OSCATLÓN 2010: Actriz de reparto

La lucha por el premio a la mejor actriz de reparto está resultando este año una de las menos reñidas de todas. No sólo por el absoluto dominio de Mo’Nique (Precious) sino por la presencia ineludible entre sus rivales de Vera Farmiga, Anna Kendrick (ambas con Up in the Air) y Penélope Cruz (Nine). La única novedad del quinteto es Maggie Gyllenhaal (Corazón rebelde), una de las figuras más pujantes del joven Hollywood.

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Anna Kendrick por
Up in the Air

Pablo López
Anna Kendrick (Portland, Maine, 1985) sabe ya lo que significa estar nominada en unos premios de primer nivel. En 1998 fue la segunda actriz más joven nominada al Tony por su papel en Alta sociedad en Broadway. En su salto al cine lo ha hecho : ha participado -y lo seguirá haciendo- en la saga Crepúsculo, pero ha sido con esta Up in the Air con la que le ha recibido mayores alegrías en lo que se refiere a premios y nominaciones. Y es que su papel de joven primeriza aprendiz de George Clooney le viene como anillo al dedo a esta joven de 24 años que brilla con luz propia en una cinta en la que es complicado mantenerse a la altura, dado el altísimo nivel de sus compañeros de reparto. No en vano, su pseudorrival en la película, Vera Farmiga, también compite por la estatuilla en esta misma categoría.

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Maggie Gyllenhaal por
Corazón rebelde

Fernando de Luis-Orueta
Pese a que el prestigio de Maggie Gyllenhaal (Nueva York, 1977) no ha parado de crecer en los últimos tiempos, ésta es su primera nominación a los Oscar y, para encontrar otra presencia importante en los grandes premios de EE UU hay que remontarse a la candidatura que obtuvo a los Globos de Oro en 2002 por Secretary. Su nominación por Corazón rebelde vino a ser un solplo de aire fresco en una categoría que este año estaba resultando mimética en todos los grandes galardones. En la cinta interpreta a una joven madre soltera, profundamente herida y asustada, que no puede evitar enamorarse del acabado cantante de country Bad Blake. Gyllenhaal incorpora su personaje con la precisión que le caracteriza, en un perfecto equilibrio entre la fragilidad y el coraje y con un delicioso retrato de alguien que se ve arrastrado por los acontecimientos, sin ofrecer resistencia a los designios del destino. Aun así, por esta vez, el Oscar lo tiene difícil, pero estamos seguros de que la estuilla llegará pronto.

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Mo’Nique por
Precious

Samuel Pérez
Desde la proyección de Precious en el festival de Toronto en septiembre no se ha hecho más que hablar de Mo’Nique (Woodlawn, Maryland, 1967) en la industria. Probablemente el impacto haya sido incluso mayor que el de Whoopi Goldberg hace 25 años con El color púrpura, una actriz afroamericana acostumbrada a moverse en el terreno de la comedia y la televisión sorprendiendo a propios y extraños con una interpretación eminentemente dramática, desgarrada y desagradable. Dota a su Mary, la madre de Precious, de una fisicidad que hacía mucho tiempo que no veíamos en una pantalla. Sudorosa, verbal, insoportable. Algunas voces hablan de que su interpretación es muchos gritos y pocas nueces, pero su monólogo final es realmente para poner los pelos de punta. A pesar de su difícil relación con la prensa y con el proceso de la carrera de premios, se lo ha llevado todo: el Globo de Oro, el SAG, el Bafta y prácticamente todos los premios de la crítica. Si hay algún premio seguro la noche del 7 de marzo es éste.

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Penélope Cruz por
Nine

David Vega de Navacerrada
Tras cuatro años de esplendor hollywoodiense, Penélope Cruz (Alcobendas, 1974) ha alcanzado la mayor consagración de un intérprete español en el extranjero. Su despampanante porte y angelical sonrisa no sólo ha seducido a la crítica y público sino que la están convirtiendo en una de las secundarias más solicitadas. Pedro Almodóvar le agradeció mucho ese «Peeeedro» que la niña de sus ojos pronunció hace diez años en los Oscar. Su Raimunda, madre coraje de barrio se hizo con una nominación al premio en 2006 por Volver. La sensualidad de su neurótica María Elena en Vicky Cristina Barcelona, otra interpretación prácticamente en castellano, fascinó al público estadounidense y recibió el aplauso de la Academia, convirtiéndose en la primera actriz española en recibir la estatuilla. Y ahora, al año siguiente, es nuevamente finalista por Nine, algo que sólo han logrado unas pocas actrices en la historia de los Oscar. Su Carla, con sus muslámenes y su rimel corrido, aporta una chispa patética, magnética y picante, robando escenas por doquier a uno de los mejores repartos de los últimos años. Penélope gana frescura en cada papel y demuestra una vez más que sigue siendo pura dinamita cuando se trata de no desperdiciar una oportunidad.

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Vera Farmiga por
Up in the Air

María Pérez
Hacía tiempo que no veía en pantalla una conexión entre actores como la que se produce entre Vera Farmiga y George Clooney en Up in the air. De hecho, el bestial diálogo a cuenta de las tarjetas de fidelización recuerda en muchas cosas al antológico encuentro de Humphrey Bogart y Lauren Bacall en El sueño eterno y su diálogo sobre las carreras de caballos. La pareja formada por Farmiga y Clooney tiene el sabor de esas parejas clásicas al estilo de Rosalind Russell y Cary Grant. Vera Farmiga (Passaic County, New Jersey, 1973) se carga el protagonismo absoluto de Clooney en las pocas escenas que comparten, se pone a su altura, le mira de igual a igual. Era necesaria para ello una actriz elegante, sobria, que diera esa imagen de mujer que ha dejado muy atrás la lucha de sexos, con dignidad y respeto a sí misma, que deja claro lo que desea y lo que necesita y espera que el resto del mundo la satisfaga. Y lo que es más importante: lo hace suavemente, con miradas, gestos y posturas comedidos pero poderosos, perfectos, sensuales y seductores; con pocas palabras y en pocos minutos se hace imprescindible. Y eso es muy difícil.
Ganará: Mo’Nique por PreciousDebería ganar: Vera Farmiga por Up in the Air

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