, ninguna película le había dado tantas alegrías como 45 años, este portentoso drama romántico de Andrew Haigh, el director de la interesantísima Weekend, con el que la actriz ha conseguido su primera nominación al Oscar. Este mito erótico que dejó miles de bocas abiertas con aquel drama titulado Portero de noche ha trabajado tanto en Estados Unidos como en Europa, ha hecho tanto películas de culto como producciones taquilleras y por fin la Academia ha sabido reconocer su talento. Rampling interpreta a Kate Mercer, una mujer muy ocupada con los preparativos del 45º aniversario hasta que su marido recibe una carta en la que se le notifica que han encontrado en los glaciares de los Alpes suizos el cadáver de su primer amor. De manera sutil el fango va inundando lo que parecía un matrimonio perfecto y Charlotte Rampling hace un ejercicio maravilloso de contención para regalarnos una interpretación de gestos que golpea al espectador en lo más profundo. Rampling no se va a llevar el Oscar pero, si se lo llevara, no debería extrañar a nadie. Pedro Moral
Saoirse Ronan por Brooklyn
A sus 21 años tenemos ya la sensación de que Saoirse Ronan (2 nominaciones) es una actriz casi veterana. Tras haberla descubierto como la pequeña conspiradora de Expiación (que le valió su primera nominación al Oscar, entonces como actriz de reparto), ha sido la protagonista de varias películas de gran ambición como The Lovely Bones, Hannah, El Gran Hotel Budapest o Lost River. Pero ha sido el romántico personaje de Brooklyn el que la ha traído de nuevo a los Oscar. Nada mal para una vecina del Bronx. Ella ha sido durante toda la carrera de premios la gran rival de la favorita y aunque cayera derrotada en los Globos de Oro, los BAFTA, los SAG, Ronan ha logrado vencer en los BIFA y en los premios de los críticos de Nueva York y Boston. Por tanto hay margen para la sorpresa en la noche de los Oscar. Y lo más importante: hay mérito de sobra para que la estatuilla vaya a sus manos. Brooklyn, además de darle pie a reivindicar sus raíces irlandesas, permite a Saoirse Ronan alcanzar el punto justo de equilibrio entre la sofisticación y la naturalidad necesario para una narración buscadamente trasnochada y romántica. Ella es capaz de aportar a una película tan delicada y, por qué no decirlo, anecdótica la altura para que eche a volar y llegue tan alto como a los Oscar. Fernando de Luis-Orueta
Ganará: Brie Larson por La habitación
Debería ganar: Cate Blanchett por Carol
Molaría que ganase: Saoirse Ronan por Brooklyn