Carles Cases durante su actuación anoche en el Teatro Leal de La Laguna.
Eva Gancedo, Lucio Godoy y Carles Cases se encontraron anoche en el Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife, Fimucité, para ofrecer un concierto en el que los tres compositores repasaron algunas de sus obras. El recital fue de menos a más pasando por dos hitos imborrables: Godoy cantando su It Might Be You y Carles Cases dirigiendo y saltando sobre el piano al mismo tiempo.
El concierto arrancó con una selección de piezas de Eva Gancedo, aunque la dirección de la Tenerife Film Ensemble en esta sección corrió a cargo de José Luis Cebolla. Ese hecho jugó en contra del resultado: la orquesta transmitía inseguridad y la música nunca llegó a adquirir el cuerpo necesario. Buena parte de la selección se nutrió de temas del documental La mirada de Ouka Lele (compuesta por Gancedo y Jorge Magaz) y la película La selva, ambas piezas delicadas pero poco conocidas. Este segmento se cerró con La reina Isabel en persona y Arderás conmigo. Una pena que no incluyeran La buena estrella o, por qué no, 7 vidas que hubieran ayudado al público a conectar con la obra de Gancedo.
El segundo en participar fue Lucio Godoy que tomó personalmente la batuta. A partir de este punto se demostró que la Tenerife Film Ensemble, pese a su juventud y a ser una agrupación especializada en un género poco apreciado por la crítica, es un conjunto muy serio y bien empastado. Godoy empezó por donde debía: Los girasoles ciegos y Los lunes al sol. Dos composiciones no sólo familiares para el público sino perfectos ejemplos de su estilo: mucho viento, ecos de Morricone y de tango -bandoneón mediante- y forma delicada. Les siguió el tema de Manolito Gafotas y el de su hermano, El Imbécil, lejanamente inspirados en un pasadoble y un chotis, respectivamente. El primero es menos interesante pero el segundo es una composición brillante que contagió su alegría al público. «Es lo que pasa cuando un chotis lo arregla un argentino: que se convierte en un tango floclórico», bromeó entre los aplausos.
La intervención de Godoy siguió por La educación de las hadas e invitó a redescubrir El lugar donde estuvo el paraíso, una película casi desconocida para la que, efectivamente, hizo un trabajo muy hermoso y muy diferente respecto al sonido acostumbrado, prescindiendo prácticamente de los vientos y entregándose a la sección de cuerdas. Para concluir dirigió un divertimento: Cara de queso, una comedia agentina aún inédita en España para la que arregló una canción popular judía. Pero Godoy todavía quiso sorprender al público con un último regalo: dejó la batuta en manos de su pianista y tomó el micrófono para cantar con más gracia que afinación su canción It Might Be You, al más puro estilo Chet Baker. El público agradeció su osadía con entusiasmo.
La tercera y última parte del concierto corrió a cargo de Carles Cases. Lo suyo fue un triunfo inmediato. Salió al escenario, tomó la batuta, puso a sonar la orquesta como si fuera la suya propia y, acto seguido, se lanzó literalmente sobre el teclado del piano para ejercer de solista pero también para improvisar sobre sus propias composiciones. Un espléndido encuentro entre la música de cine más académica y las esencias del jazz a través de temas de Morir o no, Km. 31, Los sin nombre, Darkness, Anita no pierde el tren o Amic/Amat, entre otros. Su energía fue como una plaga que se extendió como una plaga por el patio de butacas del teatro Leal que acabó con una ovación en pie.
Esta noche, en el Auditorio de Tenerife, el compositor Bear McCreary dirigirá a su banda y la Tenerife Film Orchestra en una sinfonía a base de los temas de Battlestar Galactica, mientras que Bruno Coulais dirigirá selecciones de sus temas para Microcosmos, Himalaya y Oceans.