La competición por el Oscar a la mejor película en lengua extranjera (con permiso de Leos Carax) es quizá la más previsible de este año, aunque esta categoría siempre se ha prestado a decisiones no sólo sorprendentes sino inexplicables. Pero si nos limitamos a los caminos de la lógica, con la francesa Intocable eliminada, el Amor de Michael Haneke no debería tener ninguna dificultad para imponerse a las aventuras noruegas de Kon-tiki, el folletín danés A Royal Affair, la durísima cinta canadiense War Witch ni a la joyita chilena No.
{youtubejw width=»600″ height=»369″ img=»oscatlon/2012/extranjera1.jpg»}lIGW-TVeLNk{/youtubejw}
Amor (Austria) |
Fernando de Luis-Orueta Tras años retratando el lado más cruel, angustioso y animal de la naturaleza humana, Michael Haneke enfrenta en Amor un relato todavía más íntimo y personal. Si en sus anteriores cintas presentaba personajes al límite, embravecidos y entregados a sus instintos, aquí son tan sólo dos personas cualquiera. No tienen nada de peculiar más allá de una vida burguesa y sensibilidad para el arte. Y lo más impresionante de todo: no les ocurre nada inusual ni extravagante, ningún episodio traumático ni una mala pasada de la diosa Fortuna. Sus personajes, simplemente, se hacen viejos. Y es en el retrato sobrio y naturalista del final de la vida donde Haneke se reencuentra con el horror, pero en su forma más pura, más real, el horror al que todos estamos llamados y algunos llegaremos: la decrepitud. El relato es cautivador y angustioso, pero también deja un resquicio para la esperanza: el consuelo del amor. No el amor incandescente de los jóvenes, sino el cariño de quienes han compartido toda una vida. El Oscar por fin es suyo, como vaticinan las cinco nominaciones de la cinta. |
{youtube width=»600″ height=»369″ img=»oscatlon/2012/extranjera2.jpg»}L43ZTdVozLQ{/youtube}
No (Chile) |
Pablo López Con No, Chile consigue su primera nominación al Oscar de película en lengua no inglesa de su historia. La película de Pablo Larráin, que cierra su trilogía sobre el régimen de Pinochet cuenta la histaria de René, un avezado publicista que es contratado por los partidos contrarios al régimen para diseñar la campaña del ‘No’ en el referendum que se realizaría en Chile en 1988. Con una propuesta formal original y valiente, en la que la película adquiere aspecto de vídeo de la época, y una historia ambientada en un hecho tan real como apasionante, No parte con firmes posibilidades de alzarse con la estatuilla, más allá del huracán Haneke, a pesar de no haber tenido presencia en la carrera, más allá de la National Board of Review. Drama social, toques cómicos, trama política y una aventura propagandística apasionante son los grandes ingredientes de la chilena, que supone un soplo de aire fresco en la categoría que por lo general está sembrada de rotundos y afectados dramas de hondo calado. No es una película mucho más ligera, pero ni un ápice menos importante. Sería una sorpresa verla alzarse con el Oscar, pero nadie negará que sería una sorpresa maravillosa. |
{youtube width=»600″ height=»369″ img=»oscatlon/2012/extranjera3.jpg»}BKXEh_kfPCY{/youtube}
War Witch (Rebelle)(Canadá) |
Samuel Pérez Séptima nominación para Canadá y tercera consecutiva, tras las de Incendies y Profesor Lazhar, dos de las mejores películas de lo que llevamos de década. Y su apuesta de este año no se queda atrás. El cuarto largo del director Kim Nguyen es la desgarradora historia de Komona, una niña africana de 12 años a la que un grupo de mercenarios pone un fusil en sus manos y obliga a matar a sus propios padres. Y eso sólo sucede en los primeros cinco minutos. El duro viaje de la protagonista, encarnada por Rachel Mwanza, magnífica actriz adolescente que fue premiada en el último Festival de Berlín y que no tiene nada que envidiarle a la que parece ser la gran sorpresa del año, Quvenzhané Wallis, está lleno de momentos trágicos, pero también deja espacio para una hermosa historia de amor. A su lado Bestias del sur salvaje parece una película de Isabel Coixet. Cuesta creer que en el siglo XXI aún vivan niños en estas condiciones, por lo que es vital que existan películas así. No ganará frente a Haneke ni en sueños, pero sin duda se merece con creces la nominación. |
{youtubejw width=»600″ height=»369″ img=»oscatlon/2012/extranjera4.jpg»}0LjHBTmnhMM{/youtubejw}
Kon-tiki (Noruega) |
María Pérez Una de las candidatas más curiosas de entre las cinco es esta dramatización de la expedición que el aventurero noruego Thor Heyerdahl hizo en 1947 en balsa para demostrar que pudo haber flujos migratorios entre Sudamérica y la Polinesia mucho antes de las grandes construcciones navales. La historia no es nueva para el cine: se da la circunstancia de que tres años después de la famosa aventura un documental en blanco y negro en el cual se pormenorizaba ganó el Oscar al mejor documental en esa edición. Sin embargo, la película actual es la producción noruega más cara hasta la fecha, y recrea con una bonita fotografía de aire retro, que recuerda a películas de aventuras de culto como Viaje al centro de la tierra, todas las vicisitudes y problemas que hubieron de encontrarse Heyerdahl y los seis tripulantes de la balsa en sus 5.000 millas de travesía, animales marinos, tormentas, el ambiente enrarecido a bordo de una nave minúscula y totalmente desprotegida para la envergadura del viaje y a cuyo mando está un héroe lleno de demonios internos y traumas infantiles. Una película de aventuras a la antigua, una rareza dentro del cine actual, que se quedará sin premio pero que merece consideración. |
{youtubejw width=»600″ height=»369″ img=»oscatlon/2012/extranjera5.jpg»}0CqIWFMdx5s{/youtubejw}
A Royal Affair (Dinamarca) |
Roberto Bra La película danesa A Royal Affair le ha valido a su director, Nikolaj Arcel, su primera nominación a un Oscar. Para la película, Arcel se basó en hechos históricos reales y en una novela de un escritor danés que luego, de forma muy hábil, introdujo en los moldes del thriller político y el melodrama. Arcel dirige con pasión un drama de época con una producción ejemplar y con unas magníficas interpretaciones de su trío protagonista. Pero no todo es amor, traición o dramas de palacio, el director se atreve a introducir una firme crítica política ambientada en la época de la Ilustración que dota a la cinta de una personalidad única. Mal año le ha tocado a Nikolaj Arcel para luchar por el Oscar, al toparse en la categoría con el favorito Michael Haneke, pero lo que nadie puede negarle es que esta cinta, escrita de manera brillante por él mismo en colabroación con Rasmus Heisterberg y el mismísimo Lars Von Trier, se tiene bien merecido pelear por la estatuilla. |
Debería ganar: Amor